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Las mejores escapadas cerca de Benidorm

Las mejores escapadas cerca de Benidorm

Benidorm es sinónimo de rascacielos, sol, playa y fiesta. Es la imagen más típica de la meca del turismo más popular en España. Quien llega hasta aquí parece no encontrar motivos para salir de la ciudad. Pero hay mucho más que hacer en Benidorm que tumbarse en la arena o disfrutar de su ambiente. A un paso de la localidad más animada del Mediterráneo español hay un sinfín de posibilidades para disfrutar de escapadas muy diferentes, pero siempre interesantes.

Los mejores planes en los alrededores de Benidorm

Parque Natural de la Serra Gelada, el tesoro natural de Benidorm

Parque Natural de la Serra Gelada
Parque Natural de la Serra Gelada. | Shutterstock

Uno de los lugares que hay que visitar en Benidorm es el Parque Natural de Serra Gelada. Casi se puede rozar desde sus rascacielos y, a pesar de ello, es un gran desconocido. Es un remanso de tranquilidad, un pequeño paraíso donde desconectar por unas horas del bullicio de la ciudad. En esta franja costera casi salvaje se elevan sobre el mar acantilados que superan los 300 metros de altura y que ofrecen unas vistas espectaculares de la Costa Blanca.

Pero este espacio natural guarda otros tesoros. Por un lado, pequeñas calas escondidas de aguas cristalinas y poca ocupación donde aún es posible extender la toalla a cierta distancia del vecino. Por otro, los amantes del submarinismo encuentran aquí unos fondos marinos de una riqueza excepcional. Solo siete kilómetros separan el Parque Natural de Serra Gelada de la ciudad con más rascacielos de España, por lo que es uno de los lugares que hay que ver en Benidorm sin excusas.

El Castell de Guadalest, un pueblo sobre la roca

Guadalest
Guadalest. | Shutterstock

Guadalest es uno de los pueblos más bonitos cerca de Benidorm, del que lo separan solo 21 kilómetros. Para los viajeros más inquietos, además, puede ser todo un descubrimiento. Sus casas se encaraman a la roca y desafían al vacío, asomándose al embalse que hay a sus pies. Y, sobre ellas, destacan las siluetas de un campanario blanco y una torre medieval. Es la estampa más icónica de una localidad de fachadas blancas, de barrios llenos de encanto y fortalezas que recuerdan viejos tiempos de luchas.

Pero El Castell de Guadalest ofrece otros atractivos que lo convierten en una de las escapadas desde Benidorm más completas. El primero de ellos es su amplia y curiosa oferta museística, en la que caben museos tan singulares como el de miniaturas, el de saleros y pimenteros o el Museo de Belenes y Casitas de Muñecas, entre otros. El segundo gran atractivo es ese entorno natural de aspecto salvaje en el que hay infinidad de senderos que llevan a pequeñas cumbres, fuentes y miradores o que permiten bordear uno de los embalses más increíbles de la geografía española.

Fuentes del Algar, un baño de interior

Fuentes del Algar
Fuentes del Algar. | Shutterstock

Benidorm es sinónimo de playa. Pero no muy lejos, a tan solo media hora, es posible darse un baño en agua dulce y en un entorno idílico. Las Fuentes del Algar son lo más parecido a un parque acuático natural. Es una sucesión de pozas de aguas cristalinas y de pequeñas cascadas donde es posible pasar un día de lo más refrescante cuando el calor aprieta. Y no solo por la vegetación que rodea a estas piscinas naturales, también porque el agua baja directamente desde la sierra, por lo que su temperatura es bastante fresca.

Y, a la ida o a la vuelta desde Benidorm, merece la pena hacer un alto en el camino para disfrutar de uno de los pueblos más bonitos de Alicante. Mucho menos conocido que otras localidades del interior de la Costa Blanca, Polop de la Marina es pura esencia mediterránea, un pueblo que enamoró a personajes como el escritor Gabriel Miró o el pintor Benjamín Palencia. Destacan en él sus calles empedradas, sus fachadas adornadas con flores, el viejo castillo de época almohade y, sobre todo, la Fuente de los Chorros, con nada menos que 221 caños.

