fbpx

El bonito pueblo que logró revivir a su castillo

El pueblo que logró revivir a su castillo

Cuando un pueblo se resiste a perder su historia o quiere recuperarla del olvido, es capaz de remover montañas. Literalmente. Así, aquella fortaleza que la tierra engulló tras quedar abandonada resurge como un ave fénix para recordar que un día fue escenario de grandes episodios de la historia. O quizá no tan grandes, pero que son parte de la esencia de una localidad empeñada en sacar a la luz un tesoro perdido. Esa es, precisamente, la otra historia de un pequeño pueblo de La Rioja.

La segunda vida de un castillo olvidado

Vistas de Nalda y su castillo
Vistas de Nalda y su castillo. | Naldaapetece, Wikimedia

Nalda, a solo unos kilómetros de Logroño, goza de una posición privilegiada en el Valle de Iregua. Testigo del devenir histórico de estas tierras desde la Edad Media, hubo un castillo que coronaba el cerro que domina el pueblo. Pero esa misma historia que vio pasar ante sus muros acabó sepultándolo y haciendo que se perdiera en la memoria.

Aquel castillo que se alzaba orgulloso desapareció durante décadas, quedó convertido en poco más que un recuerdo. Tan solo unas piedras daban pistas de lo que había sido. Hasta que, hace algunos años, ese pueblo al que protegió y que un día lo olvidó se empeñó en recuperarlo, o más bien, desenterrarlo. Y en ese empeño continúa, empujado por el ansia de escribir un nuevo capítulo en la historia de la que un día fue una noble construcción.

Capítulos en la historia del Castillo de Nalda

No hay referencias sobre el momento de la construcción del Castillo de Nalda. Sí se sabe que, en 1299, Juan Núñez II de Lara estuvo prisionero entre sus muros, después de fracasar en el ataque a las tierras del obispado de Calahorra por orden de Fernando IV. Se piensa, sin embargo, que el origen de la fortaleza es bastante anterior, ya que esta zona tuvo un papel destacado dentro del sistema defensivo cristiano en tiempos de la Reconquista.

Más tarde sería el centro de poder del Señorío de Cameros y luego sede administrativa del conde de Aguilar. Su periodo más oscuro se inició en el siglo XIX, tras la abolición de los señoríos. El castillo quedó abandonado y se convirtió en cantera. Piedra a piedra se fueron desmantelando sus muros para levantar con ellas otras construcciones, mientras que los cuatro cañones que conservaba se llevaron a Logroño para la defensa de la ciudad contra los franceses.

Ya sin uso y casi sin muros, el antaño orgulloso castillo desapareció en el sentido más estricto de la palabra. Se transformó en una era en la que trillar el cereal y en sus entrañas se llegó incluso a horadar bodegas para elaborar ese renombrado vino Rioja. Parecía el final definitivo de esa construcción. Pero a la fortaleza aún le quedaba una batalla que librar: la del olvido.

El resurgir del Castillo de Nalda

Mirador en el Castillo de Nalda
Mirador en el Castillo de Nalda. | Naldaapetece, Wikimedia

Nalda destaca en medio de uno de los paisajes más bellos de La Rioja, a los pies de Sierra Cebollera. Así, en 2012 el ayuntamiento se propuso hacer un mirador en el cerro del castillo, en ese lugar que ocupó una construcción de la que ya no se conservaba nada. Pero era solo una ilusión, porque con los primeros trabajos comenzaron a ver la luz restos de aquella vieja fortaleza.

El castillo reclamaba su lugar en la historia de Nalda y el pueblo se empeñó en rescatarlo o, al menos, aquello que quedaba de él. Lo que iba a ser la construcción de un mirador se convirtió en un proyecto mucho más complejo y ambicioso para desenterrar los restos de ese tesoro. Así, año tras año las intervenciones arqueológicas han ido sacando a la luz la estructura del castillo y han conseguido ponerlo de nuevo en valor.

Castillo de Nalda
Castillo de Nalda. | Naldaapetece, Wikimedia

Pequeños hallazgos en forma de vasijas, utensilios o azulejos; y otros de mayor significado, como aljibes o restos de los antiguos muros, han permitido conocer algo más de aquella construcción. De su fisonomía, sin embargo, poco se sabe, más allá de que tenía una planta cuadrada de unos cuarenta metros de lado y que contaba con una torre.

El castillo es irrecuperable tal y como un día fue, pero Nalda se ha empecinado en recuperar al menos su historia. Más allá de ese mirador de excepción que es, los restos de la fortaleza se han acondicionado para la visita. Algunos paneles informativos ayudan a entender mejor cuál su papel en la historia y por qué hace un par de siglos se lo tragó la tierra, afortunadamente no para siempre.

Qué más ver en Nalda

Nalda
Nalda. | Wikimedia

Aunque el castillo se haya convertido en el gran protagonista de cualquier visita a Nalda, esta localidad cuenta con notables encantos que no hay que pasar por alto. El lugar más singular son las cuevas de Los Palomares. Se trata de un conjunto de cuevas excavadas en la roca en la Edad Media. Se distribuyen en varios niveles y están conectadas por escaleras. Pero lo realmente curioso son las hornacinas que se pueden ver en su interior y que al parecer tenían la función de la cría de palomas, de ahí el nombre de las cuevas.

Los Palomares
Los Palomares. | Shutterstock

Nalda cuenta también con un bello patrimonio religioso. Lo encabeza la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un templo del siglo XVI que conserva un bonito retablo barroco. La otra joya es la Ermita de Santa María de Villavieja, que se alza en un pequeño promontorio y es una de las más bonitas de La Rioja. Completan el paseo por Nalda el Arco de la Villa, que recuerda que aquí hubo un día una muralla, y la Casa Grande, antiguo palacete que alberga la sede del Ayuntamiento.

Pero hay que abandonar el casco urbano para disfrutar de otro de los grandes tesoros de esta localidad riojana: su fabuloso entorno natural. Son muchos los senderos que parten de su término municipal y llevan a descubrir la belleza del Valle de Iregua y de Sierra Cebollera, dos de los paisajes de La Rioja más espectaculares.

Sigue nuestro canal de WhatsApp para descubrir lo más fascinante de España.