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Qué ver en Benidorm, la otra cara de la ciudad con más rascacielos de España

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Benidorm es, qué duda cabe, una de las mecas del turismo de sol y playa en España. Sin embargo, hay un Benidorm poco conocido que poco o nada tiene que ver con esa imagen de rascacielos, diversión desenfrenada y playas abarrotadas con la que se suele identificar a la ciudad. Es un Benidorm donde aún se perciben las huellas del pasado, donde se puede pasear con calma o donde la naturaleza es la única protagonista. Por todo ello esta localidad alicantina es uno de esos lugares que merece la pena descubrir y que tiene el poder de sorprender incluso al viajero más escéptico.

El ayer y el hoy de Benidorm

En los terrenos de Benidorm se asentaron los íberos. También lo hicieron los romanos. De hecho, se han encontrado restos de un fortín datado del siglo I a.C. Pero fue un almirante, Bernardo de Sarriá, quien fundó la ciudad con la Carta Puebla de 1325. Sin embargo, los ataques de piratas berberiscos apenas un siglo después y otros avatares históricos hicieron el territorio quedara de nuevo prácticamente despoblado.

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Panorámica de Benidorm. | Shutterstock

Luego, en el siglo XVII, Benidorm resurgió de sus cenizas. Entonces se desarrolló como un pequeño pueblo dedicado a la agricultura y, sobre todo, a la pesca con almadraba. La vida discurrió tranquila en los siguientes siglos. Hasta que en 1956 se aprobó un nuevo ordenamiento urbanístico cuya finalidad era poner a Benidorm en el mapa turístico español.

Se consiguió con creces. Hoy Benidorm es uno de los grandes destinos vacacionales y de ocio de España. No solo eso, es una ciudad de récords: tiene más rascacielos que Madrid o Barcelona (casi una treintena de edificios de más de 100 metros) y aquel diminuto pueblo pesquero hoy cobija a cientos de miles de personas en temporada alta. Es, sin duda, uno de los lugares imprescindibles que ver en la Comunidad Valenciana.

Qué ver en Benidorm más allá de playas y rascacielos

Son sus magníficas playas de Levante y de Poniente grandes reclamos de la ciudad, playas de arenas finas y doradas soñadas por muchos. Es imposible obviar que son su seña de identidad, junto a esos rascacielos que dan forma al skyline más espectacular de la costa mediterránea. Pero hay mucho más que visitar en Benidorm.

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Balcón del Mediterráneo: la mejor panorámica de Benidorm

Balcón del Mediterráneo
Balcón del Mediterráneo. | Shutterstock

En el peñasco que separa las dos grandes playas de Benidorm, donde hace siglos hubo un castillo para defenderse de los ataques piratas, ahora se alza un mirador. Asomarse a él es disfrutar de las mejores vistas de la ciudad. De aquel viejo castillo apenas quedan algunos restos, pero cuando se llega a él es muy fácil comprender por qué hace siglos se eligió este lugar como atalaya. En un giro de 360 grados hoy se contemplan la inmensidad del Mediterráneo, las playas y rascacielos de la ciudad y el Parque Natural de Serra Gelada.

Iglesia de San Jaime y Santa Ana: el hogar de la patrona

Iglesia de San Jaime y Santa Ana
Iglesia de San Jaime y Santa Ana. | Shutterstock

No hay que alejarse mucho del mirador del Mediterráneo para encontrar un lugar que recuerda a un pasado en el que no había edificios casi inabarcables para la vista y en el que las calles se llenaban de gente solo en grandes acontecimientos. La iglesia de San Jaime y Santa Ana, de estilo neoclásico y con una gran cúpula azul, se alzó en el siglo XVIII. En su interior se puede visitar la capilla de la virgen del Sufragio, patrona de Benidorm.

Parque de L’Aigüera: un oasis en medio de la ciudad

Parque de L’Aigüera
Parque de L’Aigüera. | Wikimedia

Benidorm tiene también su pulmón verde. Pero el parque de L’Aiguera es mucho más, es ese rincón donde olvidarse del ajetreo de la ciudad y donde pasear con calma. Diseñado por el estudio de Ricardo Bofill, el parque se construyó sobre un barranco. Tiene un enorme paseo flanqueado por zonas ajardinadas de lo más relajantes y dos auditorios que sirven de escenario a los grandes eventos que se celebran en la ciudad.

El edificio del Ayuntamiento, más conocido como el “rascasuelos”

En Benidorm no siempre hay que mirar hacia el cielo para ver magníficos ejemplos de arquitectura moderna. El edificio del nuevo Ayuntamiento no se concibió en vertical, sino en horizontal, de ahí que se le rebautizara como el “rascasuelos”. No es solo singular por su escasa altura, sino también porque se eleva sobre el suelo gracias a dos puntos de apoyo. En otras palabras: se puede pasear por debajo.

