Galicia emerge en un rincón de la península como un pequeño milagro verde y frondoso. La magia del Atlántico ha dotado a esta tierra de lugares donde es fácil echar a volar la imaginación y aterrizar en alguna antigua leyenda de las que se cuentan por aquí. La sublime unión de océano, bosque y agrestes montes hace que siempre apetezca reencontrarse con la naturaleza en cualquiera de las cuatro provincias gallegas. Estas son algunas de las joyas naturales de Galicia más sorprendentes.
8 hitos naturales de Galicia que no te puedes perder
Algo que tienen en común los tesoros naturales de Galicia es el haber permanecido prácticamente inalterados a pesar de la actividad humana. La vida de la población en estos parajes ha logrado casi siempre un armonioso equilibrio, pero también ha habido episodios dramáticos; basta recordar algunos incendios voraces. Además de haber llegado intactas hasta el presente, el otro rasgo en común de estas joyas naturales es su poder para dejarnos con la boca abierta.
Las Cascadas del Toxa
Cuando se habla del hechizo del paisaje gallego es por lugares como este, una cascada en que el agua del río Toxa se derrama a 25 metros de altura y cae sin que podamos apartar los ojos de él.
Las paredes de granito, teñidas de verde, añaden dramatismo a la Fervenza do Toxa, como se la conoce aquí. Alrededor, un bosque de fábula constituye el escenario perfecto para todo este despliegue de encanto natural, que además se encuentra a escasa distancia de Santiago de Compostela.
El Cañón del Sil
No solo el océano es poderoso en Galicia. El río Sil ha horadado durante milenios esta garganta por la que ahora circula majestuoso. Las curvas que forma su curso, serpenteando entre las moles de roca, son un espectáculo que ha atraído desde antiguo a quienes buscaban estar cerca de lo divino.
Por eso esta zona legendaria entre Ourense y Lugo ha alcanzado la fama con el nombre de Ribeira Sacra. En ella tampoco faltan extensos bosques, hogar de todo un mundo invisible, ni miradores impresionantes como los llamados ‘Balcones de Madrid’.
La Playa de las Catedrales
La Playa de las Catedrales o Playa de Augas Santas. Nombres que remiten a lo sagrado, a lo celestial. Y no es para menos, porque todo es sobrehumano en este rincón del litoral entre Foz y Ribadeo.
Hasta los 32 metros se eleva en algún punto este conjunto de acantilados esculpido por los elementos, que da forma a una de las playas más espectaculares y bellas del mundo. La naturaleza ha abierto en la roca asombrosos arcos que semejan un templo colosal, y cuevas que conectan con el pasado más remoto de la Tierra. Toda una sinfonía de mar, piedra y viento.
Las Fragas do Eume
El Parque Natural de las Fragas do Eume es otro de esos bosques verde esmeralda, un rincón increíble del interior de A Coruña que alberga uno de los más excelsos bosques atlánticos de ribera, considerado también uno de los grandes tesoros forestales de España.
Estas «fragas», bosques de robles, han permanecido casi intactas desde la Prehistoria, y dan cobijo a decenas de especies animales de todo tipo, algunas tan características como el gato montés o la salamandra rabilarga.
La Cascada de Vilagocende
Al este de Lugo, en medio de un bosque rumoroso, se esconde el mayor salto de agua de Galicia. Conocida aquí como Seimeira de Vilagocende, la cascada tiene 50 metros de caída vertical, en la que el río Porteliña se vuelve blanco y poderoso al traspasar una aparatosa fractura de la roca, con un estruendo que sobrecoge. El camino hasta la cascada desde A Fonsagrada también merece la pena por sí mismo, con la compañía de viejos castaños que conducen hasta este portento natural.
Las Islas Sisargas
Galicia tiene más islas además de las que forman el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, como las Sisargas, un diminuto archipiélago frente a la Costa da Morte. Precisamente el hecho de estar apartada de otras y haber suscitado relativamente poco interés ha permitido que estas tres pequeñas islas se mantengan salvajes.
La escasa huella humana se reduce a un embarcadero, un faro y una antigua ermita destruida por los normandos, por lo que las verdaderas reinas son las aves marinas, que tienen aquí un santuario sin igual.
Las Dunas de Corrubedo
El extremo suroeste de la provincia de A Coruña depara un paisaje bastante sorprendente. Se trata, oficialmente, del Parque Natural del Complejo Dunar de Corrubedo y las Lagunas de Carregal y Vixón, cuyas dunas son el único espacio protegido de tipo desértico en la región.
El “desierto de Galicia” está formado por una gran duna móvil de más de un kilómetro de largo, con hasta 20 metros de altura de arena blanca. El parque cuenta también con playa, marismas y lagunas dulces y saladas, así que no sorprende que sea el más visitado de la comunidad.
O Invernadeiro
En el corazón de la provincia de Ourense encontramos la Galicia más montañosa y agreste. O Invernadeiro comprende una zona totalmente despoblada de cerca de 6000 hectáreas, un auténtico paisaje de montaña en que se suceden valles y montes, con cotas de hasta 1600 metros.
El silencio de este lugar colma el alma, y la suavidad del entorno, lleno de formas redondeadas y vegetación baja, es una delicia para los sentidos. El que fuera un coto de caza para las élites es hoy día un magnífico santuario de fauna y naturaleza inalterada. Un punto y aparte perfecto para este recorrido por las joyas naturales de Galicia más increíbles.
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