La importancia de la vida religiosa en España a lo largo de los siglos ha dejado un enorme tesoro por toda nuestra geografía en forma de iglesias de todos los estilos y tamaños. Los templos cristianos partieron de un modelo común, el de las basílicas romanas, para evolucionar luego hacia una enorme variedad de formas que han dejado testimonios a lo ancho y largo del país. A continuación, nos sumergimos en historia y arquitectura a través de algunas de las iglesias más bonitas de España.
Ruta por las iglesias más especiales y bellas de España
Cada época ha dejado su impronta inconfundible, que se puede percibir tanto en las pequeñas ermitas como en las fastuosas catedrales urbanas. Las iglesias expresan a menudo lo mejor del patrimonio artístico de un lugar, pero algunas de ellas brillan con luz propia por diferentes motivos. Las siguientes son algunos de los mejores ejemplos de esas iglesias insustituibles.
San Antonio de los Alemanes
Comencemos con una iglesia verdaderamente excepcional. San Antonio de los Alemanes, en la zona de Malasaña, lo es por varios motivos. El exterior, aunque bastante austero, ya deja entrever una de sus peculiaridades, que es la planta de forma elipsoidal, única en Madrid.
Pero la verdadera sorpresa llega al entrar, y es que esta iglesia está enteramente pintada al fresco en su interior, lo que la convierte en una de las pocas ‘capillas sixtinas’ existentes en España. En el interior, los ojos recorren maravillados la infinidad de figuras que pueblan los muros curvos, y ascienden poco a poco, inevitablemente, hasta la apoteosis de color y belleza de la cúpula.
Iglesia de San Pedro
Si en algo es pródiga Teruel es en arte mudéjar, aquel que incorporó elegantes influencias musulmanas a los estilos cristianos medievales. La Iglesia de San Pedro, del siglo XIV, es uno de los mejores ejemplos de esta arquitectura turolense declarada Patrimonio de la Humanidad.
Su torre-campanario es el ejemplo más antiguo de este arte soberbio, pero en el interior del templo la impresión va en aumento. La bóveda, que recuerda un cielo estrellado, deja sin palabras a cualquiera, combinada además con los tonos dorados de las arquerías. El excepcional valor de este lugar va aún más allá, y le suma un delicioso claustro, así como un interesante espacio arqueológico del que destaca una necrópolis medieval.
Santa María del Naranco
Todo en esta iglesia es singular. Para empezar, pertenece al estilo artístico que definió el reino de Asturias allá por el siglo IX, lo que la convierte en el templo más antiguo de esta lista. Además, Santa María del Naranco fue en un inicio un palacio real, y no fue hasta el siglo XIII cuando se convirtió en iglesia.
Tal vez por eso su fisonomía es muy distinta de las demás: un edificio muy vertical, pero sumamente coqueto y de bellas proporciones, como recogido en sí mismo. Por si fuera poco, se encuentra en un precioso emplazamiento en las afueras de la capital asturiana, rodeada de hierba y agradables vistas. Entrar en ella es acceder a un reino de cuento, una época casi legendaria.
Sacra Capilla del Salvador
Quien vaya en busca del esplendor renacentista en España debe acercarse a Úbeda y Baeza, las dos ciudades de la provincia de Jaén famosas por sus conjuntos monumentales de este período, declarados Patrimonio de la Humanidad.
La Sacra Capilla del Salvador es uno de los ejemplos más puros y hermosos del Renacimiento en nuestro país, lleno de exquisitas esculturas de dioses, cariátides, atlantes y otras criaturas que aportan un complejo simbolismo a un templo que en realidad es un panteón. Mención especial merecen el retablo mayor, obra de Alonso Berruguete, y la fantástica rotonda, reservada a los nobles y decorada con frescos, pero lo cierto es que allá donde miremos hay mil detalles sorprendentes.
Iglesia de Santa María
El pequeño pueblo burgalés de Gumiel de Izán parecía medio olvidado hasta que la belleza de su iglesia parroquial lo ha vuelto a situar en el mapa. Lo llamativo del templo es el parecido que guarda con el Tesoro de Petra, que le ha valido el sobrenombre de ‘Petra española’.
La fachada de esta iglesia es verdaderamente un magno ejemplo de arquitectura barroca, decorada con profusión, pero sin perder un particular equilibrio formal que la hace irresistible. El interior no desmerece en absoluto, pero corresponde a otros estilos, como el gótico de las naves o el excelente retablo del siglo XVI. Una demostración de que el pueblo más discreto puede albergar un pasado deslumbrante.
Sant Pau del Camp
De sobra es sabido que Barcelona tiene iglesias grandiosas que atraen a miles de visitantes. Pero el encanto de Sant Pau del Camp está en que representa todo lo contrario: una pequeña iglesia románica con un claustro maravilloso que atrae pocas visitas.
Por sus dimensiones discretas, por la armonía de sus líneas, por la sencilla coquetería que desprende, esta iglesia de un antiguo monasterio es un pequeño milagro. Una rareza por ser una muestra de románico en Barcelona, y además en el lugar más impensado, el Barrio del Raval. La iglesia como tal tiene el aire grave de su época, pero el contraste con la luz del claustro y el encanto del exterior producen un gozo indescriptible.
San Luis de los Franceses
Una de las iglesias más bonitas de España y las más espectaculares muestras del Barroco está en Sevilla, y es un monumental conjunto de iglesia y noviciado jesuita. Precisamente fueron intelectuales jesuitas quienes definieron, junto al arquitecto Leonardo de Figueroa, la compleja simbología del templo, finalizado en 1731.
Desde las columnas salomónicas o la fachada tipo retablo hasta la belleza incontestable de las cúpulas, todo en esta iglesia es opulento y extremado. La mezcla del blanco y el dorado del interior producen un efecto no menos memorable, igual que los riquísimos retablos, de los que destaca el de la Capilla Doméstica, un derroche abrumador de oro, volutas y santos.
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