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Un día en Santiago de Compostela: qué ver y qué hacer

Una mañana en Santiago de Compostela

Un día en Santiago de Compostela se queda corto, hay que empezar por dejar esto claro. Una vida entera puede quedarse corta si se cae en el hechizo de la capital gallega. Esta ciudad, una de las ciudades más fascinantes de España, tiene una clase de encanto inefable. Así que partamos desde aquí: todo puede quedarse corto. Pero si uno tiene la fortuna de disponer de, como mínimo, un día, entonces tiene que saber aprovecharla. Seguramente la mejor manera de afrontarla sea a través de una visita guiada por Santiago de Compostela. Una visita que permita descubrir tanto sus monumentos más representativos como su historia, curiosidades y personalidad.

Un recorrido imprescindible por Santiago de Compostela

Calles de Santiago de Compostela
Calles de Santiago de Compostela. | Shutterstock

“Dicen que hay ciudades que desprenden dopamina”, canta el artista gallego Fredi Leis en Santiago, canción dedicada a su ciudad natal. Y es verdad. Santiago de Compostela es capaz de animar el espíritu de cualquiera, sea habitante, viajero o peregrino llegado tras un largo sendero. Ya en la ciudad también se recorren senderos.

Hay rincones básicos en Santiago de Compostela que uno debe visitar, como el parque de la Alameda, que cumple las funciones de jardín de recreo y también de mirador de la ciudad. Galicia es verde, verde entera, incluso en sus grandes núcleos de población. En este lugar compuesto por tres partes diferenciadas (el paseo de la Alameda, la carballeira de Santa Susana y el paseo de la Herradura) uno puede disfrutar de largos paseos.

Pero estos paseos también deben desviarse para conocer otros lugares. Por ejemplo, el Museo do Pobo Galego, en el noreste de la ciudad, una de las colecciones más importantes de cultura, tradiciones y arte de Galicia. El objetivo de este conjunto de exposiciones, algunas permanentes y otras temporales, es compartir con el viajero los detalles que hacen único a este pueblo histórica y culturalmente riquísimo.

Santiago de Compostela, claro, no puede explicarse sin su plaza del Obradoiro. Sorprenderá tanto el Pazo de Raxoi, sede del Ayuntamiento, como el Pazo de San Xerome, rectorado de la Universidad, pero los ojos se desviarán de forma irremediable hasta la Santa Apostólica y Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Compostela. Sus dimensiones, sus formas y un color que varía como varía el tiempo, el clima y el cielo, dejará boquiabiertos a todos los que tengan una mínima sensibilidad por el arte. Visitando la catedral por dentro, esta impresión aumentará.

La Catedral de Santiago de Compostela, un monumento único

Catedral de Santiago de Compostela
Catedral de Santiago de Compostela. | Shutterstock

La milenaria catedral de Santiago de Compostela es un edificio único en el mundo. En primer lugar, por ser el gran templo católico de una de las tres ciudades santas de la Cristiandad, pero también lo es por su enorme valor artístico. La meta del Camino es también una de las obras más sobresalientes del arte románico en España, quizá la más importante.

En una visita guiada por la catedral de Santiago pueden descubrirse importantes rincones como el afamado pórtico de la Gloria, la entrada oeste al templo, la gran obra del Maestro Mateo. En apenas veinte años esculpió más de 200 figuras de granito de una expresividad nunca antes vista en la Edad Media.

Otros puntos de interés, como el Museo, la cripta o el claustro, ayudarán a entender la importancia de este monumental templo. Sus dos torres mirando al cielo protagonizan todas las postales de una Santiago de Compostela en la que, ya se ha dicho, uno siempre sentirá que se ha quedado corto. No hay que dejar de pasearla con tranquilidad, pero a este sentir que el tiempo corre, porque no es una ciudad para conocer con prisas. De hecho, hay que reservar buena parte de la tarde para “compostelanear”, es decir: comida, bebida y buena compañía.

Artículo realizado en colaboración con 12tours.