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Maravillas de Bizkaia que hay que ver al menos una vez en la vida

Maravillas de Bizkaia que hay que ver al menos una vez en la vida

Cualquier plan preconcebido queda corto, muy corto, cuando una de las provincias más pequeñas despliega sus encantos. Mirando al mar o a la montaña, elevándose hacia el cielo o hundiéndose en las entrañas de la tierra, la lista de maravillas de Bizkaia es interminable. Vamos a descubrir solo algunas, un aperitivo para animar a emprender el viaje y a dejarse seducir por una provincia llena de sorpresas.

Maravillas de Bizkaia: patrimonio monumental

El Puente Bizkaia, una maravilla en la ría de Bilbao

Puente Bizkaia.
Puente Bizkaia. | Shutterstock

La ría es la gran arteria de Bilbao y por extensión de Bizkaia. Muy cerca de donde se funde con las aguas del Cantábrico se alza la silueta de un singular puente. Su construcción marcó todo un hito, de hecho, es el puente transbordador más antiguo del mundo. Su góndola sobrevuela las aguas de la ría desde 1893, uniendo Getxo y Portugalete en un viaje de apenas minuto y medio.

Hay otra forma de realizar ese viaje, que es caminar por la pasarela superior del Puente Bizkaia. Desde sus más de 50 metros de altura la panorámica es espectacular, casi tanto como su imponente estructura de hierro vista desde la distancia. Esta joya de la ingeniería decimonónica es también Patrimonio de la Humanidad, motivo más que suficiente para encabezar con ella esta lista de maravillas de Bizkaia.

La magia de San Juan de Gaztelugatxe

San Juan de Gaztelugatxe.
San Juan de Gaztelugatxe. | Shutterstock

A pesar de su enorme belleza, era un rincón poco conocido de la costa vasca. Hasta que su irresistible fotogenia y un aura de misterio convirtieron a esta ermita y su entorno en escenario de una sumamente famosa serie de televisión y en lugar de peregrinaje, aunque no precisamente religioso. San Juan de Gaztelugatxe no ha perdido sin embargo ni un ápice de su encanto.

Atravesar el puente que une el islote con la costa, ascender 241 escalones hasta alcanzar la ermita y admirar un paisaje de belleza abrumadora es una experiencia que difícilmente se olvida. También hay que conocer sus historias, que hablan de marineros agradecidos que dejaron aquí sus exvotos, de piratas que saquearon el lugar sin compasión e incluso de aquelarres.

El Puente Viejo de Balmaseda, un emblema de Bizkaia

Puente Viejo de Balmaseda.
Puente Viejo de Balmaseda. | Shutterstock

El Puente Viejo ha contemplado 900 años de historia. Lo han atravesado comerciantes, ejércitos y peregrinos en sus rutas por el norte de la península. Lugar de paso, también lo fue de recaudación, puesto que funcionó durante mucho tiempo como aduana. Hoy sus tres arcos y esa torre que le da un cierto aspecto de fortificación recuerdan que Balmaseda es la villa más antigua de Bizkaia.

Cruzar el puente nos permite adentrarnos en uno de los pueblos más bonitos del País Vasco. Su casco histórico alberga joyas como la Iglesia de San Severino, el Palacio Horkasitas o la Casa Consistorial, que por su singular arquitectura ha recibido el sobrenombre de ‘mezquita de Vizcaya’. Todo ello aderezado por un curioso Museo de Boinas y unos alrededores maravillosos.

Devoción y naturaleza en el Santuario de Urkiola

Santuario de Urkiola.
Santuario de Urkiola. | Shutterstock

El santuario más antiguo de la provincia se alza en un escenario de belleza conmovedora, en el corazón mismo de Bizkaia y en un territorio sagrado desde tiempos inmemoriales. Entre fresnos y hayas se descubre la silueta de un templo enorme pero inacabado. Es el santuario de los santos Antonios: san Antonio Abad y san Antonio de Padua.

Dentro llama la atención un espectacular mosaico que preside el altar mayor. Fuera hay que fijarse en la enorme piedra que descansa justo enfrente, de la cual se dice que es un meteorito y tiene poderes milagrosos. No hay que quedarse ahí, no debemos olvidar que estamos en el Parque Natural de Urkiola, uno de los tesoros naturales de la provincia que merece la pena descubrir a través de sus senderos o asomándose al espectacular mirador de las Tres Cruces.

