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Las mejores escapadas cerca de Palencia

Las mejores escapadas cerca de Palencia

La catedral de Palencia tiene un curioso sobrenombre: la Bella Desconocida. Y realmente lo es, a pesar de que se trata de una de las más grandes y bellas de España. Ese apodo bien podría extenderse a una ciudad que guarda infinidad de tesoros, desde el Cristo más alto de España a buenos ejemplos de arquitectura modernista. Es, además, un buen punto de partida para descubrir lugares sorprendentes, ya que en cortas excursiones desde Palencia podemos disfrutar de rincones mágicos, espacios naturales de enorme valor y mucho arte en todas sus expresiones. Estas son algunas de las escapadas cerca de Palencia que no puedes perderte.

Planes imprescindibles cerca de Palencia

Un viaje a las estrellas en San Pedro Cultural

San Pedro Cultural
San Pedro Cultural. | Shutterstock

En Becerril de Campos, a solo quince kilómetros de Palencia, es posible contemplar las estrellas no solo cuando cae la noche, también durante el día. San Pedro Cultural es el ejemplo de cómo un edificio condenado al olvido puede tener una segunda vida, aunque con una función muy diferente a la original.

Una singular iniciativa hizo que una antigua iglesia románica en ruinas pasara a convertirse en un espacio dedicado a la astronomía. Si miramos al techo, lo que vemos no son artesonados ni bóvedas de crucería, sino la recreación de una noche estrellada del mes de junio. Una meridiana que atraviesa el espacio, un péndulo de Foucault, un meteorito y hasta piezas de misiones espaciales invitan a disfrutar de un viaje a las estrellas mágico y muy didáctico. Es, por ello, una de las mejores escapadas desde Palencia para hacer con niños.

De paseo por el románico palentino

Iglesia de San Martín de Tours
Iglesia de San Martín de Tours. | Shutterstock

Palencia es sinónimo de románico en sus expresiones más bellas y también más numerosas. Quienes aprecian el arte y la arquitectura de este estilo tienen complicado elegir un destino para una breve escapada. Si no hay mucho tiempo disponible, a menos de media hora de la capital palentina se llega a Frómista. Allí se alza una de las más exquisitas joyas del románico español: la Iglesia de San Martín de Tours.

Un poco más allá en el camino, a algo más de media hora desde Frómista, se llega a Aguilar de Campoo, que cuenta entre sus joyas con la Iglesia de San Andrés, la Colegiata de San Miguel o el Monasterio de Santa María la Real. Es, además, un buen punto de partida para recorrer la ruta del románico por el norte de la provincia. En cambio, para admirar la iglesia románica más antigua que se conserva en España hay que viajar en dirección sur, a Baños de Cerrato, donde se encuentra la Basílica de San Juan de Baños.

Baltanás y su mundo subterráneo

Bodega subterránea en Baltanás
Bodega subterránea en Baltanás. | Shutterstock

Baltanás, a treinta kilómetros de Palencia, es uno de esos pueblos pequeños que esconden grandes secretos. El suyo está oculto en sus entrañas porque presume de albergar el mayor conjunto de bodegas subterráneas de España, más de 370. La mayoría se arremolinan en el Cerro del Castillo, en seis niveles diferentes que se superponen. Casi como si de una aldea Hobbit se tratara, cada una de ellas tiene su entrada en algún punto de ese cerro.

Pero antes de adentrarse en ese mundo subterráneo conviene fijarse en los detalles porque estas bodegas disponen de un rudimentario pero eficaz sistema de ventilación que permite mantener estables las condiciones ambientales en su interior. Uno de sus elementos son las rejillas que se pueden ver en las puertas de acceso. El otro, unas singulares chimeneas de piedra que asoman sobre el terreno y que, según cuentan, sirvieron de inspiración al mismísimo Gaudí.

Muy cerca, a solo quince kilómetros, Torquemada alberga otro magnífico conjunto de bodegas subterráneas. Pero, a diferencia de las de Baltanás, se horadaron sobre terreno llano y se reparten en cinco barrios diferentes.

