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Historia y crimen de los embalses de España: de la necesidad a la destrucción de 500 pueblos

Embalses y pantanos de España: historia y crimen

España es el país europeo con mayor número de presas construidas: más de 1.200. De diferentes características y en todas partes, la construcción de embalses y pantanos artificiales en España comenzó a principios del siglo XX, aunque no fue hasta mitad de este cuando se le dio el impulso definitivo.

Esto puede explicarse a partir de varias razones. El crecimiento demográfico es sin duda una de ellas, pues en apenas un siglo España duplicó su población. Al uso del agua para el consumo doméstico y la agricultura tradicional se sumó la revolución del sector industrial, que necesitaba de mucha agua para funcionar. España es un país inestable en este sentido, con la franja norte lluviosa y otras zonas mucho más desérticas, como Almería. A lo largo de la historia ha experimentado épocas de sequía que se han turnado con otras de inundaciones que parecían incontrolables y poco aprovechables para cuando volvieran las primeras.

Es decir: hay motivos que justifican el auge de los embalses, pantanos y presas que España vivió en el pasado siglo y que ha tenido continuidad en este. Pero no hay que olvidar dos cosas: que los embalses son construcciones artificiales que generan un gran impacto ambiental, social, cultural y económico, y que la construcción de los mismos sepultó a unos 500 pueblos de España.

La historia de los embalses de España: la necesidad

El viejo pueblo de Portomarín, sepultado bajo las aguas del embalse de Belesar
El viejo pueblo de Portomarín, sepultado bajo las aguas del embalse de Belesar. | Shutterstock

Aunque fue en la segunda mitad del siglo XX cuando proliferó la construcción de embalses y pantanos en España, su origen se encuentra muchos años atrás en el tiempo. Ya a finales del siglo XIX, la Ley de Aguas de 1879 abría el camino para la construcción de grandes presas. El Plan General de Canales de Riego y Pantanos de Rafael Gasset, de 1902, daba continuidad a esta idea. En la década de los años 50, en España había en torno a 250 presas construidas. Hacia 1980, había más de 800. Se llegaría a 1000 antes de terminar el siglo.

El momento de mayor expansión se vivió en los años 60 y 70, si bien algunos de los que llegaron más tarde se firmaron también durante estos años. Por ejemplo, el pantano que anegó el pueblo gallego de Aceredo se construyó en 1992, pero fue el resultado de un acuerdo firmado en los 60. 

Los expertos señalan que la esperanza de vida de estas presas se sitúan entre los 50 y los 100 años. Cuando alcanzan la primera mitad de siglo, comienzan a sufrir desperfectos, desde quiebras hasta roturas. Los gastos de mantenimiento y reparación se multiplican y, aunque son mínimos, los riesgos de que una de estas presas colapse también. Sin ser altamente probable, no hay que dejar de hacer un seguimiento pormenorizado. La noche del 9 de enero de 1959, la presa de Vega de Tera estalló. Se llevó por delante a 144 vecinos de los 549 que tenía por entonces Ribadelago, en pleno Parque Natural del Lago de Sanabria, en Zamora. Se levantó otro pueblo, pero de la tragedia uno nunca se recupera. Y esta historia no solo va de necesidad, también va de la tragedia de los perjudicados de siempre.

El nivel de los embalses, pantanos y presas de España: tema de actualidad

Embalse de La Serena, en Badajoz, el más grande de España
Embalse de La Serena, en Badajoz, el más grande de España. | Shutterstock

Uno de los asuntos más comentados a este respecto es el porcentaje de almacenamiento de los embalses, pantanos y las presas de España, que puede consultarse de manera diaria en diferentes páginas especializadas. Ocupa, en los últimos tiempos, numerosos titulares porque el país se enfrenta a una sequía prolongada desde hace tiempo. Por poner un ejemplo: en el momento de escribir estas líneas, el embalse de La Serena, en Badajoz, se encuentra en un 13.45 % de su capacidad total.

El crimen de los embalses de España: 500 pueblos destruidos

Granadilla, rodeada del embalse
Granadilla, rodeada del embalse. | Shutterstock

Estas construcciones están irremediablemente unidas al régimen franquista, personalizadas incluso en un dictador que inauguró muchas de las grandes obras del siglo pasado. Durante el acto de presentación del pantano del Ebro, Francisco Franco dejó estas declaraciones para la posterioridad: “Nos dolía España por su sequedad, por su miseria, por las necesidades de nuestros pueblos y de nuestras aldeas, y todo ese dolor de España se redime con estas grandes obras hidráulicas nacionales”. Habría que preguntar a los vecinos que fueron forzados a abandonar sus casas cómo llevaron ese dolor.

