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La batalla de Rande, el terrible origen de un tesoro mítico que inspiró a Julio Verne

Batalla de Rande

La Guerra de la Sucesión tardó poco en destaparse como un episodio de rapiña. La muerte de Carlos II derivó en un vacío de poder que estalló a partir de 1701 en un conflicto nefasto. Más que un combate entre Felipe V y el archiduque Carlos de Austria, fue una oportunidad de quitarse un enemigo de en medio para diversas potencias europeas. Además supuso un gran cúmulo de masacres. Entre las primeras destaca la Batalla de Rande, en la ría de Vigo. Una derrota total de españoles y franceses frente a los aliados anglo-holandeses que supuso además la creación de uno de los grandes mitos modernos de Galicia: el del tesoro de Rande.

Batalla de Rande, anónimo
Batalla de Rande | Anónimo

Una flota del tesoro a la huída

Rooke es un nombre glorioso para Gran Bretaña e infame en España. Su mayor logro fue la toma de Gibraltar. Bajo el pretexto de hacerlo para Carlos de Austria, conquistó el Peñón. El problema fue que se olvidaron de devolverlo, forzando las fundaciones de San Roque, La Línea o Algeciras. Era 1704, pero dos años antes ya estuvo dando guerra en el sur peninsular. Junto al irlandés duque de Ormond y aliados protestantes de Países Bajos y Austria, atacaron la Bahía de Cádiz. 50 naves de guerra tenían para cumplir su misión.

Para ello desembarcaron una fuerza de un par de miles de hombres liderados por Ormond. Robaron licores a mercaderes compatriotas locales, se emborracharon y destrozaron el lugar. Arrasaron conventos e iglesias, violaron a civiles o a religiosas por igual y mataron a placer. Un espectáculo dantesco que forzó la retirada y un enfado mayúsculo de los mandos no implicados. Al fin y al cabo, lo único que consiguió la avanzadilla fue que todo lugareño apoyara a Felipe V. El resto de la acción no fue mejor. Las fuerzas españolas se recompusieron y forzaron una dolorosa retirada anglo-holandesa.

Retrato de Rooke
Retrato de Rooke. | Michael Dahl

Entonces Rooke tuvo conocimiento de que la mayor flota del tesoro de la historia de las Indias estaba a tiro. Una ocasión perfecta. Era septiembre de 1702 y los movimientos de la gran flota protestante permitió un aviso crucial. Al otro lado del conflicto había 19 galeones y en torno a 20 navíos franceses. El almirante Manuel de Velasco y Tejada junto al vicealmirante  François Louis de Rousselet estaban al frente. El primero decidió cargar al máximo de mercancías y perder potencia de fuego, confiado en la nueva alianza. Pero cuando llegaron las nuevas de que se acercaba el inglés no quedó otra que salir por patas. Debían ir a Sevilla, donde estaba el monopolio comercial con las Américas. Sin embargo, la necesidad hizo que la ría de Vigo fuera el resguardo que escogieran.

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La noche en que el fuego hizo el día en la ría de Vigo

El 22 de septiembre entraron los 19 galeones y su escolta en el entorno de Vigo. Optaron por ir al interior de la ría, que tenía un punto fuerte en el estrecho de Rande. En un suceso extraordinario, se descargó el tesoro fuera de la capital andaluza. Miles de carros de bueyes llevaron el enorme cargamento de plata, oro y demás materias preciosas a Madrid. Un mes se tiraron esperando ver aparecer a los ingleses y bajando dinero en especia de los galeones. Los cálculos de cuánto había allí son difíciles de calcular. Por un lado desde América se falseaban los cargamentos y por otro el episodio se vio documentalmente oscurecido. Sea como fuere, hay cifras que apuntan a que el cargamento habría estado valorado en varias decenas de miles de millones de euros.

Isla de San Simón desde Redondela
Isla de San Simón desde Redondela. | Shuttersttock

Además de descargar como alma que lleva el diablo, los lugareños también fueron llamados a formar una milicia. Junto a marinería y soldados de la capitanía local, armaron un contingente de más de 10.000 hombres. El problema es que la mayoría eran campesinos y pescadores. Si bien odiaban a los ingleses por los innumerables castigos a los que sometían a las costas gallegas, su equipamiento era bastante deficiente. Para detener a una fuerza que les doblaba en número, era más experta y estaba mejor pertrechada confiaron en las baterías de Corbeiro y Rande. El plan se complementaba con una cadena en el estrecho y una formación circular de los navíos galos en torno a los galeones.

Las deficiencias del plan de Velasco y Tejada eran graves. Pese a ello, cuando el 22 de octubre llegaron los protestantes a la bahía gallega se había descargado la mayor parte del tesoro. Quedaban las mercancías menores y algún galeón con acicates mayores, entre ellos el Santo Cristo de Maracaibo. Los infructuosos intentos del primer día llevaron a que Rooke ideara un inteligente asalto anfibio. Confiaba en que la plata siguiera en los buques españoles y necesitaba una victoria con la que regresar a la Cámara de los Lores.

