Anterior capítulo
El pasado romano de Lugo es su mayor tesoro y razón más que suficiente para visitar una ciudad en la que se puede pasear por el adarve de la única muralla romana que ha llegado a nuestros días prácticamente intacta. Pero además de otros muchos encantos, la antigua Lucus Augusti es una magnífica base de operaciones para descubrir un sinfín de rincones fascinantes: bosques de cuento, pueblos de sabor añejo o playas que son monumentos naturales. Estas son nuestras propuestas para disfrutar de escapadas desde Lugo para todos los gustos.
Los mejores planes en los alrededores de Lugo
Fuciño do Porco y sus privilegiadas vistas
Para llegar a la costa, a la Mariña Lucense, hay que recorrer un centenar de kilómetros. Pero merece la pena hacer el camino para descubrir pueblos de sabor marinero, rías que esconden playas de ensueño y rincones de extraña belleza. Uno de los más singulares es la punta Socastro o Fuciño do Porco, como es más conocida. Las vistas desde ella cortan la respiración. De hecho, es una atalaya privilegiada para admirar la belleza de Ría de Viveiro. En días claros incluso se adivina el Cabo de Estaca de Bares. Pero esa postal no es la única recompensa, también lo es un sendero de pasarelas de madera que permiten disfrutar de cada segundo del camino.
Fragas do Eume, un lugar de fantasía
Adentrarse en el Parque Natural de las Fragas do Eume es casi como introducirse en un universo mágico. Es un bosque por momentos tan espeso que el sol apenas puede atravesar las ramas de los árboles. Hogar perfecto para esas meigas y duendes que dan vida a tantas leyendas gallegas. Pero no son seres mitológicos lo que se descubre aquí, sino viejos monasterios, puentes colgantes o molinos abandonados. Todo ello sin olvidar que es el bosque atlántico costero mejor conservado de Europa. Está a poco más de cien kilómetros desde Lugo, aunque ya en la provincia de A Coruña.
O Cebreiro y su arquitectura típica
O Cebreiro es uno de esos lugares que parecen anclados en tiempos pasados. Sus pallozas, construcciones tradicionales de piedra y tejados vegetales, desafían a las inclemencias de un pueblo situado a 1300 metros, ya en plena Sierra de los Ancares, aunque a poco más de 60 kilómetros de Lugo. Es, además, el primer pueblo gallego del Camino de Santiago Francés. Por cierto, no hay que irse sin visitar su iglesia, que guarda un antiguo cáliz prerrománico protagonista de una peculiar leyenda con milagro incluido. Para los más curiosos, ese Santo Grial es el que aparece en el escudo de Galicia.
El bosque singular del Souto da Retorta
Otro de los rincones que hay que ver en Lugo es un bosque de gigantes. Son eucaliptos cuya semilla llegó a Galicia desde Australia a finales del XIX y que se adaptaron a la perfección a estas tierras. El Monumento Natural Souto da Retorta es un pequeño eucaliptal en el que la vista no alcanza a ver las copas de los magníficos ejemplares que en él viven. El más imponente y querido es El Abuelo. Lleva en este lugar desde 1880 y, con sus 67 metros de altura y 10,5 metros de perímetro, es uno de los árboles más grandes de España.
Sin salir de territorio de Viveiro, muy cerca del Souto da Retorta, se puede visitar otro lugar especial: el pozo da Ferida. Es un pequeño estanque rodeado de alisos, robles y helechos al que se precipita una cascada de 30 metros de altura. El paseo hasta él no es muy largo y se puede realizar con niños sin problemas, pero siempre con calzado adecuado.
Un paseo por viejas tradiciones: Taramundi
En Taramundi se dan la mano naturaleza y tradiciones con un hilo conductor: el agua. Esos arroyos crean una tela de araña sobre el terreno que da vida a un paraíso verde. Y entre vegetación y vaguadas destaca la silueta oscura de antiguas construcciones de pizarra. Son un conjunto etnográfico y un viejo molino reconvertido en museo que permiten conocer cómo era la vida y el aprovechamiento hidráulico en esta bella comarca.
