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Las estatuas que vigilan Madrid desde las alturas

estatuas de Madrid, Las estatuas que vigilan Madrid desde las alturas

Se dice que es posible reconocer a un turista en una ciudad porque son los únicos que caminan con la vista dirigida a las alturas. Aparte de provocar algún que otro accidente, este ejemplo es un buen recordatorio de la belleza que se encuentra al mirar un poco más allá en lo cotidiano, más allá de lo que perciben los ojos en un primer momento. Como todas las grandes ciudades, la capital alberga muchos rincones escondidos y unos cuantos están entre los tejados. Las estatuas de Madrid observan sus calles desde las alturas.

Gran parte de estas estatuas ubicadas en las azoteas comparten materiales y también un gusto por lo mitológico. Esculturas con historia que han acabado creando la suya propia coronando los edificios.

Minerva en el Arco de la Victoria

Estatuas de Madrid
Arco de la Victoria en Moncloa con la diosa Minerva| Shutterstock

Uno de los arcos del triunfo de construcción más reciente en España es el Arco de la Victoria de Moncloa. Con un modelo de edificación sobria que recuerda a la arquitectura fascista italiana, fue levantado en la década de los años 50, como parte de las construcciones típicas de postguerra. En lo alto de sus 49 metros encontramos la estatua mitológica de Minerva, diosa romana recurrente en las esculturas urbanas, también conocida como Atenea por los griegos. La divinidad olímpica corona el edificio montada en una cuadriga arrastrada por cuatro caballos, sujetando una corona de laurel, símbolo de la victoria. Un mirador del que la ciudad no ha podido llegar a disfrutar.

El arco también fue conocido con otro sobrenombre entre la población madrileña. Existía una fábrica de cerveza muy cerca de la ubicación del arco, conocida como El Laurel de Baco. De una manera espontánea el monumento pasó a ser conocido como El Laurel de Paco, en referencia a Francisco Franco.

Otros Arcos del Triunfo con historia

No es la única puerta triunfal que existe en Madrid y tampoco la única con referentes mitológicos. La monumental Puerta de Alcalá cuenta con la representación de Fama, sin su típica trompeta, eso sí. En la mitología romana y griega, Fama se considera portadora de noticias, no necesariamente ciertas. Los rumores a los que Fama daba notoriedad podían hundir o ensalzar a héroes que no siempre lo merecían, así que era una diosa vista con cierto recelo. La escultura se encuentra sosteniendo el escudo de armas de Carlos III junto a un Genio, un espíritu considerado de buen augurio. En la época en la que fue esculpida por Francisco Gutiérrez, la imagen de Fama se consideraba una manera de ensalzar las bondades de los monarcas, así que la estatua no iba con segundas.

Minerva en El Círculo de Bellas Artes de Madrid

Estatuas de Madrid
Minerva custodiando Madrid desde la terraza del Círculo | Shutterstock

Otra famosa Minerva y probablemente más conocida es la del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Se ha convertido en todo un emblema de las actividades del Círculo y de la propia ciudad. La revista que recoge la extensa agenda cultural del espacio lleva su nombre y es un placer poder ver esta estatua mitológica de cerca en la mítica terraza de Madrid. La escultura de Minerva se realizó en bronce por Juan Vassallo en 1964 y mide casi siete metros de altura. Observa Madrid desde los 46 metros del edificio y subirla fue todo un quebradero de cabeza. Hubo que utilizar una plataforma de 12 m2 construida para la ocasión, además de grúas y andamiaje específico. Porque a pesar de estar hueca, sus tres toneladas y su altura obstaculizaron su traslado y su colocación.

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Estatuas de Madrid
Una imponente Minerva se levanta sobre los tejados de la Gran Vía madrileña | Shutterstock

La estatua cuenta con todos los atributos que tradicionalmente se identificaban con la diosa, conocida primero como Atenea, y que nació de la cabeza del propio Zeus, en uno de los primeros casos conocidos de familias monoparentales. El búho, símbolo de la sabiduría y su poder, así como de la filosofía; el escudo donde se puede ver la cabeza de la gorgona Medusa, o el rayo como recuerdo de su padre Zeus. La condición de guerrera de la diosa se plasma a través de la lanza y el característico casco de esta escultura.

Las muchas miradas del edificio Metrópolis

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Victoria Alada en la cúpula del edificio Metrópolis | Shutterstock

La bifurcación de la calla Alcalá y la Gran Vía ofrece una de las postales más típicas de Madrid, la presidida por el edificio Metrópolis. Éste data de principios del siglo pasado y en su día fue el más alto de toda la Gran Vía. Originalmente y hasta la década de los setenta, la estatua que habitaba la cúpula era un fénix montado por Ganímedes, símbolo de la compañía de seguros propietaria del edificio, La Unión y el Fénix. Hasta que otra aseguradora se hizo con él y colocó la definitiva Victoria alada. La estatua cobra especial protagonismo en una cúpula donde abunda nada más y nada menos que el pan de oro, y un buen número de focos en la noche madrileña para darle una imagen más majestuosa.

