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Las mejores escapadas cerca de Logroño

Las mejores escapadas cerca de Logroño

Logroño tiene suficientes atractivos para disfrutar de una más que entretenida escapada. Parada del Camino de Santiago, cuenta con un interesante patrimonio histórico. Pero hay otro que no se ve, sino que se saborea, es el que espera en esa siempre animada Calle Laurel. Ciudad amable y hospitalaria, hay mucho que ver y de lo que disfrutar en la capital de La Rioja. Y si queda tiempo, solo hay que recorrer unos kilómetros para descubrir pueblos maravillosos y paisajes espectaculares o para disfrutar de un sinfín de aventuras. Estas son algunas de las escapadas cerca de Logroño que no hay que perderse.

Planes desde Logroño para todos los gustos

Una ruta para descubrir el vino de Rioja

Viñedos en San Vicente de la Sonsierra
Viñedos en San Vicente de la Sonsierra. | Shutterstock

Rioja es sinónimo de buen vino. Por ello, una de las mejores formas de descubrir su esencia más auténtica es recorrer esas tierras sembradas de viñedos hasta el infinito y salpicadas, como no podía ser de otra manera, de bodegas. La lista de lugares donde aprender casi todo sobre los excelentes vinos de la región es enorme, pero hay algunos que son de visita imprescindible y que, además, están a un paso de Logroño.

A solo media hora de la capital riojana se encuentra Briones, un encantador pueblo medieval en el que se puede visitar el Museo Vivanco de la Cultura del Vino. Un poco más allá se llega a Haro, capital de oficial del vino de Rioja, que además de con un buen número de bodegas cuenta con un interesante patrimonio monumental. También es escenario de una divertida y multitudinaria Batalla del Vino cada mes de agosto.

De vuelta a Logroño, merece la pena dar un pequeño rodeo para admirar la postal de San Vicente de la Sonsierra, que destaca sobre el paisaje de viñedos desde lo alto de una colina. Y, de ahí a la capital de la Rioja Alavesa, Laguardia, donde además de visitar alguna bodega hay que recorrer su bello casco antiguo de trazado medieval.

Ezcaray, mucho más que nieve

Ezcaray
Ezcaray. | Shutterstock

La Rioja cuenta con estación de esquí, la de Valdezcaray, que a solo una hora de Logroño encabeza los planes de cualquier amante de los deportes de invierno. Pero más allá de esas pocas semanas en las que las cumbres de la Sierra de la Demanda se cubren de blanco, hay un sinfín de alternativas de las que disfrutar. Esta es una zona de paisajes soberbios, como los del Pico de San Lorenzo, el techo de La Rioja. La ascensión no es demasiado exigente y la recompensa es una vista espectacular.

A sus pies se encuentra la localidad de Ezcaray, uno de los pueblos más bonitos de La Rioja. Merece la pena dedicar un tiempo para perderse por un casco urbano de construcciones porticadas, de casas de entramados de madera y de flores en las fachadas. Sin olvidar su gran tesoro: la Real Fábrica de Tejidos de Paños de Santa Bárbara, recuerdo de la destacada industria textil que durante siglos dio fama a la localidad.

Un viaje espiritual: Santo Domingo de la Calzada y San Millán de la Cogolla

Monasterio de Yuso
Monasterio de Yuso. | Shutterstock

El Camino de Santiago atraviesa La Rioja. Entra por Logroño y su etapa más significativa es la que hace parada en Santo Domingo de la Calzada, a poco más de treinta kilómetros de la capital. Es aquí donde el santo fundó un hospital de peregrinos en el siglo XI. Y esa hospitalidad sigue siendo la esencia de una localidad en la que hay que visitar la catedral, buscar en ella el gallinero y entender uno de los milagros que se atribuyen al santo. Aún quedarán muchos rincones por descubrir, como el campanario más alto de La Rioja, la muralla, una sencilla pero hermosa Plaza Mayor o un rosario de casonas blasonadas.

No está muy lejos otro de los lugares que hay que ver cerca de Logroño: San Millán de la Cogolla. En esta localidad se alzan los monasterios de Suso y Yuso. Ambos forman un conjunto monástico declarado Patrimonio de la Humanidad. Más allá de su belleza arquitectónica innegable y de ese ambiente de recogimiento que conservan, es aquí donde se encuentra la cuna del castellano, al menos en su expresión escrita. De hecho, la biblioteca del Monasterio de Yuso custodia una colección de manuscritos de incalculable valor.

Los paisajes lunares de las Bardenas Reales

Bardenas Reales
Bardenas Reales. | Shutterstock

Ya en territorio navarro, pero a poco más de cien kilómetros de Logroño, se llega a un territorio aparentemente inhóspito y de una belleza algo inquietante: las Bardenas Reales. Un buen número de senderos permiten recorrerlo a pie o en bicicleta, descubrir formaciones rocosas casi imposibles y disfrutar de una naturaleza salvaje donde reina el silencio. Un desierto con mucha vida, puesto que es hogar de buitres, águilas, gatos monteses y un buen número de reptiles, entre otras especies.

