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Las mejores escapadas cerca de Jaca

Las mejores escapadas cerca de Jaca

La capital de la comarca oscense de la Jacetania puede presumir de tener una de las catedrales románicas más antiguas de España y una ciudadela magníficamente conservada. Son vestigios del pasado de una ciudad que se encuentra enclavada en un lugar privilegiado a los pies de los Pirineos. Así, la lista de escapadas desde Jaca es casi tan amplia como su historia, tanto para quienes buscan relajarse en un entorno natural maravilloso como para aquellos que tienen ganas de experiencias vertiginosas.

Escapadas imprescindibles desde Jaca

Sorpresas en el Valle de Tena

Valle de Tena
Valle de Tena. | Shutterstock

El Valle de Tena es uno de los más amplios del Pirineo. Aquí se localiza uno de los pueblos más sorprendentes de Huesca: Lanuza. La construcción del Embalse de Búbal lo condenó a morir, pero sus habitantes lo hicieron resurgir levantando de nuevo casas allí donde las aguas del pantano no habían llegado. Ese embalse se puede cruzar en piragua o, mucho mejor, sobrevolar en parapente. Incluso es posible balancearse en un vertiginoso columpio suspendido a 150 metros sobre sus aguas o cruzarlo lanzándose a 90 kilómetros por hora por la tirolina doble más larga de Europa.

Quienes busquen planes más relajados en verano pueden subir en la telecabina de Panticosa y alcanzar dos de los ibones más bellos de los Pirineos, el de los Asnos y el de Sabocos. Una alternativa aún más relajante es disfrutar de las aguas del balneario de Panticosa. Y para disfrutar de planes en familia, el valle ofrece muchas más actividades: el parque de tirolinas más grande de los Pirineos, trenecitos que llevan a rincones llenos de encanto, vías ferratas o descenso de barrancos, entre otras.

Senderismo en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. | Shutterstock

Paisajes de infarto con montañas que superan los tres mil metros de altura, profundos cañones y circos glaciares dan forma a una de las joyas naturales de España: el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Cualquiera de sus cuatro valles encierra encantos suficientes como para organizar una escapada desde Jaca, pero la puerta de entrada más cercana es Torla. Esta es una preciosa localidad a la que hay que llegar para realizar una de las rutas más transitadas del parque, la que lleva a las Gradas de Soaso y a la Cascada de la Cola de Caballo.

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Para contemplar otros escenarios de auténtico vértigo como el Cañón de Añisclo o las Gargantas de Escuaín hay que alejarse algo más de Jaca. En cualquier caso, adentrarse en el parque desde el punto que sea es sumergirse en un escenario agreste, pero de una belleza abrumadora. Importante: llevar siempre una equipación adecuada y no perder de vista las previsiones meteorológicas, sobre todo en temporada de lluvias.

Loarre, un castillo de cine

Castillo de Loarre
Castillo de Loarre. | Shutterstock

Aunque Jaca conserva su magnífica ciudadela, los amantes de la arquitectura militar tienen a solo una hora una construcción de aspecto épico. El Castillo de Loarre se yergue majestuoso desde hace mil años sobre un promontorio rocoso que domina el paisaje llano de la comarca de la Hoya. Es el castillo fortificado más antiguo de España y también uno de los mejor conservados, además de escenario cinematográfico y protagonista de un sinfín de leyendas.

Si quedan ganas de más, no demasiado lejos de Loarre se alza el Castillo de Montearagón, también del siglo XI, aunque apenas un siglo después perdería parte de ese carácter defensivo para convertirse en abadía. Algo posterior es otro magnífico castillo que se encuentra a solo media hora de Jaca, el de Biniés. Si se opta por esta ruta, se puede alargar un poco para visitar dos de los pueblos más bonitos de Huesca: Ansó y Hecho.

Aínsa y su encanto medieval

Las calles de Aínsa
Las calles de Aínsa. | Shutterstock

Aínsa protagoniza una de las postales más icónicas de la provincia de Huesca. Su caso urbano medieval se alza en el lugar donde se unen los ríos Cinca y Ara, con el fondo de lujo que son las montañas pirenaicas y a solo una hora de Jaca. Los restos del viejo castillo, la muralla, una singular Plaza Mayor porticada y una iglesia románica desde cuya torre se contempla una vista magnífica hacen retroceder a los tiempos en los que esta era la capital del Condado de Sobrarbe.

