El exterior de El Capricho de Gaudí.
Gaudí, en esta primera obra, consiguió adaptarse con gran virtuosismo a los requerimientos del propietario. Máximo Díaz de Quijano era aficionado a la música y a la botánica.
El Capricho de Comillas tiene una planta en U. Se adapta así al bosque de castaños donde se encontraba. Además, también permitía resguardar el gran invernadero del viento del norte. En este invernadero, Díaz de Quijano guardaba toda suerte de plantas exóticas.
El exterior del edificio se compone de sillares de piedra en la parte baja, y ladrillo visto con cerámica vidriada en el resto. Predominan las formas curvas frente a la línea recta.
Además, Gaudí supo retratar la personalidad del contratante. Quedan perfectamente reflejadas su pasión por la música y las plantas. Las cenefas del exterior recrean un pentagrama. Estas franjas, están decoradas con girasoles.
El acceso principal se realiza por la fachada septentrional. En ella, sobresale especialmente la torre del edificio. Se erige sobre un templete formado por cuatro columnas de fundición.
Está completamente recubierto de cerámica vidriada, alternando tonos verdes y motivos de girasoles. Las barandillas de hierro de su parte superior son claves de sol. La torre se inspira en los alminares persas.
Desde fuera también destacan otros elementos, como los originales balcones, cuya barandilla de hierro sirve de banco. En las ventanas, además, se uso un sistema de contrapesos para el sistema de correderas.
Se emplearon unas campanas tubulares de diferentes tamaños. Esto permitía que, al abrir y cerrar, se obtuvieran distintos sonidos.
El interior de El Capricho de Gaudí.
La casa, en su interior, está diseñada para ser una residencia vacacional. Cuenta con tres plantas: semisótano, planta principal y planta superior. En el semisótano se hallan la cocina, y las zonas de almacenaje.
En la planta principal destacan el vestíbulo, el cuarto de baño, el salón principal y los invernaderos. Es esencial detenerse para contemplar las vidrieras con motivos geométricos y ornamentales.
El vestíbulo servía de recibidor formal, así como de nexo con el resto de las estancias. Cuenta con un bello artesonado de madera, y distintos motivos geométricos en la decoración.
El salón principal cuenta con una doble altura. Es muy luminoso, y probablemente estaba destinado a tener una cubierta acristalada. Al lado de él, se encuentra la sala de juegos, proyectada con una finalidad lúdica.
En la planta superior está el desván. En él se disponen las habitaciones del servicio. Junto con el invernadero, actúa como regulador de la temperatura, pues separa la planta principal de las temperaturas del exterior.