Para llegar a las Bardenas Reales hay que pasar por tres localidades de renombre. Cualquiera de ellas es una parada perfecta para hacer un descanso, aunque lo cierto es que sí solas merecen una escapada desde Logroño.

Cigüeñas en la Colegiata de San Miguel, Alfaro
Cigüeñas en la Colegiata de San Miguel, Alfaro. | Shutterstock

En tierras riojanas están Alfaro y Calahorra. En la primera hay que fijarse en la Colegiata de San Miguel por dos motivos: es el mayor templo de La Rioja y alberga la mayor colonia del mundo de cigüeñas blancas en un solo edificio. En cuanto a Calahorra, conserva un entramado original de la época romana y un buen número de monumentos dé pocas posteriores.

La tercera localidad, en tierras navarras, es Tudela. Su huerta tiene fama internacional, así que no hay mejor lugar para hacer una parada y reponer fuerzas o para que los amantes del buen comer descubran nuevos sabores. Pero no hay que irse sin recorrer su casco histórico, con joyas como la catedral, la Plaza de los Fueros y un buen número de palacios renacentistas y barrocos.

Aventuras en la Senda de los Dinosaurios

Senda de los Dinosaurios en Enciso
Senda de los Dinosaurios en Enciso. | Shutterstock

Quienes viajan en familia pueden organizar un sinfín de planes interesantes desde Logroño, pero si hay uno que del que grandes y pequeños disfrutan especialmente es el que lleva a descubrir el rastro de seres prehistóricos que poblaron estas tierras hace millones de años. Esas huellas de dinosaurios se pueden seguir tanto en Enciso, donde se han catalogado mil cuatrocientas huellas, como en la vecina localidad de Munilla. Una aventura al más puro estilo de Parque Jurásico, puesto que el recorrido está salpicado de reproducciones a escala real de estos animales.

Si la experiencia ha agotado las energías, nada como un momento para descansar y relajarse. No hay que ir muy lejos. De vuelta en Logroño, que está a una hora de camino, se puede hacer una pequeña parada en Arnedillo. Sus pozas termales ofrecen un relajante baño en aguas medicinales que están a una temperatura de entre 35 ºC y 40 ºC. Además, son de acceso público y gratuito.

Actividades al aire libre en el Parque Natural de Izki

Parque Natural de Izki
Parque Natural de Izki. | Basotxerri, Wikimedia

Senderismo, rutas a caballo, escalada, áreas recreativas en las que la familia puede pasar un buen rato e incluso un campo de golf para los amantes de este deporte. El Parque Natural de Izki, en territorio de Álava, pero a menos de cuarenta kilómetros de Logroño, propone una de las escapadas más completas para disfrutar de un día al aire libre.

Esta es una inmensa área natural de bosque que esconde además paisajes de enorme belleza, como la hoz del río Izki o los roquedos de Arluzea. Sobrevolando el parque no es raro contemplar buitres, halcones o águilas, de modo que es un buen lugar también para los aficionados a la ornitología.

Las Siete Villas, la Rioja más desconocida

Viniegra de Abajo
Viniegra de Abajo. | Shutterstock

El paisaje de las Siete Villas, al suroeste de La Rioja, nada tiene que ver con ese otro de viñedos infinitos que tanto identifica a esta comunidad autónoma. Aquí lo que se descubre es un paisaje montañoso que esconde pueblos diminutos, prácticamente aldeas. Son pueblos donde la vida discurre ajena a las prisas, que se pueden recorrer casi en soledad. Es lo que permite disfrutar de pequeños placeres casi olvidados, como esas charlas distendidas en medio de la calle o paseos sin rumbo fijo con la única compañía del silencio.

Cada una de las villas tiene su particular encanto, pero entre ellas destacan dos: Viniegra de Abajo y Viniegra de Arriba. Sus calles empedradas, sus casas también de piedra y un entorno idílico les han hecho merecedoras de un puesto en el mapa de los pueblos más bonitos de España.

Un viaje a la Edad Media: Olite y Artajona

Palacio de Olite
Palacio de Olite. | Shutterstock

Es una hora de camino desde Logroño, pero un viaje en el tiempo de varios siglos. El Palacio de los Reyes de Navarra de Olite lleva siglos despertando la admiración de todo aquel que lo pisa desde que se construyó, hace ya más de seiscientos años. Sus torres, sus patios y sus estancias invitan a perderse para disfrutar de cada detalle e imaginar, de paso, cómo era la vida cortesana en el que fue el palacio más lujoso de Europa.

Y a solo veinte kilómetros se alza el Cerco de Artajona. Es un imponente recinto con más de setecientos metros de muralla y una iglesia fortificada con un singular tejado para recoger y almacenar agua y soportar así largos asedios. Un lugar que hace las delicias de los amantes de la arquitectura militar y también de la historia porque fue capital de un reino, aunque de forma efímera.

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