No obstante, la estatua de la Victoria no es la única que decora la basta ornamentación del edificio, con varios relieves e incluso un grupo escultórico de Mariano Benlliure que vigila desde las alturas. Pequeños atractivos que hacen que la Victoria Alada destaque y sea, probablemente, la estatua más fotografiada de Madrid. O bueno, quizá la segunda, por no enojar a la Cibeles.

La Gloria y los Pegasos, estatuas de Madrid que coronan ministerios

Estatuas de Madrid
Palacio de Fomento con el conjunto escultórico | Shutterstock

Construida para coronar el Ministerio de Fomento, actualmente Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, frente a la estación de Atocha. Se trata de una alegoría sobre el progreso, donde la Gloria, una Victoria, se encumbra en el centro del grupo escultórico. A sus pies, dos figuras que representan la ciencia y el arte. A los lados, otras dos figuras antropomórficas representan la agricultura y la industria, y la filosofía y las letras, ambas montando dos caballos alados, pegasos. Tantos protagonistas forzosamente tenían que tener un gran peso, literalmente, y más cuando la decisión fue realizarlos en mármol del municipio italiano de Carrara, el mismo material que Miguel Ángel uso para su Moisés.

Las estatuas originales de Agustín Querol, colocadas en lo alto del ministerio en 1905, tuvieron que ser reemplazadas con el paso de los años debido a su deterioro. La decisión tomó más fuerza cuando varios fragmentos de la estatua se desprendieron cayendo a la acera, y claro, no eran precisamente restos de gravilla. Parece que a principios de los 70 una pieza de unos 20 kilos se precipitó a las puertas del propio ministerio. A partir de ahí comenzó su restauración y un singular periplo por la capital. Estas míticas estatuas de Madrid se dividieron en partes para bajarlas de su ubicación original.

El ocaso del grupo escultórico

El conjunto fue restaurado con desigual fortuna y separado para seguir contemplando Madrid pero desde más abajo. Ya entrados en la década de los 90, la Gloria se instaló primero en la glorieta de Príncipe de Vergara y finalmente en la glorieta de Cádiz. A pocos metros, en la glorieta de Legazpi, se instalaron originalmente los dos pegasos. Pero debido a unas obras en la superficie, uno de los pegasos pasó a un almacén de la capital. Su compañero se quedó en Legazpi, eso sí, con un ala menos. En la actualidad, el grupo escultórico que podemos ver en lo alto del ministerio fue el realizado en bronce vaciado por el escultor Juan de Ávalos en 1976.

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 Unas cuadrigas de cine

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Las imponentes cuadrigas mirando al este de Madrid | Shutterstock

Al comienzo de la calla Alcalá se levanta en la esquina el antiguo edificio del Banco de Bilbao, actualmente Consejería de Medio Ambiente. La monumentalidad y el interés arquitectónico se refuerza con las estatuas que rematan los dos torreones de la fachada: dos cuadrigas de bronce esculpidas por Higinio de Basterra. Las cuadrigas están montadas por dos aurigas que se alzan sobre ellas en un pedestal, sin aparente vinculación mitológica directa, pero sí como símbolo del poder de los bancos a principios de siglo.

Durante la Guerra Civil fue necesario pintar las esculturas de negro para que el recubrimiento de latón de las cuadrigas, brillante bajo el sol, no sirviera de referencia en los ataques aéreos. Estas estatuas de Madrid cobraron aún más protagonismo al convertirse en actores de la película “La Comunidad”. El director Álex de la Iglesia, aficionado a colgar a actores de lugares míticos de Madrid, diseñó una escena en la que Carmen Maura huía de sus vecinos aferrada a la pata de uno de los caballos.

La cuadriga de la aurora

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Aurora montada en su carro | Wikimedia, Luis García

De una cuadriga a otra, esta vez, en el Paseo de Recoletos, una de las arterias principales de Madrid, que alberga edificios notables. Construida como un eje alrededor del cual se erigieron muchos palacios y palacetes en el siglo XIX. Posteriormente, las grandes empresas privadas comenzaron a ubicarse en la capital y, en algunos casos, compraron palacios como éste situado al comienzo del Paseo. Los nuevos inquilinos fueron seguros La Aurora, quienes colocaron la estatua mitológica de la diosa homónima, conocida como Eos por los griegos, dirigiendo una cuadriga de cuatro caballos.

Juan Adsuara fue el escultor del conjunto realizado en bronce en 1920. Y tuvo bastante ojo, porque, a pesar de los numerosos dueños y restauraciones del edificio, la Aurora ha permanecido intacta en su lugar hasta el día de hoy.

