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La Colegiata de San Pedro y las momias malditas de Teverga

Momias de Teverga

El aspecto interior de la Colegiata de San Pedro de Teverga es austero. No hay grandes tapices que decoren las paredes ni tampoco ostentosas bóvedas. La escultura del Cristo crucificado que preside la capilla mayor no es de oro macizo, sino de madera policromada. Sin embargo, no por eso deja este lugar de tener su encanto. Los arcos que salpican la iglesia o los capiteles decorados con relieves animales son detalles que no se pueden dejar pasar. Pero lo que sin duda confiere a este lugar un atractivo nada atractivo son las conocidas como momias de Teverga, cadáveres incorruptos de los que se dice que están malditos.

Colegiata de san Pedro
Interior de la iglesia de la Colegiata de san Pedro de Teverga. | Wikimedia

Un poco de historia de las momias de Teverga

Lope de Miranda y Ponce de León y Pedro Analso de Miranda. Esos son los dos nombres de las momias que, antes de ser momias, fueron personas. El primero, Lope de Miranda y Ponce de León, era el padre del segundo. Ambos formaban parte de la conocida como Casa de los Miranda, que tenía hábitos de caballería y servían a la Corona. Sus títulos les permitían ejercer un control casi total sobre las tierras de Teverga, un poder que se dice que ambos ejercieron con crueldad. De hecho a la Casa de los Miranda se la conocía como los señores de horca y cuchillo.

Lope de Miranda, nacido en 1629, además de actuar como inquisidor, ostentaba el título de II Marqués de Valdecarzana. De él es del que más información se tiene y también del que se dice que fue más cruel. Supuestamente, Lope de Miranda profesaba su posición con tiranía: aplicaba torturas cuando lo consideraba y ordenó más de un emparedamiento y ahorcamiento contra sus súbditos. También se dice que ejercía con frecuencia el derecho de pernada, una ley que legitimaba el abuso sexual de los nobles sobre las novias de sus súbditos en su noche de bodas.

Momias de Teverga
Las momias de Teverga. El hijo arriba y el marqués abajo. | Colegiata de Teverga

El marqués murió en Madrid, donde residió sus últimos años de vida. Allí, le enterraron en la iglesia de Santa Ana. Sin embargo, antes de fallecer dejó escrito que, cuando llegara el momento, quería ser enterrado junto a sus antepasados en la Colegiata de San Pedro. Es por eso que uno de sus hijos, Sancho de Miranda, exhumó los restos de su padre. En ese momento se descubrió algo inusual: el cadáver de Lope de Miranda había experimentado un proceso de momificación natural. Habían pasado años desde que iniciara su descanso eterno y, sin embargo, aún se podían distinguir los rasgos de su rostro.

Sobre Pedro Analso de Miranda, su hijo, se sabe menos. Está confirmado que fue inquisidor en Santiago de Compostela, que fue abad y que ejerció su cargo durante muchos años en la Colegiata de Teverga. Analso de Miranda, además de heredar de su padre la fama de tiránico, también heredó lo de ser un cadáver incorrupto. Ambos están expuestos en la iglesia de la Colegiata de San Pedro, resguardados tras unas vidrieras, uno encima de otro. Aún hoy se desconoce por qué no fueron enterrados y las teorías sobre una supuesta maldición pesan sobre sus cuerpos. Reciben, se dice, el castigo eterno por sus pecados cometidos en vida.

Las claves de la Colegiata de San Pedro

Colegiata de San Pedro
Exterior de la Colegiata de San Pedro de Teverga. | Wikimedia

La Colegiata de San Pedro se ubica en La Plaza, capital del concejo de Teverga, en Asturias. Su construcción data del siglo XI y es considerada el templo románico más antiguo de la provincia. Es bastante singular por tratarse de uno de los pocos edificios que dan muestra de la evolución del prerrománico asturiano al románico leonés. En los siglos XVII y XVIII se adosaron a la construcción la torre cuadrada y la casa rectoral, así como el pequeño claustro. La planta actual se halla dividida en tres naves, una de las cuales se corresponde con la iglesia. Es aquí donde se pueden encontrar a las momias de Teverga, junto a algunos objetos más, considerados de valor histórico.

El cadáver incorrupto que está expuesto en la parte inferior es el de Lope de Miranda. Es el cadáver que mejor se conserva. De hecho, su magnífico estado se considera inusual. El de arriba, de Analso de Miranda, se mantiene algo peor. Sobre estas momias señalaba en 2013 Alfonso Abel Vázquez, entonces párroco de la iglesia, que “sufren una especie de condena eterna siendo sometidas a todo aquel castigo que no sufrieron en vida, como si sus almas estuvieran atrapadas dentro de sus restos conservados”.

Rincones cercanos a la Colegiata

Al municipio de La Plaza le rodean un sinfín de sitios que visitar, donde el atractivo principal es la naturaleza, ya que toda Teverga se integra dentro del Parque Natural de Peña Ubiña-La Mesa. Por ello, después de visitar a las espeluznantes momias, no estaría nada mal tomar una opción de turismo activo. La senda del Oso es la ruta más conocida que hay por estos lares, un sendero de 29 kilómetros construido sobre una antigua vía del ferrocarril minero. Otras opciones pueden ser la ruta de las cascadas de Xilbu y Cuevas, un recorrido por Peña Sobia o la conocida como ruta del urogallo. También dispone de varias paredes donde hacer escalada.

Senda del Oso
Ruta de la senda del Oso. | Shutterstock

Una opción más cultural puede ser la de darse una vuelta por el Parque de la Prehistoria, inaugurado en el año 2007 y muestra de una de las colecciones de arte rupestre más famosas del mundo. Así, aquí se insertan enclaves como Altamira, Covalanas o Lascaux.

Por combinar la historia, el misterio y la naturaleza, por eso es nuestro Rincón del Finde

La Colegiata de San Pedro combina el misterio que rodea a las momias de Teverga con la característica de ser un templo románico excepcional. Su inserción en un paraje natural como lo es el Parque Natural de Peña Ubiña-La Mesa, conectado a rutas tan célebres como la del Oso y su proximidad a pueblos como Bermiego o al Parque de la Prehistoria hacen que la visita a este rincón sea variada y curiosa. ¿Qué mejor para un fin de semana?