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Tossal de la Cala: el pasado de Benidorm

Benidorm
Ciudad de Benidorm. | Shutterstock

De ese modesto pasado romano de la ciudad quedan algunos restos. No son tan grandilocuentes como los que se han conservado en otros territorios de la Comunidad Valenciana, pero sí tienen la capacidad de sorprender a quien llega a Benidorm ignorando que civilizaciones muy alejadas en el tiempo ya supieron apreciar la posición estratégica de estas tierras. Hoy se pueden visitar los restos de aquel antiguo castellum romano y, de paso, disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad.

Parque Natural de Serra Gelada

Parque Natural de Serra Gelada
Parque Natural de Serra Gelada. | Shutterstock

Benidorm no es solo urbanismo. Apenas hay que alejarse de su casco urbano para descubrir este idílico espacio donde se alzan acantilados de vértigo entre los que se esconden pequeñas calas ajenas al bullicio de la ciudad. Un auténtico paraíso para los amantes del senderismo, de la bicicleta de montaña y, de manera especial, de los aficionados al submarinismo. Dos paradas imprescindibles en él: por un lado, el mirador de La Cruz, cuyas vistas son espectaculares; por otro, la torre de la Escaleta, una torre vigía del siglo XVI.

Otras cosas que hacer en Benidorm

Benidorm ofrece otros muchos atractivos que no se deben pasar por alto, desde el singular encanto de su islote hasta las horas de diversión que prometen parques de atracciones como Terra Mítica. O desde su rica gastronomía hasta un paseo por sus pintorescos mercadillos. Hay mucho que hacer en Benidorm, por eso, merece la pena olvidarse por momentos de esas playas y de esa fiesta continua para descubrir una de las ciudades más sorprendentes de la costa levantina. Y también para hacer pequeñas incursiones por otras localidades cercanas.

Qué ver en Benidorm: los lugares más fascinantes cerca de la ciudad

Hay infinidad de rincones maravillosos que ver en Alicante y algunos de ellos están a solo unos kilómetros de Benidorm. Robar unas horas de la estancia en la ciudad para descubrirlos es conocer parte de la esencia de una provincia fascinante.

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Villajoyosa

Villajoyosa
Villajoyosa. | Shutterstock

Villajoyosa sabe y huele a chocolate desde que en 1840 empezara a funcionar su primera fábrica de cacao. Pero esta es también una localidad de casas de colores que miran al mar o se asoman al río Amadoiro, de playas encantadoras y, cómo no, del colorido y del estruendo de su Fiesta de Moros y Cristianos, declarada de Interés Turístico Internacional.

Altea

Altea
Altea. | Shutterstock

A Altea la llaman la cúpula del Mediterráneo. Su imagen es la de una localidad de casas blancas que se encaraman a un promontorio coronado por la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, con una cúpula azul que parece desafiar al mismísimo Mare Nostrum. Pasear por el casco antiguo de Altea es perderse por un laberinto de callejuelas empinadas y fachadas encaladas. Y, a sus pies, playas kilométricas de cantos rodados mucho menos masificadas que las de sus vecinas Calpe y Benidorm.

Calpe

Calpe
Calpe. | Shutterstock

El peñón de Ifach es la imagen de Calpe y, por extensión, de la Costa Blanca. Esta es un magnífica roca calcárea que se eleva sobre el mar más de 330 metros. Un tesoro natural y un sueño para los amantes del senderismo. Pero Calpe tiene otros atractivos, como las salinas, el yacimiento arqueológico de los Baños de la Reina o su casco antiguo.

Fuentes del Algar

Fuentes del Algar
Fuentes del Algar. | Shutterstock

Solo hay que alejarse unos kilómetros de la costa de Benidorm para darse de bruces con uno de esos paisajes que enamoran a primera vista. Fuentes del Algar es el elogio del agua, un lugar donde pequeñas cascadas conectadas entre sí por canales y piscinas naturales dan forma a un pequeño paraíso en el que hay zonas adaptadas para el baño.

Guadalest

Guadalest
Guadalest. | Shutterstock

Sus raíces musulmanas aún se perciben en su particular entramado urbano. Guadalest es un pueblo de aires medievales dominado por un castillo. Es también el pueblo con más museos por habitante de España, algunos tan curiosos como el de Miniaturas o el de Saleros y Pimenteros. Y es el mejor balcón para admirar la belleza de la sierra de Aitana. Un broche de oro para cualquier recorrido por las cercanías de Benidorm.