Ejemplos de embalses que se llevaron por delante pueblos hay por toda España. Estas líneas no pueden hacer otra cosa que mencionar algunas de las historias más reveladoras de las, se calcula, 500 que se dieron durante aquellos años. En Peñarrubia, Málaga, 1800 vecinos fueron desalojados en 1971 para construir el embalse de Guadalteba, que lo inundó todo. Las familias fueron recolocadas en el barrio de Santa Rosalía, en la capital de la provincia, construido para ellos y nombrado así en honor a la virgen originaria del pueblo que tuvieron que dejar atrás. Se calcula que las migraciones forzosas a las grandes ciudades se llevaron por delante a más de 50 000 habitantes del medio rural.

Paisaje de Jánovas
Jánovas. | Shutterstock

Porque las migraciones fueron forzosas. Jánovas es uno de los pueblos que más ha luchado tanto por conservar su memoria como por exigir responsabilidades. En su página web puede leerse cómo fueron aquellos días de presiones y expropiaciones por parte de Iberduero. “Entre los muchos medios de presión que Iberduero utilizó para amedrentar a los habitantes de Jánovas, destacó por su crueldad en la utilización de dinamita. Sin previo aviso, la empresa explosionaba las casas ya vacías, aterrorizando a niños y mayores y provocando importantes daños en aquellas viviendas habitadas que eran alcanzadas por las piedras”. Quizá lo peor de todo fue que una vez expropiado este pueblo de Huesca, el embalse nunca llegó a construirse.

Granadilla, en Cáceres, protagonizó, junto con otros siete, nuestra serie Pueblos Renacidos. Fue desalojado y expropiado en la década de los 60 para construir el embalse de Gabriel y Galán. El agua nunca llegó a alcanzar las casas de los vecinos, aunque sí anegó las tierras que cultivaban. Hoy quienes lo vivieron, y sus descendientes, se preguntan si no podría haberse hecho todo de otro modo

Riaño fue uno de los siete pueblos sepultados por el embalse al que se puso su nombre, en el idílico paisaje leonés que es la antesala de los Picos de Europa. Su historia completa la contamos aquí. Ellos la cantaron aquí, porque han pasado muchos años pero los pueblos no olvidan.

Asociaciones contra el olvido

Pueblo abandonado de Escó, en Zaragoza
Pueblo abandonado de Escó, en Zaragoza. | Shutterstock

Aunque muchas de las personas que sufrieron estas tragedias han fallecido, todavía son numerosas las que se han unido para impedir que su historia y su cultura se pierda. Es el caso de la Asociación pro reconstrucción de Escó. Este pueblo de Zaragoza tuvo que ser abandonado en los años 60, junto con Tiermas y Ruesta, por la construcción del pantano de Yesa. Más de 1500 personas se marcharon a las ciudades. Hoy nos llevamos las manos a la cabeza cuando hablamos de España vaciada.

Un caso semejante al de Tragó de Noguera, en Lleida. Los vecinos se vieron obligados a abandonar sus casas en el año 1962. El embalse que tuvo la culpa fue el de Santa Ana, que desplazó a 600 personas que hasta entonces vivían cómodamente en uno de los pueblos con más vida de la comarca. Hoy queda poco además de la Associació Amics de Tragó de Noguera.

La destrucción de patrimonio histórico, cultural y natural

Los Mármoles, en el embalse de Valdecañas
Los Mármoles, en el embalse de Valdecañas. | Shutterstock

Así fue como, en algunos casos, la necesidad derivó en crimen, llevándose también por delante patrimonio histórico, cultural y natural. Numerosos bosques y valles quedaron también a merced de estas obras del hombre, que en muchos casos se olvidaron de obras de otro tiempo. La ciudad romana de Augustobriga, correspondiente con la antigua Talavera la vieja, quedó sepultada por el pantano de Valdecañas. Este pueblo tenía unos 2000 habitantes en el momento en que se anegó el valle. Un templo conocido como “Los Mármoles” fue desmontado pieza a pieza y hoy descansa a orillas de este pantano.

Año tras año, las ruinas de los pueblos y los monumentos que se tragaron los embalses de España aparecen cuando el bajo nivel de agua lo permite. Al dolmen de Guadalperal se le conoce con orgullo como “el Stonehenge español”, pero no hubo ningún tipo de consideración a la hora de desterrarlo también bajo las aguas del pantano de Valdecañas. Otra de las imágenes más representativas es la de la llamada Catedral de los Peces, nombre simpático que además deja una imagen preciosa, que no debe sin embargo ocultar la realidad. Esta torre es la iglesia de Villanueva, parte del municipio de Las Rozas de Valdearroyo. Dos terceras partes de su extensión quedaron bajo las aguas del embalse del Ebro en los años 50. Y así, un ejemplo tras otro. Por toda la geografía. ¿Necesidad? Sí. ¿Crimen? También.