fbpx

Los peores naufragios de la historia de España

peores naufragios de España

El mar, ya se sabe, es un lugar repleto de criaturas casi de ficción, de lugares de fantasía y de olor a salitre. Pero también es un lugar peligroso, sujeto a las inclemencias de las mareas y los temporales. A pesar de su enormidad, los humanos llevan navegando sus aguas desde los tiempos de los fenicios e, incluso, desde antes.

Sin embargo, no todos los viajes en barco salen bien. Muchos acaban con las embarcaciones encalladas en las costas de alguna isla o con sus tripulantes engullidos por las profundidades. La mayoría de estos naufragios se deben a temporales, aunque algunos también se producen como consecuencia de conflictos bélicos, negligencias o víctimas de la piratería. Estos son algunos de los peores naufragios que han tenido lugar en España a lo largo de la historia.

El naufragio de La Herradura, una maniobra que salió mal

La piratería berberisca en el Mediterráneo, dirigida contra los territorios católicos de la Europa meridional, provocó en numerosas ocasiones las alianzas de diferentes países. Por ejemplo, España, Sicilia, Nápoles y Génova crearon una flota de guerra para neutralizar dicha amenaza y poder abastecer los asentamientos españoles en las costas mediterráneas.

En este contexto, para asegurar y suministrar víveres al presidio español de Orán-Mazalquivir, punto neurálgico de la defensa contra la piratería berberisca, 28 galeras españolas arribaron en Granada en 1562. Ante la llegada de un temporal, Don Juan de Mendoza, capitán general de galeras, ordenó a las naves resguardarse en la bahía de La Herradura.

Monumento naufragio La Herradura
Monumento en memoria de las víctimas del naufragio de La Herradura. | Shutterstock

Sin embargo, los vaivenes del viento empujaron las galeras entre sí y contra las rocas durante la maniobra. Como consecuencia, 25 de las naves se hundieron en la mañana del 19 de octubre de 1562 y, con ellas, las vidas de sus ocupantes. El naufragio en las costas granadinas se llevó así la vida de 5000 personas.

El naufragio de Santa Cruz de Tenerife, donde Nelson perdió un brazo

En 1796 estalló una guerra entre España (apoyada por Francia) y Gran Bretaña, que se prolongó hasta el año 1802. Ambas naciones, Francia y España, tenían como objetivo frenar la expansión del imperio británico. En este contexto, el 25 de julio de 1797 una flota inglesa comandada por el famoso Horacio Nelson intentó hacerse con el puerto de Santa Cruz de Tenerife, punto de vital importancia para el comercio con las Américas.

El comandante ordenó un ataque frontal sobre la isla, donde las baterías españolas y francesas les recibieron a cañonazos, devastando la flota británica. Entre los daños causados destacan los dirigidos a la fragata Fox, en la que perecieron unos 100 hombres. En total, las víctimas mortales ascendieron a 700. Precisamente, la metralla de una bomba de racimo fue la que destrozó uno de los brazos del comandante Nelson, que quedó manco.

El naufragio de la fragata de Guadalupe: una desgracia con héroe

Dénia, 1799. De nuevo, guerra anglo-española. A mediados de marzo, la fragata Guadalupe, perteneciente a la Armada de Carlos IV, estaba siendo perseguida por tres buques de guerra británicos. La fragata intentó entonces buscar refugio en Dénia, pero una borrasca hizo que la embarcación naufragara el 15 de marzo y se estrellara contra unas rocas. 107 hombres perdieron la vida y otros 40 desaparecieron. El buque se quedó clavado en la punta del Sardo. Al día siguiente, el casco cedió y la popa comenzó a hundirse. Como en el Titanic, vaya.

A pesar de los esfuerzos de los pobladores de Dénia por salvar la fragata, las maniobras de salvamento eran casi imposibles. Sin embargo, sí cabe destacar la hazaña del marinero Andrés Martínez, que logró llegar a la costa, se ató un cabo al cuerpo y volvió al barco, consiguiendo atarlo a la proa. De esta forma, el navegante salvó varias vidas.

