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11 barcos españoles famosos que ocupan un lugar en la historia

Barcos españoles famosos

En esta selección de algunos de los barcos más famosos de la historia de España se encuentran carabelas, navíos, acorazados o naos. Naves que han formado parte de eventos de enorme importancia, que fueron protagonistas en la protección de la península contra las fuerzas extranjeras, en exploraciones o en actos de agresión. Desde finales de la Edad Media hasta momentos muy cercanos a la actualidad. Solo queda levar anclas y arrancar.

Santísima Trinidad

Réplica de la Santísima Trinidad
Réplica de la Santísima Trinidad. | Shutterstock

Botado en La Habana, en marzo 1769, La Santísima Trinidad fue el navío más grande de la época, tanto que fue conocido como “El Escorial de los Mares”. Por ello, es uno de los barcos españoles con más prestigio de la historia de España. Al tiempo, como se verá más adelante, fue de los más desgraciados. Este navío de línea tenía 140 cañones y fue uno de los pocos que contó con cuatro puentes. De este modo, necesitaba más de 1000 hombres en la tripulación.

Participó en la guerra de Independencia de los Estados Unidos, contra Inglaterra, en la batalla del cabo Espartel y en la del cabo de San Vicente. La nave insignia de la armada conoció su final en la batalla de Trafalgar, que enfrentó a la flota británica de Nelson contra una combinada franco-española. Su inmenso tamaño y la pésima estrategia de Villeneuve llevó a que se viera rodeado por buques ingleses. Cañoneada hasta la extenuación, fue capturada. Pese a los intentos de salvarla, se hundió, para tranquilidad de los enemigos de Inglaterra. La Santísima Trinidad protagoniza hoy una exposición en el castillo de la Real Fuerza de La Habana.

Santa María, Niña y Pinta

Réplica de la Niña, la Pinta y la Santamaría
Réplica de la Niña, la Pinta y la Santa María. | Shutterstock

La expedición de Cristóbal Colón para llegar a las Indias estaba compuesta por tres barcos: la Santa María, la Niña y la Pinta. Comandando las tres naves, Colón partió del puerto de Palos de la Frontera el 3 de agosto de 1492 para descubrir una nueva ruta hacia las Indias.

La Santa María era el barco de mayor tamaño y no está claro si era una carabela o una nao. En todo caso, contaba con una capacidad de hasta 200 toneladas de carga y alcanzaba 36 metros de eslora. Esto hacía que fuera la más lenta de la terna. Fue construida en Galicia, por lo que al principio fue conocida como La Gallega. En ella navegaban 39 hombres, entre los que se encontraba Colón. Acabó encallando cerca de Haití en 1942 y con sus maderos se construyó el Fuerte Navidad, el primer asentamiento español en América.

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La Pinta era la más rápida de las tres naves, con 60 toneladas y con 24 hombres a bordo. Tiene una gran importancia histórica, puesto que fue el barco desde donde Rodrigo de Triana avistó tierra. Asimismo, fue la primera en volver a España desde America para dar las buenas noticias y enseñar los productos que se encontraron en estas tierras nuevas. Por último, La Niña cargaba un máximo de 50 toneladas y se alargaba hasta 20 metros de eslora. Este buque fue el utilizado por Colón para volver a la península.

Dédalo I

El portahelicópteros Dédalo es todo un emblema español y es considerado un símbolo de la armada. La razón: fue el primer portaaviones de la historia del país. En sus comienzos fue un simple buque mercante alemán. Al término de la Primera Guerra Mundial fue entregado por la República de Weimar para compensar a España por el hundimiento de barcos comerciales durante el conflicto.

Sin embargo, el alto mando naval tenía planes para él. En 1922 se culminó el proceso de transformación y el otrora Neunfels se transformó en el Dédalo. Tenía capacidad para 9000 toneladas y casi 128 metros de eslora. Su cometido más célebre fue participar como apoyo en el desembarco de Alhucemas, durante la guerra de Marruecos. En aquel 1925 fue clave para el éxito del primer desembarco anfibio exitoso de la guerra moderna. Tanto es así que la acción fue usada como ejemplo en el de Normandía durante la Segunda Guerra Mundial.

La Real

Réplica de la Real en el Museo Marítimo de Barcelona
Réplica de la Real en el Museo Marítimo de Barcelona. | Fritz Geller-Grimm, Wikimedia

La Real era una galera, un tipo de embarcación que descendía de las naves grecorromanas y que durante siglos dominó el Mediterráneo. Tuvieron un gran protagonismo en el imperio español y el otomano. El culmen de dicha importancia se vio en la batalla de Lepanto durante el siglo XVI. En ella participó este buque, como parte de la flota de La Santa Alianza. Estaba constituida por nada menos que 200 galeras y 100 embarcaciones de transporte.

Capitaneada por el comandante principal de la fuerza, el infante Don Juan de Austria, La Real estuvo en el epicentro de la batalla. Más allá de sus prestaciones militares, con hasta cinco cañones en proa, también estaba lujosamente ornamentada y pintada en rojo y oro. En la actualidad, se puede admirar una réplica de este barco en el Museo Marítimo de Barcelona.

