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Escapadas rurales a menos de dos horas de Barcelona

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Animada, cosmopolita y con una oferta cultural espectacular, la Ciudad Condal ofrece mil y una posibilidades para disfrutar de cada uno de los días del año. Pero no muy lejos de la vorágine de la gran ciudad existen auténticos tesoros, no menos valiosos que la capital catalana. Son rincones llenos de encanto, ideales para olvidarse de todo, para conectar con la naturaleza o para pasear por la historia. Cualquiera de estas escapadas rurales a menos de dos horas de Barcelona es perfecta para organizar un fin de semana o unas mini vacaciones inolvidables.

Besalú, perderse en el medievo en Girona

Besalu
Besalú. | Shutterstock

Pasear por Besalú, a hora y media de Barcelona, es casi como viajar en el tiempo. La imagen de su puente románico solo da una pequeña idea de lo que espera al visitante, que no es otra cosa que un casco histórico medieval perfectamente conservado, con sus callejuelas estrechas y templos centenarios. No hay que perderse la judería, que esconde una edificación única en la península ibérica: una casa de baños rituales o miqvé.

Además, a un paso de Besalú se encuentra Castellfollit de la Roca, otro de esos bonitos en las inmediaciones de Barcelona que bien merecen una visita. Su casco urbano, que asoma desde lo alto de una imponente pared de basalto a los paisajes de la Garrotxa, corta la respiración.

Penelles, el pueblo que el grafiti revitalizó en Lleida

Penelles
Grafiti en el pueblo de Penelles. | Pixabay

Penelles, a 134 kilómetros de la Ciudad Condal, es una de esas pequeñas localidades agrícolas que han tenido que reinventarse para sobrevivir y el medio para conseguirlo ha sido el arte, más concretamente el graffiti. Las fachadas del pueblo se han decorado con llamativas obras de arte urbano que lo han transformado en un singular museo al aire libre lleno de sorpresas. Esta es una maravillosa muestra de creatividad en esa España vaciada que lucha para no caer en el olvido y que todavía tiene mucho que ofrecer,  un buen lugar para disfrutar de una escapada rural diferente y muy, muy tranquila.

Cardona, la mayor fortificación de Barcelona (y de Cataluña)

Cardona
Cardona. | Shutterstock

Planear una escapada en familia no siempre es fácil, pero Cardona, a poco más de una hora de Barcelona, lo tiene todo para disfrutar. Su imponente castillo, construido en el siglo IX, es la mayor fortificación medieval de Cataluña. No muy lejos se puede visitar un lugar tan único como sorprendente: la Montaña de Sal, una antigua explotación minera hoy maravilla no por su actividad, sino por las caprichosas formaciones de sal y vetas de colores que adornan sus túneles y acompañan al visitante en su recorrido. Cardona es, además, un buen punto de partida para visitar la villa fortificada de Súria o realizar alguna ruta por la bonita sierra de Castelltallat.

Santa Pau, volcanes y hayedos en Girona

Santa Pau
Santa Pau. | Shutterstock

El Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa es uno de los espacios naturales más singulares de Cataluña. Santa Pau, que se halla a hora y media de viaje de la capital catalana, es un buen centro de operaciones para que el viajero pueda visitarlo como guste: a pie, en bicicleta o a caballo. Desde aquí parten sendas que permiten descubrir rincones como la Fageda d’en Jordà, un hayedo que crece en la colada del volcán Croscat. El cono del volcán de Santa Margarita, cuyo cráter es hoy un enorme prado en el que se levanta una pequeña ermita, es otro de sus rincones singulares. Por supuesto, también hay que visitar con calma la localidad Santa Pau. Su conjunto amurallado, su castillo o su plaza porticada todavía recuerdan sus orígenes medievales.

Gratallops, el pueblo tarraconense del vino

Gratallops
Viñedos de Gratallops. | Shutterstock

Cerca de Barcelona, a poco más de 50 kilómetros, se encuentra el Penedés, una comarca en la que disfrutar de escapadas de enoturismo increíbles. Un poco más lejos, a hora y 50 minutos, hay otra zona muy especial: la comarca del Priorat, que ha resurgido con fuerza en los últimos años. Aquí se ubican alrededor de un centenar de bodegas y muchas abren sus puertas para dar a conocer sus vinos con Denominación de Origen. Gratallops es el corazón de la comarca, rodeado de un espectacular paisaje en el que los viñedos son los grandes protagonistas.

