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Ruta circular de la Garganta de los Infiernos, donde resuena el agua en cada rincón

Piscinas naturales de Los Pilones

La Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos alberga en sus lares una ruta circular bautizada con el mismo nombre, un camino que saca a relucir en toda su plenitud la belleza natural de la que gozan Extremadura y Cáceres. Desfiladeros de vértigo que quedarán grabados en la memoria del viajero, el eco del agua y el aroma a bosque, convierten al paraje en una experiencia para el recuerdo.

La ruta de la Garganta de los Infiernos nace en el centro de interpretación de la zona. El paseo se inicia a través de una pista sencilla y en la que se respira paz. Aunque se trata de un camino ascendente, su recorrido es fácil y apto para niños. Árboles vigilantes del camino señalan la primera bifurcación en la ruta, dirección Puente Nuevo. Tras la subida provocada por el desnivel del terreno, espera, paciente, la tregua. La fuente de la Jarandilla regala frescura a quien se tope con ella. Un bálsamo perfecto para coger fuerzas y continuar con la ruta.

Entorno del valle del Jerte
Los espacios naturales que se encuentran en la ruta circular de la Garganta de los Infiernos | Shutterstock

Un tesoro natural que acaricia el alma del visitante

El paisaje que aguarda a ser descubierto a partir de este tramo es de cuento. Castaños y robles acarician el alma del excursionista que recorre este bosque, creando una atmósfera onírica. De repente, un claro sobre el que reposan los rayos del sol extremeño. Un momento de descanso. Calma. Un silencio que se puede tocar inunda el ambiente, interrumpido solo por el canturreo de los pájaros que tienen como casa las copas de estos árboles. Casi se puede escuchar como, éstos, también cantan al unísono.

Un rumor saca al visitante de este trance. Poco a poco, el rumor se convierte en estruendo y aparece la estampa de una cascada a lo lejos serpenteando el barranco. Una parada casi obligatoria en la ruta de la Garganta de los Infiernos: el mirador del Chorrero de la Virgen. Desde aquí, el excursionista podrá asomarse al abismo y contemplar como este salto de agua surca el horizonte. Las vistas al valle del Jerte son inigualables.

Mirador del Chorrero de la Virgen
Increíbles vistas a la cascada desde el mirador del Chorrero de la Virgen | Shutterstock

Tras la llanura viene, de nuevo, el refugio de los jóvenes robles. Siguiendo la dirección al centro de interpretación, la vista se topa entonces con un pequeño oasis, custodiado por un puente. Unas pozas refulgen bajo el sol del verano. Pero, aún más allá, reposan las piscinas naturales conocidas como Los Pilones y su promesa le hace al caminante continuar. Las ganas por zambullirse en estas piscinas van, así, en aumento a medida que se recorre el sendero. Pero, antes, toca serpentear barrancos y saltar charcas. 

Los Pilones, la joya de la corona de la ruta circular de la Garganta de los Infiernos

Como por arte de magia, el oasis se revela en el fondo del barranco tras el cartel de Los Pilones, una formación rocosa que casi parece suave al tacto. La bajada hacia este tesoro de la naturaleza aparenta no acabar, hasta que lo hace, y el sueño de las pozas se convierte en realidad. Así, mientras el bañista reposa sobre el gris claro de las rocas dibujadas por el agua, disfruta del espejismo que lo rodea: el valle del Jerte.  

Piscinas naturales Los Pilones
Los Pilones, piscinas naturales en la ruta circular de la Garganta de los Infiernos | Shutterstock

Otros tesoros escondidos en el valle del Jerte

Cabezuela del Valle, un pueblo  perteneciente al valle del Jerte, es el lugar ideal para disfrutar del encanto rural de Extremadura antes o después de comenzar la aventura. La arquitectura, el casco histórico colmado de balcones y soportales de madera y el paseo junto al río Jerte dejan al visitante con ganas de más.

Cabezuela del Valle
El pueblo de Cabezuela del Valle | Shutterstock

Asimismo, otra de las maravillas del Jerte es, sin duda, la cascada del Caozo. Se trata de una de las más famosas de este enclave natural y de toda Extremadura. Casi 30 metros de agua que salpicarán todos los sentidos del visitante desde una pasarela privilegiada.

Dentro de la ruta circular de la Garganta de los Infiernos existe, además, otro sendero más sencillo y apto para recorrer con niños: la ruta de Los Pilones. Este recorrido lineal consta de tan solo tres kilómetros y permite a los excursionistas contemplar las pozas de Los Pilones y, para los más atrevidos, algún que otro baño. Este paraje es, por tanto, sinónimo de un entorno único que lo tiene todo: naturaleza, aventura y… ¡mucha agua!