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San Vicente de la Sonsierra, una mota perfecta

San Vicente de la Sonsierra

San Vicente de la Sonsierra es una pequeña población de La Rioja que se encuentra a los pies de la Sierra de Cantabria. Es un pueblo muy pintoresco, de esos que tienen un algo especial que los hace diferentes. Su patrimonio, con una silueta fortificada espectacular, seguramente sea el factor que lo hace destacar. Además, se encuentra a tan solo 35 kilómetros de Logroño, por lo que tiene un acceso muy sencillo.

Viñedos con San Vicente de la Sonsierra al fondo
Viñedos con San Vicente de la Sonsierra al fondo. | Shutterstock

Un reciento amurallado lleno de sorpresas

Para empezar, San Vicente de la Sonsierra es la combinación perfecta entre pasado y futuro, entre historia y tecnología. Esto es así porque existen seis puntos de visualización de una aplicación de realidad virtual con los que se puede leer códigos QR y reconstruir con el móvil diferentes monumentos.

Cuando se ve desde la carretera este pueblo, llama la atención que se encuentra en una pequeña elevación del terreno, lo que era perfecto en la Edad Media para defender la población. Y es que fue creada por los navarros en el siglo X como fortaleza para defenderse del Reino de Castilla. De hecho, justo al otro lado del río Ebro se encuentra el Castillo de Davalillo, que pertenecía a este reino enemigo.

Por ello, San Vicente de la Sonsierra tiene gran parte de sus calles dentro de un recinto amurallado, donde se encuentra su plaza Mayor. En la Playa Mayor se encuentra una característica fuente del año 1882 con unos cisnes de adorno que son el centro de atención de las cámaras. En cuanto a edificios de esta plaza, destacan la casa consistorial y el palacio de los Gil Aguiriano, ambos del siglo XVIII. Es un sitio ideal para tomarse un vino D.O. La Rioja. Por cierto, Haro, capital vitícola, se encuentra a tan solo 13 minutos en coche.

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Plaza Mayor de San Vicente de la Sonsierra
Plaza Mayor de San Vicente de la Sonsierra. | Shutterstock

Además, como buen pueblo que se precie, tiene una bonita calle Mayor. En ella se encuentran las casas de algunas de las familias más destacadas de la localidad. Algunas de ellas son el palacio de los Agüero y el palacio de los Ramírez de la Piscina.

También son de gran importancia las principales torres de San Vicente de la Sonsierra: la torre del Reloj y la torre Mayor. La primera de ellas se construyó en el siglo XVII y fue construida sobre los restos de una antigua atalaya albarrana. El motivo de su nombre es que el reloj del ayuntamiento se trasladó allí, ya que al estar en una zona alta todo el pueblo podría oír las campanadas. En cuanto a la segunda, fue diseñada como punto de observación, aunque posteriormente se usó como cementerio y en las guerras Carlistas.

Románico, gótico y barroco en sus edificios religiosos

San Vicente de la Sonsierra, a pesar de su reducido tamaño, es un pueblo que cuenta con numerosos edificios religiosos. Entre ellos se encuentra la ermita de San Juan de la Cerca, que fue una construcción pionera en el gótico riojano. Se cree que allí está enterrado Don Diego López de Ábalos, el gobernador que la mandó construir.

Otro ejemplo de construcción religiosa es la iglesia Parroquial de Santa María la Mayor. Fue construida en el siglo XVI, aunque cuenta con una pila bautismal del siglo XIII, y su estilo pertenece al gótico tardío. También es importante comentar que cuenta con un retablo mayor del, según se cree, taller de los Beaugrant.

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Iglesia de Santa María la Mayor San Vicente de la Sonsierra
Iglesia de Santa María la Mayor. | Shutterstock

Para terminar con los edificios religiosos, la basílica de Nuestra Señora de los Remedios es la más céntrica del pueblo. Se trata de una iglesia barroca del siglo XVIII. Como curiosidad, en su portada tiene una hornacina que se cree que procede de la ermita de Santa María de la Piscina, que está en el conjunto arqueológico del mismo nombre.

Conjunto Arqueológico de Santa María de la Piscina

El Conjunto Arqueológico de Santa María de la Piscina está formado por diferentes edificios. Uno de ellos es una ermita con este mismo nombre que data del siglo XII y que fue restaurada en 1975, siendo la única de toda La Rioja que es de un románico puro. De ella destaca su escultura monumental, los capiteles de la nave y las pinturas románicas del ábside y presbiterio.

Su curioso nombre viene del infante Ramiro, que fundó esta ermita. Según cuenta la leyenda, este infante participó en la toma de Jerusalén entrando por la Piscina Probática, donde había una imagen de la Virgen que trajo a Navarra. Tras las excavaciones que se realizaron junto con la restauración de la ermita, se descubrió un poblado medieval construido entre los siglos X y XIV. Junto a él también hay restos de fortificaciones y atalayas y una necrópolis de la época. De esta última destacan sus 53 tumbas y una piscina esculpida en la roca, que podría ser una piscina bautismal de un templo anterior.

Puente medieval San Vicente de la Sonsierra
Puente medieval. | Shutterstock

Saliendo un poco del pueblo se puede subir al mirador del Ebro, desde el que se puede observar el puente medieval, que data del siglo XIII. Su historia es muy interesante, ya que defendía el paso del río en la frontera entre Navarra y Castilla. Además, era donde todos aquellos que cruzaban el paso debían pagar el impuesto que conllevaba hacerlo.

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Tradiciones que dejan con la boca abierta

Por último, no se puede terminar este artículo sin mencionar, aunque sea brevemente, la tradición de los Picaos. Se trata de una costumbre realizada por los hermanos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de San Vicente durante la Semana Santa.

Tradición de los Picaos San Vicente de la Sonsierra
Tradición de los Picaos. | Shutterstock

Es un acto muy impactante, ya que mientras caminan por las calles de San Vicente de la Sonsierra durante procesiones y Viacrucis se autoflagelan con la espalda al descubierto como forma de penitencia. Los disciplinantes, que así se llaman estos penitentes, llevan túnicas blancas. Asimismo, van acompañados de otro cofrade y un sacerdote, que debe acreditar su condición de buena fe. Un evento muy curioso que merece la pena ver, como ocurre con el resto de este bello pueblo riojano.