Precisamente, la fuerza del agua y esos ingenios hidráulicos hicieron que en Taramundi se desarrollara una próspera industria de fabricación de cuchillos y navajas. Hoy ya no es así, pero algunos artesanos todavía muestran cómo era el trabajo. Y, para que nadie lo olvide, aquí se exhibe la navaja más grande del mundo, con nada menos que 7 metros de largo y 1500 kilos de peso. Ya en territorio asturiano, pero a solo una hora de la capital lucense, es uno de los mejores planes desde Lugo para disfrutar en familia.
El enigma de las Penas de Rodas
Para los amantes de los misterios, las Penas de Rodas son uno de esos lugares que hay que visitar en Lugo sin excepción. Esas moles redondas que parecen a punto de caer llevan inamovibles en este lugar miles de años y protagonizan todo tipo de teorías. Algunas apuntan a que es un antiguo lugar sagrado, algo así como un Stonehenge gallego. Según otras, las rocas representan al Sol y la Tierra y este sería un calendario solar. Y, para los más descreídos, se trata solo de un capricho de la naturaleza. Con misterio o sin él, lo cierto es que la imagen impresiona y se puede contemplar a un paso de Lugo, en la localidad de Outerio de Rei.
Mondoñedo, una obra de arte arquitectónica
Es uno de los pueblos más bonitos de Lugo por muchos motivos. El principal es su ‘catedral arrodillada’, que recibe ese sobrenombre por su escasa altura, aunque el templo lo compensa sobradamente con sus exquisitas proporciones y con una maravillosa mezcolanza de estilos arquitectónicos, desde el románico hasta el barroco. La Fuente Vieja, el antiguo cementerio o el barrio de Os Muiños y sus talleres de artesanos son atractivos añadidos de Mondoñedo. Y aún quedará adentrarse en la Cova do Rei Cintolo, un laberinto de siete kilómetros que es también la cavidad más grande de Galicia.
Los tesoros de la Ribeira Sacra
Lugo y Ourense se convierten en un mismo territorio en la Ribeira Sacra. Es aquí donde el Miño y el Sil unen sus aguas. Unas aguas que, en el caso del este último, serpentean entre paredes que alcanzan en algunos puntos los 500 metros de altura. La imagen de los Cañones del Sil es una de las más espectaculares de Galicia, pero aún hay mucho que ver en la Ribeira Sacra porque en ella se esconde un maravilloso rosario de iglesias y monasterios medievales.
Esta es, además, tierra de buenos caldos, perfecta para una ruta de enoturismo diferente. Los vinos de la Ribeira Sacra tienen Denominación de Origen. Pero no solo merece la pena visitar alguna bodega para conocer cómo es su elaboración. Sobre todo, hay que contemplar la imagen de las terrazas que se encaraman a laderas a veces casi verticales y que son el lugar de cultivo de las vides. En ellas la vendimia es casi un trabajo heroico en el que cada racimo se recoge de forma manual, desafiando al vértigo.
Playa de las Catedrales, el gran monumento natural de Lugo
Al norte de la provincia, en el extremo más oriental de la Mariña, la erosión esculpió formas caprichosas en forma de arcos que se elevan sobre la arena. De ahí la comparación con las catedrales, aunque el nombre real de esta playa sea Aguas Santas. Contra esos arcos se estrella furioso el Cantábrico cuando la marea sube. Sin embargo, cuando hay bajamar, es posible atravesarlos caminando.
Es cierto que en épocas de gran afluencia turística la Playa de las Catedrales pierde algo de su magia. Pero también lo es que se trata de uno de los lugares que hay que ver en Lugo sin excepción. Después se puede dar un paseo por Ribadeo, localidad que cuenta con un rico patrimonio monumental y un faro que se eleva en un lugar singular: la Isla Pancha.