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Relación de la época sobre la Batalla de Rande
Relación de la época sobre la Batalla de Rande. | Wikimedia

Una masacre total en Rande

De esta forma comenzó una escabechina histórica. La posición de las naves hispano-francesas al fondo de la ría de Vigo hacía que no se pudiera plantear una táctica al uso, con líneas enfrentadas de buques. Desde el HMS Royal Sovereign se decidió mandar una avanzada de buques pesados para romper la cadena. François Louis de Rousselet había previsto un combate hasta el último hombre, de abordaje, apoyado por las fortalezas de Corbeiro y Rande.

Batalla de Rande en 20.000 Leguas de Viaje Submarino
Batalla de Rande en 20.000 Leguas de Viaje Submarino. | Alphonse de Neuville

Por desgracia, Rooke lo tuvo en cuenta. Ormond hizo valer la condición de carnicero adquirida en Cádiz con solvencia. Así, entre brumas se dio un desembarco con entre 2.000 y 4.000 hombres a su mando. Estos pudieron tomar las baterías defendidas por milicianos con facilidad. Con las defensas de tierra caídas, los protestantes podían cañonear a placer los buques avanzados franceses y pudieron romper la cadena. Los fuertes recibieron suministros para que sus nuevos dueños desataran una lluvia de fuego sobre galos y españoles.

Batalla de Rande
Batalla de Rande (1702). | Ludolf Bakhuizen

Esta trinchera marítima supuso que además de abordajes se usaran brulotes, barcos incendiarios. La belleza de rincones como el islote de San Simón se vio intercambiada por imágenes propias del infierno. Los franceses mostraron una gran valentía y se defendieron como pudieron, sin ceder terreno. Llegó un punto, no obstante, en que la derrota fue segura. Entonces se ordenó desde los mandos españoles y galos prender fuego a los barcos para evitar su captura. Así, Rande se convirtió en una enorme hoguera.

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Entre 2.000 y 2.500 miembros de la coalición hispano-francesa murieron. Otros 800 ingleses, austriacos y holandeses les acompañaron al averno. Todos lo hicieron a base de fuego, cañonazos, ahogamientos, balas y golpes de sable. La gran flota francesa quedó reducida a la nada. No le fue mejor a la española, que también fue reducida totalmente, reduciendo la capacidad propia para comerciar con las Indias. Mientras tanto, Rooke logró su victoria, pero se quedó con un premio mínimo. Apenas dos toneladas de plata salvaron, según calculó en la época Isaac Newton, por entonces maestre de la Royal Mint, una ceca real británica. Un precio que no compensaba la pérdida de vidas y buques. Eso no evitó que en Londres exista Vigo Street, una calle para conmemorar la batalla, o se hicieran monedas para celebrar la ocasión.

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Moneda conmemorativa de la Batalla de Rande
Moneda inglesa conmemorativa de la Batalla de Rande. | Wikimedia

El tesoro de Rande, un mito que sigue con vida

Aunque múltiples expertos y fuentes de la época apuntan a que el cargamento de las Indias se salvó y fue llevado a Madrid, desde el momento en que acabó la batalla surgió una leyenda sobre el mismo. Conocido como el tesoro de Rande, ha sido una obsesión para aventureros desde el siglo XVIII hasta la actualidad. La creencia es que los galeones y buques mercantes hundidos seguían hasta arriba de oro y plata. Por tanto, en el fango de la ría de Vigo habría un tesoro inconcebible.

Este mito ocupa un lugar importante en una de las obras más conocidas de Julio Verne, 20.000 Leguas de Viaje Submarino. El capitán Nemo, esa suerte de villano de James Bond a cargo del Nautilus, hace un alto en Vigo para abastecerse del oro de Rande. Un movimiento audaz que da una idea de la fuerza que posee esta leyenda subacuática. Ya entonces se decía que con el tesoro podría pagarse deudas nacionales por sí mismo. En la isla de San Simón y la propia ciudad viguesa se recuerda el episodio con homenajes en forma de estatua.

El pecio en 20.000 Leguas de Viaje Submarino
El pecio en 20.000 Leguas de Viaje Submarino. | Alphonse de Neuville

Incluso en la actualidad se sigue intentando dar con el tesoro de Rande. Empresas de todo el mundo han ejecutado inmersiones. El Santo Cristo de Maracaibo es una de las piezas más codiciadas. El problema en cuanto a la recuperación de los restos de la flota no radica tanto en el dónde sino en el cómo. La base de la ría es sumamente limosa y el trasiego ha llevado a que para sacar a la luz los cadáveres de los navíos sean necesarias empresas casi imposibles y muy costosas. Con todo, la posibilidad ha bastado para que empresas ofrezcan cientos de millones a la Xunta de Galicia para prospectar el lugar, como en el caso de la alemana San Simon GmbHi Gr. Un legado sorprendente para una ocasión tan mortífera.