La moderna Diana Cazadora

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Diana cazadora con su jauría en el cielo de Madrid | Shutterstock

De vuelta a la Gran Vía, hay que alzar la vista para topar con una de las estatuas de Madrid más bellas y más recientes de sus alturas. Esta Diana Cazadora es obra de la arquitecta y escultora Natividad Sánchez. Las seis piezas, que incluyen a la diosa gemela de Apolo y sus perros, se mudaron en 2007 al ahora hotel de cinco estrellas Hyatt Centric, en Gran Vía 31. La estatua está realizada en bronce en formas que recuerdan al neoclásico. Además, es posible verla brillar muy de cerca, gracias al restaurante y coctelería ubicada en la azotea del propio hotel.

Los viajeros y curiosos ubicarán mejor el emplazamiento si saben que es el edificio donde hace unos años estaba la administración de loterías Doña Manolita.

Las muchas vidas del ave Fénix en Madrid

Estatuas de Madrid
Escultura de ave y Ganímedes o ave Fénix en Gran Vía 32 | Shutterstock

El ave Fénix es una de las alegorías más habituales en el arte. Renacer de las cenizas con una imagen de fuerza y majestuosidad es un símbolo demasiado codiciable para no utilizarlo como emblema. Quizá por eso Madrid y su condición de sede de muchas empresas albergue tantas estatuas dedicadas a este ser mitológico.

El mencionado Ganímedes montado a un ave Fénix que se encontraba en el edificio Metrópolis también encontró su hueco a unos metros de su hogar original. Fue reubicado en la sede de la Mutua Madrileña en el Paseo de la Castellana, aunque ya a ras de suelo. Para ser fieles al relato, si realmente se trata de Ganímedes, lo cierto es que más que un ave Fénix debería tratarse de un águila. Según la mitología griega, Zeus raptó al bello Ganímedes para hacerle su amante y lo hizo transformado en águila, y de las grandes. Así que ahí queda este asunto en la nave del misterio. Que conste que también se colocó en lo alto del edificio una estatua con los mismos motivos escultóricos, pero con un pasado menos movido que su gemela.

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Tras la pista del Fénix

Cerca de allí, en la plaza de Colón, encontramos otra típica estatua del cielo madrileño sobre el hotel Gran Melià Fénix. Y esta estatua ha tenido el privilegio de ver pasar por allí a huéspedes tan ilustres como The Beatles cuando tocaron en Las Ventas, a Rita Hayworth o a Cary Grant.

Merece la pena dar un paseo en busca de las otras estatuas en Madrid con el Fénix de protagonista, porque existen hasta cuatro más. Sólo un par de pistas: la mayoría se alzan en hoteles a lo largo de la Gran Vía. Alguna que otra, además, en la sede de una importante radio caminando hacia Callao.

El colosal romano

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El coloso o Romano con la casa a cuestas | Wikipedia, Luis García

Obra de Victorio Macho, escultor art-decó con una trayectoria importante en Madrid, este Romano de más de siete metros se ubica en Gran Vía 60. Las dimensiones de la estatua de bronce y las formas hacen que también se conozca a esta escultura como el Coloso. Las formas rectas, sobrias, también recuerdan mucho al modelo greco-latino, realzando la musculatura. Aunque la estatua está cubierta con una túnica blanca, porque en los inviernos de Madrid, con mucha masa muscular o sin ella, refresca bastante. Entre los habituales de la zona se ha hecho popular la creencia de que el primer día de primavera, el sol atraviesa la pesada carga del romano de una manera espectacular. Como afortunadamente es al anochecer y no a las seis de la mañana, igual comprobarlo tampoco es tan complicado.

El demonio que resultó no serlo

Estatuas de Madrid
El “accidente aéreo” de un ángel en las calles de Madrid | Wikipedia, Luis García

La rumorología castiza de la capital hizo durante un tiempo correr la historia de que Madrid no contaba con una estatua dedicada al ángel caído. Contaba con dos. Aparte de la escultura de El Retiro, el edificio situado en la esquina de la calle Mayor con la calle de los Milaneses tiene en sus alturas una estatua a un ángel caído, efectivamente. Pocos la conocían, aunque ahora se ha convertido en uno de esos secretos a voces. Y gracias a eso se ha destapado el asunto. Es un ángel caído pero no se trata de un demonio. El escultor, Miguel Ángel Ruiz, la bautizó como “accidente aéreo” y, aunque se trata de un ángel, se desconocen las aspiraciones al trono celestial del protagonista. Está realizada en bronce y es otro de los ejemplos más recientes de esta recopilación de esculturas, porque data de 2005.

Las azoteas siempre conservan el encanto de mirar sin ser visto, pero además poseen secretos arquitectónicos  por descubrir tan interesantes como estas estatuas de Madrid. Una excelente forma de conocer las ciudades propias y ajenas de una manera diferente, conociendo también sus alturas.