Guiso de pollo con romero y tomillo de La Rioja

Curiosamente el guiso de pollo de La Rioja, que no pollo a la riojana, no lleva ninguno de los ingredientes típicos de la gastronomía de la provincia. Ni chorizo, ni pimientos, ni pimentón. Concretamente, esta receta viene de Quel, un encantador pueblo a la vera de la Vega del Cidacos. Una tierra árida y fértil al mismo tiempo donde el tomillo, el romero y la manzanilla crecen a sus anchas. Una receta que viene de ese recetario sencillo, para alimentarse bien después de una buena caminata en el campo buscando hierbas aromáticas lejos de los caminos. Un plato que se hace en menos de una hora, y al que no le puede faltar una buena hogaza de pan si no queremos llorar amargamente.

Ingredientes para el guiso de pollo con romero y tomillo

8 muslos de pollo

1 cebolla

8 dientes de ajo

200 gramos de champiñones (opcional)

1 vaso de vino blanco de La Rioja

1 vaso de agua

Sal, pimienta, romero, tomillo y aceite

Preparación del guiso de pollo con romero y tomillo

1. En una cacerola hermosa, añadir suficiente aceite de oliva para cubrir el fondo. A fuego medio-alto, añadir los muslos de pollo salpimentados para dorarlo bien. Ese es el único secreto de esta receta.
2. Una vez bien dorado el pollo, retirarlo y añadir la cebolla bien picada junto con los ajos en camisa. Sofreír con una pizca de sal hasta que la cebolla esté bien pochada. Unos 15 minutos bastarán.
3. Añadir de nuevo el pollo a la cacerola junto con el vino, el agua, el romero y el tomillo (a ser posible, fresco). En mi caso prefiero añadir solo las hojitas de las hierbas aromáticas para evitar que luego se queden partes más leñosas y duras en el plato.
4. También se pueden echar unos champiñones cortados en trozos grandes si se quiere en este momento. Porque sí, La Rioja es también tierra de champiñones.
5. Dejar a fuego medio destapado durante 15 minutos para que se evapore bien el alcohol del vino. Terminar de cocer otros 15 minutos, pero, esta vez, tapado.
6. Una vez terminado el guiso, probar de sal y rectificar si fuera necesario. ¡No os olvidéis de comprar el pan para evitar disgustos!