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Matavenero, la aldea hippie de León que reúne a personas de todo el mundo

Pueblo de Matavenero

En los años 80 Matavenero era un pueblo fantasma. El tiempo y las inclemencias meteorológicas de León habían dejado ruinas donde antes había robustas casas. Al menos tres incendios habían aflorado entre sus límites. Era el resultado tras 30 años de abandono. Por suerte, la Familia Arcoíris, un movimiento hippie internacional nacido en Estados Unidos en los años 70, se fijó en el pueblo. Querían iniciar un proyecto de vida ecológica y aquella “tierra perdida” parecía perfecta para ello. Así fue como Matavenero volvió a la vida.

La aldea de Matavenero
La aldea de Matavenero con la bandera arcoíris hondeando | Wikimedia

El renacer de Matavenero

Cuando Matavenero resurgió literalmente de entre sus cenizas, solo hubo cuatro que se atrevieron a instalarse allí: una mujer suiza, dos hombres alemanes y un chico barcelonés. En aquellos primeros años los inquilinos se dedicaron a transformar el pueblo en un sitio habitable y se asentaron en tiendas conocidas como tipis. Para ello contaron con la ayuda de muchas otras personas.

Con los años, la aldea llegó a reunir hasta 140 adultos y 40 niños de distintas nacionalidades. Las casas, antes destruidas, se volvieron a acondicionar para la habitabilidad y se construyeron también algunos edificios de uso común. Así, Matavenero dispone de biblioteca, escuela, casa del médico y cantina. También cuenta con un albergue y una zona de acampada para aquellos foráneos que quieran visitar este curioso asentamiento. Aunque el edificio más sobresaliente, al menos en lo que respecta a su aspecto, es el conocido como Domo Geodésico, un inmueble que se utiliza fundamentalmente para impartir talleres de la más diversa índole.

Domo Geodésico
Domo Geodésico en Matavenero | Shutterstock

Una alternativa a la vida ordinaria

Los habitantes de Matavenero, procedentes de Brasil, Francia, Dinamarca, Alemania, España, Polonia… Suelen ser personas trabajadoras y cultas, con estudios universitarios u oficios que se han hastiado de la vida urbana y convencional. Este pueblo leonés les brinda un escape, una nueva forma de vida.

Dos de los habitantes de Matavenero en su casa
Dos de los habitantes de Matavenero en su casa. | Wikimedia

Asimismo, los inquilinos de la aldea viven sin pagar impuestos, agua o luz. Pero, a cambio, son ellos los que se autoabastecen. Plantan sus huertos, crían su ganado y recogen su madera, entre otras actividades. La luz la obtienen gracias a placas solares y la electricidad a través de los arroyos que bajan de la montaña.

Una infancia a lo Capitán Fantástico

En la actualidad la aldea hippie dispone de unos 70 habitantes y encabeza la lista de pueblos con mayor natalidad de la provincia, con 16 jovencitos que corren salvajes por sus calles. En el documental Matavenero: el pueblo arco iris, dirigido por Pablo Alonso, uno de los vecinos declara que en la aldea los niños “se despiertan cuando quieren, comen cuando quieren y van a la escuela cuando quieren”. La vida aquí se desarrolla, así, al estilo de la película Capitán Fantástico.

Pero ello no significa que los niños no aprendan. Nada de eso. En Matavenero los pequeños acuden a una escuela que recibe el nombre de Escuela Libre. Para disponer de una estructura en la que impartir las clases, los inquilinos del pueblo eligieron una casa que, curiosamente, fue la única reclamada por su propietario anterior. Sin embargo, parece ser que ante las evidencias de cómo había estado su vivienda antes de la intervención de la Familia Arcoíris, el dueño les permitió quedarse.

Alrededores de Matavenero
Alrededores de Matavenero | Shutterstock

Una vez terminado el colegio, los ya adolescentes pasan a incorporarse a alguno de los institutos de los pueblos más cercanos, como Bembibre o Astorga. Allí lo que más cuesta es el proceso de adaptación a una sociedad a la que los chavales han vivido ajenos.

Una aldea a la que solo se puede llegar andando

El asentamiento hippie se ubica en el municipio de Torre del Bierzo y no se puede recorrer en coche. Para llegar a sus alturas hay que dejar el vehículo en un aparcamiento cercano e ir andando. Existen dos opciones para llegar a Matavenero. La primera es a través de una senda que parte desde el pueblo de San Facundo. La segunda, la que parte desde Foncebadón. En el primer caso, al visitante le espera la belleza y en el segundo, la sencillez.

Matavenero, León
Matavenero, León | Shutterstock

El albergue de Matavenero acoge a todo aquel visitante que no vaya a pasar más de 10 días en el pueblo. La estancia es gratuita, pero no está mal visto aportar alguna ayuda económica. Es decir, se pide “la voluntad”. Los habitantes de la aldea están, además acostumbrados a las visitas, pues este pueblo es conocido internacionalmente, aunque no tanto en España.

Poner los pies en la tierra

Tal como explican los vecinos de Matavenero en la pieza audiovisual de Pablo Alonso, la convivencia entre ellos se fue complicando con los años. Los estilos de vida entre españoles y alemanes se hicieron notar y las diferencias afloraron. Mucha gente se marchó y decidió reintegrarse en la sociedad. Vinieron otros nuevos.

“El proyecto no se cayó, pero no tiene la misma fuerza ni ilusión”, comenta uno de los vecinos que ya se fue de Matavenero. Mientras, una de sus actuales inquilinas concluye: “Siento que estamos, no con tanta ilusión de crear algo totalmente diferente, estamos como más conscientes de las diferencias y estamos en un suelo más real”.