El Castillo de Butrón, un castillo de cuento

Castillo de Butrón.
Castillo de Butrón. | Shutterstock

Su magnífico aspecto invita a imaginar que ha sido escenario de episodios épicos, de grandes batallas y hasta de historias fantásticas. El Castillo de Butrón es un capricho arquitectónico de aires románticos. Hunde sus orígenes en la Edad Media, pero esa fortaleza de ostentosa decoración exterior es fruto de una profunda reforma y ampliación que sufrió en el siglo XIX. Su interior no se puede visitar, pero el conjunto que forman el castillo y sus jardines, que sí están abiertos al público, es espectacular.

Naturaleza sorprendente en Bizkaia

El bosque mágico de Otzarreta

Bosque mágico de Otzarreta.
Bosque mágico de Otzarreta. | Shutterstock

En el hayedo de Otzarreta las ramas de las hayas crecen en vertical, buscando el cielo. No es fruto de la casualidad, sino de los carboneros que trasmochaban el tallo central de los árboles para obligar a las ramas a crecer de esa forma. El musgo que cubre los troncos y las raíces y el manto vegetal ocre del terreno hacen de este uno de los bosques más misteriosos y también más bellos de España.

El hayedo se esconde en uno de los espacios naturales más espectaculares del País Vasco, el Parque Natural de Gorbea. No hay que alejarse mucho de él para descubrir otros tesoros como el humedal de Saldropo o la cascada de Uguna. Algo más alejados se encuentran rincones fascinantes como el bosque de Belaustegui, la cascada de Gujuli, el menhir de Arlobi o la cueva de Superlegor, donde según la mitología vasca vivía la diosa Mari, diosa madre de la tierra.

La Cola de Dragón en la playa de Barrika

Playa de Barrika.
Playa de Barrika. | Shutterstock

La Cola de Dragón es una de las formaciones más pintorescas de toda la costa vasca. En la playa de Barrika, el flysch sobresale de la arena de una forma que recuerda a la de estos seres mitológicos. Una postal que es especialmente bella al atardecer, cuando los colores del cielo adquieren tonalidades anaranjadas y violáceas.

Ese rincón singular es solo una pequeña muestra de lo que alberga una de las maravillas de Bizkaia más cautivadoras, la franja costera que discurre entre Plentzia y Getxo. En ella se suceden acantilados de vértigo y playas paradisiacas como las de Sopela, que son uno de los lugares preferidos por los surfistas.

El mundo subterráneo de Bizkaia: la cueva de Pozalagua y la torca del Carlista

Torca del Carlista.
Torca del Carlista. | Iosu Granja/Enbata, Wikimedia

Si en superficie el territorio de Bizkaia es magnífico, bajo ella se esconde un universo subterráneo espectacular. Uno de los más bellos ejemplos es la cueva de Pozalagua, con una de las mayores concentraciones de estalactitas excéntricas del mundo. La extracción minera sacó a la luz esta joya a mediados del siglo pasado y de esa actividad quedan otros recuerdos, como una cantera que se transformó en un gran auditorio y la fábrica donde se trabajaba el mineral.

Solo unos metros separan esta cueva de otra de las maravillas de Bizkaia. Se trata de la torca del Carlista, que oculta la cámara subterránea más grande de Europa. Sus dimensiones son colosales; tiene nada menos que 497 metros de largo, 287 de ancho y 97 de altura. Eso sí, solo espeleólogos experimentados pueden adentrarse en este magnífico lugar que se encuentra en el corazón del Parque Natural de Armañón.

Naturaleza y arte en el Bosque de Oma

Bosque de Oma.
Bosque de Oma. | Shutterstock

Hay un lugar donde arte y naturaleza se funden de forma magistral. En el Bosque de Oma, los troncos de los árboles sirvieron de lienzo a Agustín Ibarrola. Es un rincón mágico donde nada es lo que parece, donde hay que mirar desde diferentes perspectivas para encontrar aquella que transmite lo que el artista imaginó y quiso expresar con su obra.

El Bosque de Oma se localiza en el corazón de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, un espacio de enorme riqueza natural y paisajística. Está además salpicado de pueblos maravillosos, desde el marinero Bermeo al histórico Gernika. Si hablamos de historia, no hay que pasar por alto la cueva de Santimamiñe, el yacimiento arqueológico más destacado de Bizkaia. Allí aun es visible la huella que dejaron los primitivos habitantes de estas tierras hace ya 15 000 años.

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