Los paisajes imposibles del Cañón de la Horadada y las Tuerces

Las Tuerces
Las Tuerces. | Shutterstock

Para los amantes de la geología, una de las excursiones desde Palencia más interesantes tiene como protagonista al Río Pisuerga, que nace en el norte de la provincia y la atraviesa en su camino hacia Valladolid. A una hora de la ciudad, el Cañón de la Horadada, con sus paredes verticales, es un magno ejemplo de la fuerza de la erosión. Una fuerza caprichosa que se manifiesta no solo en esos muros pétreos que por momentos parecen cortados a cuchillo, también en las cavidades que se aprecian en ellos y que un día sirvieron de cobijo a los primitivos habitantes de la zona.

Desde el cañón se puede alcanzar otro espacio geológico singular: el Paisaje Protegido y Monumento Natural de las Tuerces. Aquí han sido el viento y la lluvia los que han moldeado el terreno a su capricho. El resultado en un espacio natural casi surrealista donde se suceden figuras pétreas de forma extraña, arcos rocosos y pasillos por momentos laberínticos.

El encanto medieval de Ampudia

Castillo de Ampudia
Castillo de Ampudia. | Shutterstock

Adentrarse en Ampudia es como hacer un viaje al pasado. Esos infinitos soportales que hace siglos servían para guarecerse del duro clima palentino constituyen hoy uno de los más bellos ejemplos de arquitectura tradicional castellana. Pero hay que abandonar esas calles porticadas para llegar a la otra gran joya de la villa, su castillo, uno de los más impresionantes y mejor conservados de la provincia. Su interior alberga una singular colección de arte y antigüedades, así como la recreación de una farmacia medieval.

Los atractivos del que es uno de los pueblos más bonitos de Palencia no acaban ahí. Hay otra construcción que es imposible pasar por alto por su belleza y también por sus dimensiones. Es la Colegiata de San Miguel, cuya esbelta torre se alza hacia el cielo nada menos que 63 metros, así que no puede extrañar que en la comarca la conozcan como la ‘Giralda de Campos’. Y para los más curiosos, un museo singular: el Museo de la Medicina, que se puede visitar en el que fuera el Hospital de Nuestra Señora de la Clemencia.

Senda de Ursi, naturaleza y arte

Senda de Ursi
Senda de Ursi. | Luis Rogelio HM, Wikimedia

Seguir esta senda es una forma diferente de disfrutar de la belleza del Parque Natural Montaña Palentina. Son once kilómetros de ruta circular de dificultad media donde arte y naturaleza se integran de una forma magnífica. A lo largo del camino se descubre una sucesión de esculturas de lo más variopinto. No están ahí por azar, hay una explicación: es un pequeño homenaje póstumo a Ursicino Martínez, un escultor nacido en Villabellaco y amante de estos paisajes.

Para quienes buscan el contacto con la naturaleza, este es un fantástico aperitivo antes de adentrarse en un espacio natural de enorme valor a poco más de una hora de Palencia. En él aún habitan osos pardos, urogallos o gatos monteses. Esconde además rincones curiosos, como un centro para recuperación del bisonte europeo o la Tejeda de Tosande, un bosque mágico y algo inquietante poblado por árboles centenarios.

Urueña, la Villa del Libro

Urueña
Urueña. | Shutterstock

Ya en territorio de la provincia de Valladolid, pero a solo una hora de Palencia, Urueña es un paraíso para los amantes de la literatura. El pueblo tiene apenas doscientos habitantes y una docena de librerías, además de cinco museos. Aquello que parecía una locura hace veinte años, cuando se abrió la primera librería, arraigó de tal manera que consiguió transformar la localidad en la primera Villa del Libro de España.

Pero Urueña tiene otros muchos encantos, de hecho, es uno de los pueblos más bonitos de Valladolid. Ya antes de llegar hay que detenerse para admirar esa muralla de los siglos XII y XIII que lo rodea y que se conserva casi en su totalidad. Pero no hay que quedarse ahí, hay que atravesar la Puerta del Azogue, buscar los restos del castillo, admirar la iglesia parroquial o subirse al adarve de la muralla para admirar las vistas. Y, por supuesto, hay que llevarse el mejor recuerdo en forma de libro.

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