El Barranco del Infierno, la catedral del senderismo

Barranco del Infierno
Barranco del Infierno. | Shutterstock

Hay que llegar a La Vall de Laguar, a 60 kilómetros de Benidorm, para disfrutar del Barranco del Infierno. Disfrutar o sufrir, según la forma física de quien se atreva a realizar la también llamada ruta de los 6000 escalones. Aunque realmente habría que decir 6873, más o menos, que son los que tiene el sendero que salva el Barranco del Infierno. Esta ruta son 15 kilómetros duros de un continuo subir y bajar y más de mil metros de desnivel acumulado. El esfuerzo que requiere es grande, pero la recompensa es descubrir un lugar especial por su singularidad geológica, por su riqueza natural y por su particular historia.

Para encontrar el origen de esa interminable escalera hay que viajar a los tiempos en los que los moriscos ocupaban estas tierras. Su objetivo era acceder a los bancales en los que cultivaban aceitunas, almendras y uvas, entre otros frutos, y que eran su medio de subsistencia. Aquellos cultivos son apenas un recuerdo, pero han dejado una de las rutas senderistas más espectaculares que se puedan realizar.

La Cova Tallada, un lugar mágico

Cova Tallada
Cova Tallada. | Shutterstock

En la costa de Jávea, a tres cuartos de hora de Benidorm, se esconde un lugar muy especial: la Cova Tallada. Es una gruta que se excavó a nivel del mar entre los siglos XII y XIV para extraer de ella tosca y piedra con la que se construyeron muchos de los edificios de las localidades de la zona. La cueva muestra unos espectaculares arcos y tiene una pequeña pero encantadora piscina interior.

A la Cova Tallada se puede llegar a pie, pero es más entretenido hacerlo en kayak, una buena actividad para disfrutar de la belleza de los acantilados de esta franja del litoral alicantino. No hay que olvidar equipamiento de esnórquel, puesto que la cueva está dentro de la Reserva Marina del Cap Sant Antoni. Y, si después de la excursión hay que reponer fuerzas, un buen plan es acercarse a Denia, declarada Ciudad Creativa de la Gastronomía por la Unesco.

Las Salinas Santa Pola y su biodiversidad

Atardecer en las Salinas de Santa Pola
Atardecer en las Salinas de Santa Pola. | Shutterstock

Miles de flamencos han hecho de las Salinas de Santa Pola su hogar. Junto a ellos, aves como aguiluchos, garzas o cigüeñuelas lo convierten en un pequeño paraíso para los amantes de la ornitología. Pero más allá de su valor como observatorio, este parque natural a menos de una hora de Benidorm es el ejemplo de cómo naturaleza e industria no siempre son incompatibles. Rutas senderistas de escasa dificultad permiten recorrer el humedal, mientras que un antiguo molino de sal reconvertido en museo ayuda a conocer mucho más sobre la sal, sus usos, su importancia en la historia y, por supuesto, sus métodos de extracción.

Para completar la jornada caben dos opciones bien diferentes. La primera es visitar Tabarca, una isla frente a la costa de Santa Pola que fue refugio de berberiscos y que más tarde Carlos III ordenó fortificar. Esa muralla que es Conjunto Histórico Artístico no es su único tesoro; el otro está bajo las aguas y es una reserva marina de excepcional valor. La alternativa es visitar Elche, que está a solo 16 kilómetros de Santa Pola, para descubrir ese palmeral único que es Patrimonio de la Humanidad.

Bocairent y la sierra de Mariola

Bocairent
Bocairent. | Shutterstock

Bocairent, a cien kilómetros de Benidorm, es uno de los pueblos más singulares de Alicante. Su casco urbano se arracima en las faldas de un promontorio rocoso que ofrece unas vistas excepcionales de la Sierra de Mariola. Pero aquí la roca guarda un curioso tesoro, las Covetes dels Moros. Es un laberinto de túneles que desembocan en unas pequeñas ventanas a las que da vértigo asomarse.

Esta localidad, además, es una de las puertas de entrada al Parque Natural de la Sierra de Mariola. Aquí es posible practicar un sinfín de actividades y planes para todos los gustos y todas las edades. Perderse por sus pinares, descubrir un sinfín de fuentes que brotan de la tierra, bañarse en las pozas de aguas cristalinas o practicar escalada y espeleología son solo algunos de ellos. De hecho, este espacio natural se disfruta en cualquier momento y época, aunque en otoño es espectacular.