Rupit i Pruit, el sabor de lo auténtico en Barcelona

Rupit i Pruit
Rupit i Pruit. | Shutterstock

A una hora y 40 minutos de Barcelona, hay un pueblo que aún conserva todo el sabor de lo auténtico, incluso en una provincia industrializada como es Barcelona. Es el pueblo de Rupit i Pruit. Las calles empedradas, las casonas, la centenaria iglesia de Sant Miquel y hasta su puente colgante hacen al viajero olvidarse del ajetreo de las grandes ciudades. Pero su casco viejo no es el único atractivo, también lo es su entorno. Es ideal para practicar senderismo y descubrir maravillas como el salto de Sallent, una caída de agua de 100 metros de altura. Los más aventureros tienen, además, la oportunidad de realizar barranquismo.

Banyoles, Olimpiadas en Girona

Lago de Banyoles
Lago de Banyoles. | Shutterstock

Lo más destacable de Banyoles, una localidad ubicada a hora y media de la Ciudad Condal, son las aguas calmadas de su estanque, donde tuvieron lugar las competiciones de remo en las Olimpiadas de 1992. Hoy es una buena elección para una escapada deportiva, y no solo para los amantes de las disciplinas acuáticas. El entorno tranquilo y de enorme belleza de Banyoles es ideal para realizar cicloturismo, senderismo o equitación. Todo ello, acompañado de un curioso casco histórico, que esconde una plaza mayor del siglo XIII y otros bellos ejemplos de arquitectura gótica, como la iglesia de Santa María de Turers o la Lonja del Tint.

Siurana, un pueblo al borde del abismo en Tarragona

Siurana
Siurana. | Shutterstock

Junto a Castellfollit de la Roca, Siurana, es uno de los pueblos cerca de Barcelona, de la que se encuentra a hora y 40 minutos, más fotogénicos e impresionantes. Lo es por su situación sobre lo alto de una inmensa roca que domina el paisaje. Fue frontera entre dominios árabes y cristianos, recinto casi inexpugnable y escenario de trágicas leyendas. Hoy todavía se pueden contemplar las ruinas de su castillo árabe y una encantadora iglesia románica. Su espectacular entorno y su orografía escarpada, además, invitan a practicar senderismo y escalada.

Pals, una ruta de pueblos medievales en Girona

Pals
Pals. | Shutterstock

La Costa Brava es mucho más que playas. En su interior se descubren preciosos pueblos medievales como Pals, a hora y media de la Ciudad Condal, que hunde sus raíces en el siglo XI. Sus calles estrechas y enrevesadas, sus casas y arcos de piedra, la torre de las Horas o la vieja iglesia de Sant Pere dan fe de ello. Desde Pals, además, se puede hacer una ruta para descubrir otros pueblos medievales igual de encantadores, como son Peratallada, Monells o Begur.

Gironella, el pasado del Llobregat

Gironella
Gironella. | Shutterstock

Gironella, al que se llega desde Barcelona en poco más de una hora, aún conserva un bonito conjunto medieval, al que se accede por un puente gótico. Un entramado de callejuelas lleva a los restos del antiguo castillo, a la vieja prisión o a la plaza de la Villa. Pero el gran protagonista es el río Llobregat, en cuyas orillas se levantaron colonias textiles que dieron prosperidad a la comarca del Berguedà. Hacer la ruta que aún las une es una buena forma de conocer un pasado no tan lejano de estas tierras. La alternativa es recorrer a pie o en bicicleta la vía verde que ocupa la antigua vía de tren entre Viladomiu Vell y la carretera de Vic.

Mura, una ruta barcelonesa entre tinas

Mura
Mura. | Shutterstock

Mura es un destino perfecto para una escapada rural sin alejarse de la gran ciudad, de la que se encuentra a apenas 70 minutos. Mura es un pueblo pequeño y tranquilo de calles empedradas y rincones llenos de encanto, como su milenaria iglesia de Sant Martí, sus fuentes o el Molí del Mig. Una actividad imprescindible es hacer la ruta de las tinas. Estas son estructuras de piedra que servían para depositar las uvas y prensarlas cuando aquí la producción de vino era el medio de vida. También se pueden planificar infinidad de rutas por el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. Por otra parte, la montaña de Montserrat está a solo 30 kilómetros…