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La escapada desde Jaca a Ainsa tiene una razón añadida: la cercanía del Embalse de Mediano, uno de los más grandes de Aragón. En él se permite la práctica de deportes acuáticos como kayak, paddle surf e incluso esquí acuático. Como curiosidad, cuando el nivel del agua del embalse baja es posible contemplar la torre de la iglesia del pueblo que quedó sumergido y que da nombre al pantano.

Deportes de aventura en los Mallos de Riglos y Agüero

Mallos de Riglos
Mallos de Riglos. | Shutterstock

Las singulares paredes verticales de los Mallos de Riglos y Agüero son un pequeño paraíso para los escaladores más experimentados. En esas imponentes moles rocosas de hasta 200 metros de altura hay decenas de rutas de escalada. Pero hay otras muchas formas de admirar y disfrutar de uno de los paisajes más extraños de la provincia de Huesca, especialmente cuando cae el sol y esas paredes se tiñen de rojo.

Los alrededores de esta joya geológica, a una hora de Jaca, encierran un sinfín de posibilidades para disfrutar de una escapada de lo más entretenida: rafting en las aguas del río Gállego, piragüismo en el Embalse de la Peña, barranquismo en la Foz de Moliniello, vías ferratas o, por supuesto, iniciación a la escalada a los pies de esos imponentes mallos. Es un pequeño ejemplo de por qué Huesca ha sido reconocido como el mejor destino de aventura de Europa.

Historia y naturaleza en San Juan de la Peña

Monasterio de San Juan de la Peña
Monasterio de San Juan de la Peña. | Shutterstock

Al abrigo de una enorme roca se esconde uno de los monasterios más bellos y singulares de Aragón. El viejo Monasterio de San Juan de la Peña hunde sus orígenes en el siglo X y alberga un maravilloso claustro románico, además del panteón real donde reposan los restos de reyes de Aragón. No muy lejos se alza el nuevo monasterio, del siglo XVII, una joya barroca en la que se puede visitar el Centro de Interpretación de San Juan de la Peña.

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La excursión desde Jaca, que está a media hora, merece la pena para descubrir una parte de la historia del Camino de Santiago en su ramal aragonés y del origen del Reino de Aragón. Pero también es una buena excusa para adentrarse en unos paisajes poco conocidos, pero realmente hermosos. El monasterio se esconde en una zona protegida con numerosos senderos, como el que lleva a la Peña Oroel, desde la que se contempla una preciosa postal de Jaca y su entorno.

Deportes invernales para todo el mundo

Estación de esquí de Astún
Estación de esquí de Astún. | Shutterstock

Jaca mira a los Pirineos y, como no podía ser de otra forma, es una magnífica base de operaciones para disfrutar de los deportes en la nieve. Tres de las grandes estaciones de esquí del Pirineo español están a bastante menos de una hora de la ciudad. Son las estaciones de Astún, Candanchú y Formigal-Panticosa, que suman decenas de pistas y kilómetros esquiables para todos los niveles y disciplinas.

Pero no es necesario practicar deportes de nieve para disfrutar de los fabulosos paisajes que estas estaciones de esquí y su entorno ofrecen. Dar un simple paseo por su entorno o hacer un divertido recorrido en un trineo tirado por perros son alternativas más que válidas.

Adrenalina es estado puro y paisajes vertiginosos

Broto
Broto. | Shutterstock

Si en el Valle de Tena es posible lanzarse por la tirolina doble más larga del mundo, en Bergua, a cincuenta kilómetros de Jaca, se encuentra la más rápida del planeta. No apta para miedosos, son más de 2 kilómetros de recorrido con un desnivel de 400 metros. El récord de velocidad que se ha alcanzado en ella da tanto vértigo como sus dimensiones, nada menos que 180 kilómetros a la hora.

Como la experiencia es corta y nunca vendrá mal relajarse un poco después de tal descarga de adrenalina, un buen plan es acercarse a Broto, que está a solo veinte kilómetros. Este es un pueblo tranquilo, de estampa idílica que mira al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

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