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Las mejores escapadas cerca de Pamplona

Las mejores escapadas cerca de Pamplona

Cada mes de julio Pamplona se convierte en un epicentro turístico. Pero más allá de esa semana de fiesta que son los Sanfermines, cualquier momento es perfecto para descubrir la belleza de la capital navarra. Esta es una esta ciudad donde se conjugan historia, tradiciones y buena gastronomía. Hay mucho que ver en Pamplona: el ayuntamiento, las murallas, la Plaza del Castillo, la famosa Calle Estafeta…

Sin embargo, además de todos esos lugares de interés que hay que visitar en Pamplona, merece la pena dejar algo de tiempo para alejarse unos kilómetros. No muy lejos de la ciudad se pueden descubrir pueblos y espacios naturales maravillosos, escapadas para todos los gustos como las de esta pequeña selección.

Los mejores planes en los alrededores de Pamplona

El Cerco de Artajona, una fortificación muy especial

Cerco de Artajona
Cerco de Artajona. | Shutterstock

No hay que alejarse mucho de Pamplona, apenas 30 kilómetros, para contemplar un pequeño cerro sobre el que se eleva uno de los recintos fortificados más importantes y mejor conservados de Navarra: el Cerco de Artajona. Son 700 metros de muralla con nueve torreones, aunque llegó a tener algunos más.

Intramuros se alza la iglesia-fortaleza de San Saturnino, imponente por sus recios muros y una torre que se alza nada menos que 30 metros. Pero el templo oculta algunos detalles muy poco comunes. El primero es su particular tejado invertido. Tiene su explicación: en tempos de asedio servía para recoger el agua de lluvia que luego se almacenaba en un aljibe subterráneo. Su otra peculiaridad tiene que ver con sus campanas, que se bandean al revés, es decir, hacia dentro, en lugar de hacia fuera.

Una de las vistas más impresionantes de Navarra: el Mirador de Zamariain

Mirador de Zamariain
Mirador de Zamariain. | Shutterstock

Navarra está salpicada de pueblos y paisajes de lo más fotogénicos. Los del Valle de Aezkoa, al abrigo ya de los Pirineos y a poco más de 60 kilómetros de Pamplona, son espectaculares. Su belleza radica en unos bosques infinitos que representan un auténtico paraíso para los amantes del senderismo. Pero si a pie se disfrutan, la vista que de ellos se tiene desde el Mirador de Zamariain es espectacular.

Un consejo: puede que la imagen de ese balcón pétreo que parece asomarse a un precipicio sea muy tentadora, pero no hay que arriesgarse para conseguir una buena foto. Desde su base también es posible captar postales espectaculares. Y solo unos kilómetros más allá se encuentra uno de los lugares más fotogénicos del norte de España: la Selva de Irati.

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Zugarramurdi, brujas y aquelarres

Cuevas de Zugarramurdi
Cuevas de Zugarramurdi. | Shutterstock

Parte de la historia negra de Navarra se escribe en territorio de Zugarramurdi. Esta localidad, a solo 75 kilómetros de Pamplona, fue escenario de uno de los mayores procesos de la Inquisición contra la brujería. En sus cuevas parecen resonar aún ecos de aquelarres e invocaciones al diablo, aunque el Museo de las Brujas ponga cada cosa en su lugar y sirva para entender qué ocurrió verdaderamente en aquel oscuro episodio.

Una propuesta bien diferente es recorrer a pie aquel sendero que antiguamente seguían los contrabandistas para pasar de Francia a España. Hoy es una ruta senderista que lleva a descubrir no solo la belleza de este territorio, también las cuevas de Zugarramurdi y Urdax y las de Sare, ya en el país vecino.

Foz de Lumbier y Foz de Arbaiun, dos cañones de infarto

Foz de Arbaiun
Foz de Arbaiun. | Shutterstock

A solo media hora de la capital navarra, la Foz de Lumbier es un profundo desfiladero horadado por el Río Irati. El paisaje da auténtico vértigo, pero recorrer el cañón es sencillo gracias a una vía verde que discurre por el trazado de la línea de un antiguo tren eléctrico. El sonido del cauce del río acompaña en una ruta de poca dificultad que atraviesa túneles y llega hasta el Puente del Diablo, que, según la leyenda, es obra del Maligno. Para quienes lo prefieran, la Foz también se puede recorrer en kayak.

Muy cerca se encuentra la Foz de Arbaiun, tallada por el Río Salazar. Es más larga y también más profunda que su hermana; de hecho, algunas de sus paredes alcanzan los 400 metros. También es más difícil de acceder, pero se puede admirar desde el Mirador de Iso, una plataforma suspendida en una de esas paredes. Si la visita a estos cañones es una de las mejores escapadas cerca de Pamplona es porque en ellos es fácil admirar el vuelo de los buitres, que tienen aquí su hogar.

