La asombrosa historia de el cantón de Cartagena solo resulta explicable desde el entendimiento de un año insólito: 1873. Hubo entonces una crisis económica que motivó huelgas, ocupaciones de tierras y manifestaciones, así como dos guerras simultáneas con los separatistas cubanos y con los rebeldes carlistas del norte de España. La inoperancia del Ejército llegó al extremo de disolverse el Cuerpo de Artillería.
El proyecto de nueva Constitución era debatido entre los federalistas “benevolentes” (que pretendían una división territorial basada en los antiguos reinos históricos), y los federalistas “intransigentes” (partidarios de organizarse al estilo de Suiza, cantones de implantación provincial que libremente se integrasen en la República).
El 30 de junio el Ayuntamiento de Sevilla se constituyó en “república social”. Al día siguiente los federalistas “intransigentes” abandonaron el Gobierno que acababa de formar el nuevo Presidente Francisco Pi y Margall, un político federalista centrista —también de orígen catalán— . Además, los federalistas intransigentes se dedicaron a recomendar a sus seguidores que formasen cantones locales y se enfrentaran al Gobierno de la Primera República.
El 9 de julio Alcoy se declaró independiente. Tres días después se proclama en Cartagena el Cantón Murciano dentro de la República Federal de España.
Allí se dirigió con las tropas cantonalistas el día 25 de julio, se llevaron el dinero y dejaron una junta cantonal; aunque esta fue disuelta cuando regresaron las autoridades centralistas al día siguiente.
En paralelo, la flota comandada por el general Contreras consigue que se unan Mazarrón y Aguilas al cantón murciano. Entre las provincias ocupadas por los carlistas en el norte y los cantonalistas en el sudeste, a finales del mes de julio 32 provincias estaban fuera del control gubernamental. Esto motivó que el nuevo Gobierno de Salmerón pusiera al mando del Ejército a generales duros de ideología monárquica y reinstaurase las Ordenanzas Militares para reforzar la disciplina de las tropas; medidas que iban contra los principios republicanos.
El 30 de julio llegó a Almería la flota cantonalista del general Contreras. Exigió a su autoridades que pusieran a votación popular el establecimiento de un cantón y que entregaran una ayuda de 100.000 duros. Se negaron los de Almería, produciéndose un intercambio artillero. La flota de el cantón de Cartagena siguió rumbo a Motril (Granada) donde Contreras desembarca y se le rinden honores; curiosamente, a falta de himno adecuado, los músicos interpretaron La Marcha Real. Tras constituirse un cantón aliado, los de Motril convencieron a Contreras para que aceptara unos pagares de 160.000 reales pagaderos en Málaga (donde se había proclamado también un cantón días antes). El 1 de agosto, cuando se dirigían a Málaga para cobrarlo, los barcos cantonalistas fueron apresados por una flota anglo-alemana (conocedora de la declaración de “piratería” del Gobierno de Madrid). Los tripulantes cantonalistas fueron desembarcados, y los buques fueron entregados a la República.
El Gobierno republicano tenía tropas atacando al cantón de Valencia. En auxilio de éste acudió Antoñete y sus cantonalistas. El 10 de agosto fue derrotado en Chinchilla (Albacete) por el general Martínez Campos, que le causó 500 muertos. Dos días después los cantonalistas deben evacuar Murcia, refugiándose tras las imponentes fortificaciones de Cartagena.
Asediados por tierra por el Ejército, la flota cantonalista hace salidas en busca de víveres y dinero; ahora porta siempre la bandera de la República para evitar sea tomada por pirata por los barcos de guerra extranjeros. Consiguieron sus propósitos en Torrevieja y en Aguilas, y fracasaron en Alicante. El Gobierno envió a los barcos que había recuperado en agosto para evitar que los cantonalistas hicieran más salidas; el 11 de octubre combatieron ambas flotas frente a la bahía de Portman. Los barcos cantonalistas eran más potentes pero estaban mandados por capitanes de la marina mercante, debiendo refugiarse en Cartagena para no ser hundidos. La flota de el cantón de Cartagena hizo una nueva salida cinco días después para restablecer el cantón de Valencia, sofocado en agosto; al salir hicieron huir a los barcos gubernamentales que trataron de bloquearles. De noche, cuando estaban a la altura de Alicante, chocaron accidentalmente dos de sus barcos, hundiéndose uno y muriendo varios tripulantes. En Valencia se apoderaron de los barcos fondeados, pero no consiguen que se sublevase la ciudad.
Texto de Ignacio Suarez-Zuloaga e ilustración de Ximena Maier