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El tiempo en España hoy y en qué lugares no se podrá vivir mañana

El tiempo en España y las consecuencias del cambio climático

Que el tiempo se ha vuelto loco es una expresión eternamente relacionada con la climatología, pero en los últimos meses en España ha cobrado un especial significado. Las sequías han venido siendo una amenaza desde hace meses, pero al tiempo se han dado fenómenos de precipitaciones extremas como la afamada borrasca Filomena que cubrió de nieve el centro de la península en enero de 2021. Olas de calor que duran seis semanas y un suelo en riesgo de desertificación que aumenta mes a mes, consecuencia y causa de lo anterior. Porque el tiempo en España, del que todos estamos pendientes entre tormentas y embalses que se vacían, se explica solo a través de un bucle circular del que parece difícil escapar en la actualidad.

El tiempo en España: así es el clima hoy en día

El verano más caluroso de la historia de España: una ola de calor interminable

Temperaturas vistas en verano de 2022 en España
Temperaturas vistas en verano de 2022 en España. | Shutterstock

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) lo confirmaba una vez concluido el llamado verano meteorológico, que empieza el 1 de junio y concluye el 31 de agosto. Estos tres meses han conformado el verano más caluroso de la historia de España, al menos desde que se tienen registros. La anomalía con respecto a otros años es de más de dos grados de temperatura y se ha dado en lugares tan diversos como Galicia, Castilla y León, Aragón o Extremadura. En algunos casos se alcanzaron los cuatro grados de diferencia sobre lo que se considera una temperatura corriente en ese punto concreto de España en esa fecha concreta.

La sensación que ha quedado tras este verano de 2022 es de no descanso, de una ola de calor constante que comenzó en julio y no terminó hasta los últimos compases de agosto, con máximas que sobrepasaban los 40 grados y mínimas que algunas noches no bajaban de 25. Los mares y los océanos también han vivido estas temperaturas extremas. El Comité de Seguimiento del Mar Menor indicaba que a finales de julio se había registrado en sus aguas una temperatura de 31,25 grados, también máximo histórico. Y, primera señal del círculo mencionado, el aumento de temperaturas marítimas tienen consecuencias terrestres, pues propicia esas noches tropicales que se han vivido en muchos puntos de España en 2022.

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Inundaciones y sequías: dos contrarios en una misma realidad

Torre de Sant Romá de Sau emergiendo
Torre de Sant Romá de Sau emergiendo. | Shutterstock

El aumento de temperaturas marítimas no solo tiene consecuencias en su biodiversidad o las propias temperaturas terrestres, también en las precipitaciones que vendrán. Las lluvias torrenciales se dan con mayor facilidad cuando el mar está más cálido de lo habitual. Aunque para que esto suceda debe existir una situación de inestabilidad, como la llegada de gotas frías; estos desequilibrios son habituales en otoño tanto en el sur peninsular como en el Levante. Esta lluvia intensa provoca inundaciones con toda la pérdida humana y económica que eso conlleva.

Por contradictorio que pueda parecer, las tormentas torrenciales, a pesar de que descargan litros y litros de agua, no solucionan el otro problema al que España se enfrenta desde hace un año y medio: las sequías. Esta lluvia que cae con intensidad es muy poco aprovechable. Ni los embalses ni los acuíferos agradecen su existencia, así que llueve mucho, de manera incómoda, a veces catastrófica, y se sigue padeciendo sequía.

Según el Ministerio para la Transición Ecológica, a finales de agosto de 2022 un 38,5 % del territorio nacional se encontraba en una situación de sequía prolongada. Las unidades territoriales en situación de emergencia por esta escasez de agua ascendían a 17. Las previsiones meteorológicas anuncian un otoño no excesivamente lluvioso, por lo que esta sequía seguirá afectando y, como todo es un círculo, generando otro gran problema al que se enfrenta España: la desertificación.

La desertificación, esa gran amenaza

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Desierto de Tabernas, el único desierto propiamente dicho de Europa. | Shutterstock

Según el mapa de desertificación compartido por el Ministerio para la Transición Ecológica, una buena parte de la península se encuentra, en un nivel u otro, en riesgo de desertificación. Más del 70 % del territorio que conforma España está constituido por suelos áridos, semiáridos o subhúmedos secos, condiciones que, sumadas a los agentes externos (incendios forestales, sobreexplotación de acuíferos, actividades industriales…), ponen en riesgo al país. Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y el sur levantino ya presentan condiciones amenazantes para la fertilidad del suelo y los ecosistemas.

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El constante éxodo hacia las ciudades y la despoblación del interior del país también son un factor que complica el cuidado de un suelo que ha seguido una tendencia de deterioro. Que la actividad agrícola haya experimentado un progresivo acercamiento a los núcleos urbanos también ha generado una mayor contaminación, lo que aumenta el círculo vicioso en el que está envuelto el clima español. Con todo esto, no está de más preguntarse cómo se vivirá en unos años en España.

Dónde no se podrá vivir en España: lo que está por venir

La imagen de las Rías Baixas puede cambiar mucho en las décadas venideras
La imagen de las Rías Baixas puede cambiar mucho en las décadas venideras. | Shutterstock

Allá por 2018, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cifró en más de 140 millones las personas que se verán obligadas a ser migrantes climáticos en 2050. Es decir, aquellas que habrán tenido que dejar atrás sus hogares en busca de mejores condiciones climáticas en las que vivir. España se enfrentará a muchos desafíos en este aspecto.

Durante el verano de 2022 fallecieron 4584 personas consecuencia de esa ola de calor que se prolongó durante dos meses. Nunca antes se había obtenido una cifra tan elevada, con picos como los vividos en los días 18 de julio, cuando fallecieron 184 personas. El calor en España ha dejado de ser una promesa de verano agradable para convertirse en un riesgo que implica la pérdida de vidas. Con la temperatura de la Tierra aumentando en 0,20 grados cada década, se hace cuesta arriba imaginar un verano cordobés dentro de un siglo.

Dentro de un siglo, allá por el año 2120, se estará lidiando también con el aumento del nivel del mar, que en España, siendo como es una unión de península e islas, tendría consecuencias también demoledoras. Ciudades como Barcelona o Málaga se verían parcialmente inundadas si se cumplen las estimaciones señaladas por diferentes estudios científicos, que hablan de cómo podría subir tres metros para el año mencionado. Lugares como el delta del Ebro desaparecerían, así como unas Rías Baixas que no se han explicado nunca sin el Atlántico.

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Con el tiempo en España siendo el que es y amenazando con ser otra cosa, hay que reflexionar sobre la forma en que se vivirá dentro de un siglo en el que muchos han considerado, durante mucho tiempo, el mejor lugar para vivir.