Lesaka, la ‘Venecia navarra’

Lesaka
Lesaka. | Shutterstock

Abrigada por los Pirineos y a solo una hora de Pamplona, Lesaka es una de las Cinco Villas y uno de los pueblos más bonitos de Navarra. Su casco histórico está a travesado por el Río Onín y una veintena de canales, sobre los que cruzan otros tantos puentes. Puede que la comparación con la ciudad italiana sea algo exagerada, pero Lesaka destila encanto por los cuatro costados. Sus calles estrechas y empedradas invitan a caminar con calma para descubrir joyas como la imponente Iglesia de San Martín de Tours, la Torre Zabaleta o algunas casas torre con siglos de historia.

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Embalse de Yesa, un mar de interior

Embalse de Yesa
Embalse de Yesa. | Shutterstock

Le llaman el ‘mar de los Pirineos’ y está a solo cuarenta minutos en coche desde Pamplona. Son diez kilómetros de largo y dos y medio de ancho de aguas de un sorprendente color turquesa procedentes del Río Aragón. La masa arbórea que lo rodea crea un pequeño oasis tierra adentro en el que se pueden practicar deportes acuáticos, pescar o darse un baño, si el calor aprieta. En sus alrededores, además, es posible disfrutar de entretenidas rutas de senderismo.

Si queda tiempo o el día no acompaña, hay buenas alternativas para completar la jornada después de la visita al embalse. La primera es descubrir dos de los conjuntos monumentales más bellos de Navarra que están a solo unos kilómetros del pantano. Por un lado, el espectacular Castillo de Javier, donde nació san Francisco Javier, patrón de la comunidad. Por otro, el Monasterio de Leyre, que es uno de los recintos benedictinos más bellos de España.

La segunda alternativa lleva a descubrir dos pueblos medievales espectaculares. Uno está en tierras navarras: Sangüesa. El otro pertenece ya a Zaragoza y es Sos del Rey Católico, lugar de nacimiento de Fernando de Aragón. Para hacerse una idea del trayecto, este último está a solo una hora de Pamplona.

El escenario fantástico de las Bardenas Reales

Parque Natural de las Bardenas Reales
Parque Natural de las Bardenas Reales. | Shutterstock

Durante el día, el paisaje semidesértico del Parque Natural de las Bardenas Reales, sembrado de curiosas formaciones rocosas, es fascinante. Es un paisaje casi lunar que ha sido escenario de anuncios y de películas y que se puede recorrer a través de infinidad de senderos. Con un poco de suerte no se hará el camino en solitario, sino que lo acompañará el vuelo de alguna de las rapaces que anidan en sus roquedos.

Pero al caer la noche la magia de este lugar se multiplica, cuando lo único que se ve no es tierra y roca, sino un cielo estrellado que casi parece poder tocarse con los dedos. Y se puede contemplar desde uno de los hoteles burbuja que hay en la zona. Una experiencia, sin duda, inolvidable.

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Dos de los pueblos más bonitos cerca de Pamplona: Olite y Ujué

Olite
Olite. | Shutterstock

Una de las excursiones que hay que hacer en Pamplona sin excepción lleva a dos pueblos espectaculares que están a poco más de media hora. En Olite, hay que acercarse al Palacio Real de los Reyes de Navarra para admirar un conjunto arquitectónico de auténtica fantasía. En la época en la que se construyó se le consideró uno de los castillos más lujosos de Europa, y no ha perdido un ápice de su belleza.

Solo 18 kilómetros separan Olite de Ujué, una villa medieval de calles laberínticas y casonas de piedra que se encarama a un cerro. Pasear por ella es como retroceder en el tiempo, a esa época en la que esta era zona fronteriza entre reinos. Pero no es un castillo lo que destaca, sino la robusta iglesia-fortaleza de Santa María. Otra de las cosas que no hay que perderse aquí tiene que ver con su gastronomía. Y es que es impensable irse de Ujué sin probar su plato típico, las migas de pastor.

Las mil y una sorpresas del Parque Natural de Urbasa-Andía

Parque Natural de Urbasa-Andía
Parque Natural de Urbasa-Andía. | Shutterstock

Una de las escapadas desde Pamplona más completas está a solo una hora de la ciudad. El Parque Natural de Urbasa-Andía esconde uno de los rincones más idílicos de Navarra: el Nacedero del Urederra. Es un bellísimo conjunto de cascadas y pozas de aguas cristalinas que se esconden entre la roca y la vegetación y al que se llega sin grandes dificultades, aunque el acceso está limitado para garantizar su protección.

Pero este parque natural esconde otros muchos atractivos como el Hayedo Encantado, los Cortados de Andía o el Balcón de Pilatos, un mirador de lujo en la vertiente sur de la Sierra de Urbasa. Y eso no es todo. El parque cuenta con una ruta que lleva a descubrir dólmenes y menhires y rincones como el monasterio cisterciense de Iranzu. Es por ello uno de los planes desde Pamplona más completos, aunque un día sea insuficiente para disfrutar de sus grandes atractivos.