La tragedia de la fragata Santa María Magdalena, el mayor naufragio de la historia de Galicia

En 1808 las tornas cambiaron en el mapa europeo. La guerra de la Independencia entre España y Francia estalló y los británicos se convirtieron en aliados de los españoles. En este escenario nació la Expedición Cántabra en el año 1810, una operación naval conjunta entre la Armada Española y la Royal Navy que tenía como objetivo principal la recuperación de la ciudad de Santoña, que se hallaba en manos francesas.

Ría Viveiro
La ría de Viveiro. | Shutterstock

Con esta intención, una escuadra partió de las costas de Galicia el 14 de octubre de aquel mismo año. Su buque insignia era la fragata Santa María Magdalena, que navegaba junto al bergantín Palomo, dos goletas, cuatro cañoneras y varios transportes de tropas. Pero cuando la escuadra fondeaba las costas santanderinas, se vio sorprendida por un temporal que obligó tanto al Palomo como a la Santa María Magdalena a cortar las cuerdas de sus anclas mayores. Después, volvieron a ría de Viveiro, lugar elegido como punto de encuentro si había algún problema.

Allí, un nuevo temporal arrastró ambas naves al no disponer de ancla. Ambos barcos naufragaron y chocaron contra las rocas, dejando a su paso un total de 550 muertos. Entre ellos, el capitán de la Santa María Magdalena, Don Juan de Salcedo, y su hijo, cuyos cuerpos se hallaron abrazados. Después de aquello, la Armada prohibió que familiares directos se embarcaran en la misma unidad. En 1934 fue erigido un monumento en Viveiro como recuerdo del desastre, uno de los naufragios de España más dramáticos que se recuerdan.

El misterio del Reina Regente

Más de 80 años después del desastre de Viveiro, se produjo uno de los naufragios más enigmáticos que se recuerdan en España. Según cuentan, el Reina Regente era uno de los buques mejor armados de España, temido y respetado por su potencia de fuego. Si bien es cierto que su artillería desestabilizaba al barco cuando había fuertes temporales.

En 1895, el Reina Regente inició un viaje pacífico con la misión de transportar diplomáticos marroquíes a España. Esta acción respondía al complejo entramado político que colocaba los intereses expansionistas de Francia sobre el territorio marroquí. En este contexto, Marruecos buscaba firmar un tratado de paz con España y ganarse su apoyo contra el adversario galo.

Reina Regente
Foto del buque Reina Regente antes de desaparecer. | Wikimedia

Sin embargo, las tensiones heredadas de la guerra de Margallo y la debilitada situación de España por la guerra en Cuba no hacían atractiva la aspiración marroquí para el gobierno. Ante la imposibilidad de firmar dicha alianza, el Reina Regente recibió órdenes de devolver a los pasajeros al puerto de Tánger, que estaba siendo amenazado por un grave temporal.

Esta tempestad debería de haber persuadido al capitán de regresar inmediatamente a Cádiz. No obstante, las tensiones entre España y Marruecos eran demasiado apremiantes para retrasar la vuelta del barco. En consecuencia, el capitán del barco decidió partir. Pero la nave jamás llegó a su destino.

Aquel día el Reina Regente desapareció en la inmensidad de las aguas sin dejar rastro. Después de una exhaustiva búsqueda y de los esfuerzos acaecidos para resolver el misterio, no se encontró el barco ni a ninguno de los 412 tripulantes que habían partido en él.

El hundimiento del Castillo de Olite, el mayor naufragio de la guerra civil española

El Castillo de Olite, además de ser un castillo en Navarra, fue un mercante ruso de nombre Zaandijk que el bando rebelde reutilizó durante la guerra civil española. Con una tripulación de 2200 hombres, la embarcación partió a Cartagena con la intención de prestar ayuda a los sublevados de la ciudad, en cuyo puerto aún había una importante flota republicana. Su ridícula velocidad lo dejó rezagado del resto de las embarcaciones, lo que lo convirtió en un blanco fácil.

El 7 de marzo del 1939 el buque fue alcanzado, como era previsible, por un proyectil, tras lo cual intentó huir. Pero no pudo hacerlo, pues otro disparo colisionó en el puente de mando de la embarcación, provocando una gran explosión y su hundimiento definitivo. Murieron 1500 personas, mientras que los supervivientes fueron apresados por los republicanos hasta el final del conflicto.