La Victoria

Réplica de la nao Victoria
Réplica de la nao Victoria. | CarlosVdeHabsburgo, Wikimedia

La nao Victoria fue el primer barco en dar la vuelta al mundo. Era uno de los cinco barcos con los que Fernando de Magallanes partió en 1519 para bordear América y encontrar el paso a las Indias. Conocida como la Armada de la Especiería, esta flotilla pretendía encontrar una ruta hasta las Molucas alternativa a la que iba por África. Algo vital para Carlos V, ya que la vía africana estaba controlada en exclusiva por los portugueses.

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Este célebre barco en un inicio estuvo al mando de Luis de Mendoza, pero el marino se amotinó contra Magallanes en la Patagonia durante el primer año de travesía. Solucionado el problema por parte del portugués, siguió junto a la flota por el hoy llamado estrecho de Magallanes y llegaron a Filipinas. El líder de la Armada de la Especiería murió al reclamar este territorio para la Corona de España, bajo fuego aborigen. De esta forma, Juan Sebastián Elcano acabó haciéndose con el mando y logró retornar en La Victoria, la única nave superviviente, a Sanlúcar de Barrameda. Fue en 1522 y solo le acompañaron 18 supervivientes. El resto es historia.

“El Glorioso”

En el centro el Glorioso, cañoneando al Russell durante su último combate
En el centro el Glorioso, cañoneando al Russell durante su último combate. | Wikimedia

“El Glorioso”, oficialmente el San Ignacio de Loyola, era un navío con 70 cañones comandado por Don Pedro Mesía de la Cerda. La nave se dedicaba a hacer la ruta entre España y el Caribe desde 1740. En el año 1747 regresaba de Veracruz con una carga valorada en 4.502.631 de pesos fuertes y 7 maravedís de plata, transportando además medicinas, vainilla, cacao, cueros y un valioso regalo del virrey de Filipinas al rey Fernando VI.

Es uno de los barcos españoles más famosos de la historia por haber sido capaz de humillar a una docena de barcos británicos para proteger su carga. En lugar de evitar el conflicto, decidió enfrentarse a las embarcaciones, haciendo huir a dos de los tres barcos. Incluso atacó al Warwick, el más poderoso de la escuadra inglesa. Tras cinco rondas de combate, con la munición agotada, el San Ignacio de Loyola se rindió. Pese a ser capturado y puesto a disposición de la Royal Navy, la conocida como Carrera del Glorioso pasó a los anales de la historia naval. Tanto es así que hasta los propios británicos alabaron la gesta. Ahí es nada.

Pelayo

Pelayo
Pelayo. | Wikimedia

La embarcación Pelayo fue el único acorazado de la Armada española durante el siglo XIX. Contaba con un blindaje de 45 centímetros, lo que lo convirtió en uno de los buques de guerra más temidos por los americanos durante la guerra hispano-estadounidense. Disponía de cuatro torres y cañones con casi 3000 toneladas. A pesar de tener todas las características ideales para resultar clave en el conflicto no llegó a intervenir. Una decisión muy cuestionada durante el desarrollo del Desastre del 98. Aunque en la guerra de Melilla tuvo un papel importante, finalmente acabó en el desguace en 1924.

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San Martín

La Batalla de Lepanto, obra de Antonio de Brugada
La Batalla de Lepanto, obra de Antonio de Brugada. | Wikimedia

Don Álvaro de Bazán, el mejor almirante español del siglo XVI, hizo un gran uso de este buque. El San Martín era un galeón que pasó a engrosar la armada del unificado reino de España y Portugal. A pesar de sus acciones previas en la Azores, es célebre por su papel en la desastrosa Armada Invencible. Al mando de la parte portuguesa de la Grande y Felicísima Armada, logró salir vivo gracias a la habilidad de su tripulación. Tras participar en rescates heroicos y múltiples escaramuzas, reparado in extremis por buzos, consiguió retornar a España.

Blas de Lezo

En 1923 se construyó el crucero Blas de Lezo con 4780 toneladas. Tenía capacidad para 320 hombres y estaba armado con seis cañones y 12 lanzatorpedos. Fue, como el Dédalo, uno de los héroes del desembarco de Alhucemas. Asimismo, participó en numerosos conflictos internacionales, incluso en China. Pese a que quedó obsoleto, su legado sigue vivo en forma de sucesores. Cinco van ya. No en vano, el nombre de estos buques se basa en el líder de una de las defensas más extremas de la historia bélica: el sitio de Cartagena de Indias durante la guerra de Asiento. En este, Blas de Lezo derrotó a una flota británica de más de 30.000 hombres estando en una desventaja numérica de diez a uno.

Buque Escuela Juan Sebastián Elcano

Buque Juan Sebastián Elcano
Buque Juan Sebastián Elcano. | Beninho, Wikimedia

No solo es uno de los barcos españoles más famosos de la historia, también uno de los más veteranos. El Buque Escuela Juan Sebastián Elcano lleva formando a oficiales de la marina desde 1928, el año siguiente al que fue botado. En 2021 esta nave había realizado 93 cruceros de enseñanza, once vueltas al mundo incluidas. El peso de este último tipo de travesías en el total es lógico, ya que debe su nombre al primer oficial que pudo completar una circunnavegación.

Antes del Juan Sebastián Elcano ya hubo buques escuela muy célebres. El que más, el antecesor del barco que cierra este artículo. Se trata del Nautilus. Este tipo de embarcaciones ya se usaban desde principios del siglo XVIII, aunque adquirieron estatus oficial en 1862. Su misión era la de formar al cuerpo de Guardiamarinas, los aspirantes a puestos de oficial en la armada.