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Ruta por la Costa Cálida, un secreto mediterráneo

Ruta por la Costa Cálida

Parajes naturales vírgenes, calas desiertas, paisajes de otro planeta o lugares que proponen un viaje en el tiempo. La Costa Cálida, los 250 kilómetros de litoral de la Región de Murcia, es mucho más que el Mar Menor o La Manga. Es un territorio salpicado de rincones fascinantes, capaces de sorprender incluso a los viajeros más experimentados.

Un recorrido por la Costa Cálida supone olvidar para siempre ideas preconcebidas a cambio de descubrir algunos de los secretos mejor guardados de la costa mediterránea española. No hay que olvidar, por supuesto, esos otros lugares que le han dado fama y que a su manera también tienen algo de especial. En unos y en otros vamos a hacer parada en este recorrido por lo mejor de la Costa Cálida, desde San Pedro del Pinatar hasta Águilas.

Lo mejor de la Costa Cálida, un recorrido de norte a sur

El Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro

Laguna de sal del Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro
Laguna de sal del Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro. | Shutterstock

Garzas, flamencos, cormoranes y zampullines han hecho de este espacio su hogar, en ocasiones permanente, y en otras solo para invernar o nidificar. Pero esa riqueza ornitológica es solo uno de los tesoros de este parque regional, el mayor humedal de la región. Aquí se puede observar una sucesión de ecosistemas diferentes de enorme valor, desde pinares y carrizales a saladares y un cordón de dunas kilométrico.

Un carril bici permite disfrutar de toda la belleza de este espacio. Dos consejos: llegar hasta las Encañizadas, donde se unen en Mediterráneo y el Mar Menor, y no olvidarse de llevar unos prismáticos. Y para relajarse, una parada en la paradisiaca y tranquila playa de La Llana.

El hechizo del Mar Menor

Atardecer en el Mar Menor
Atardecer en el Mar Menor. | Shutterstock

A pesar de la degradación creciente que sufre desde hace años, el Mar Menor sigue siendo el emblema de la Costa Cálida. Esta enorme laguna salada de 170 kilómetros cuadrados y aguas calmadas es perfecta para navegar, para relajarse tranquilamente en sus playas o para degustar un típico caldero o una buena ensalada murciana.

Pero hay algo que no ha cambiado con el tiempo ni con el urbanismo salvaje: esos atardeceres mágicos que transforman las aguas de la laguna en un espejo dorado. Además, en el Mar Menor, ese espectáculo también se puede contemplar a la salida del sol.

Cabo de Palos y su riqueza marina

El faro de Cabo de Palos
El faro de Cabo de Palos. | Shutterstock

Cabo de Palos es un pequeño pueblo costero que mantiene su esencia marinera. Subir hasta su faro permite divisar una parte de la belleza de este tramo de costa, con sus acantilados y sus calas semiescondidas. Pero la otra parte de su encanto está bajo sus aguas, ya que la Reserva Marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas es un lugar espectacular para la práctica del submarinismo por la riqueza de sus fondos marinos.

Pero Cabo de Palos tiene también un lado oscuro, el de los naufragios que frente a su costa han tenido lugar a lo largo de la historia. El más dramático ocurrió el 2 de agosto de 1906, cuando un trasatlántico italiano, el Sirio, embarrancó en sus aguas menos profundas. Las calderas explotaron, el navío se hundió en parte y el pánico hizo el resto. Oficialmente, en el naufragio murieron 242 personas, pero es probable que el número fuese mucho mayor, ya que en él viajaban centenares de inmigrantes ilegales.

El Parque Regional de Calblanque

Parque Regional de Calblanque en la Costa Cálida
Parque Regional de Calblanque en la Costa Cálida. | Shutterstock

Es el gran tesoro de la Costa Cálida. En Calblanque se suceden acantilados, interminables playas y pequeñas calas libres de ladrillo, de asfalto, de ruidos y de contaminación. Naturaleza salvaje que se puede disfrutar tranquilamente mientras el Mediterráneo te seduce con un color intensamente azul. Pero merece la pena alejarse un poco de sus aguas para recorrer el corazón del parque a través de alguno de sus senderos y admirar uno de esos raros ejemplos de ecosistemas mediterráneos en los que todavía no ha intervenido la mano humana.

Cartagena, una joya histórica

Cartagena
Cartagena. | Shutterstock

Con tres mil años a sus espaldas, Cartagena es la joya histórica de la Costa Cálida. Fenicios, cartagineses, romanos y árabes pasaron y dejaron su huella aquí. Inevitablemente, hay que visitar el teatro y el foro romano. Pero también hay que pasear por su puerto, recorrer el fascinante Museo Nacional de Arqueología Subacuática, admirar la arquitectura modernista de su ayuntamiento y degustar ese irresistible caldero cocinado a base de arroz y diferentes pescados.

Las vistas espectaculares de Cabo Tiñoso

Murallas de Cabo Tiñoso
Murallas de Cabo Tiñoso. | Shutterstock

Para los amantes del senderismo, la sierra de la Muela puede ser todo un descubrimiento. Sus rutas senderistas permiten disfrutar de un parque regional poblado por pinos, acebuches o jaras que es hogar de especies protegidas como la tortuga mora o de aves el búho real. Y cuenta, además, con un mirador excepcional del abrupto litoral de esta parte de la Costa Cálida: Cabo Tiñoso.

La posición estratégica de este saliente rocoso fue clave para que el ejército instalara aquí una serie de baterías militares. Perdido su carácter defensivo, hoy se pueden visitar para contemplar unas vistas espectaculares. Cabo Tiñoso aún ofrece más: una reserva submarina de enorme interés y pequeñas calas donde relajarse casi en solitario.

Mazarrón y las Gredas de Bolnuevo

Gredas de Bolnuevo
Gredas de Bolnuevo. | Shutterstock

Otro de los grandes destinos turísticos de la Costa Cálida, Mazarrón, creció en el interior, gracias a la explotación minera de plomo, zinc, hierro y plata. Pero la minería cedió protagonismo a la pesca y al turismo, gracias a esa inmensa bahía en la que destaca su puerto y a sus fantásticas playas.

Pero más allá de su lonja, una de las más importantes de la región, de su siempre animado paseo marítimo o de su milenaria historia, una de las pedanías de Mazarrón esconde un lugar singular: las Gredas de Bolnuevo. Hay quien las compara con la Ciudad Encantada de Cuenca, y algo tienen en común, que no es otra cosa que las formas caprichosas que la roca ha adquirido a consecuencia de la erosión y que dan forma a un paisaje casi marciano.

El Parque Regional de Cabo Cope y Puntas de Calnegre

Parque Regional de Cabo Cope y Puntas de Calnegre
Parque Regional de Cabo Cope y Puntas de Calnegre. | Shutterstock

Aunque Cabo Cope sea mucho menos conocido que otros accidentes geográficos costeros de la costa murciana, no es por ello menos interesante. En este parque regional aún se mantienen en pie antiguas torres defensivas que se levantaron en tiempos de Carlos III para defender la costa de los ataques de piratas. No obstante, en sus 17 kilómetros de costa se descubren, además, acantilados, saldares, dunas fósiles y playas semisalvajes muy poco concurridas. Cuenta también con una red de senderos de diferente dificultad, perfectos para recorrer en bici o a pie.

Águilas, una última parada perfecta

Embarcadero del Hornillo en Águilas
Embarcadero del Hornillo en Águilas. | Shutterstock

Ya al sur de la Costa Cálida, Águilas ofrece infinidad de atractivos al visitante. El primero de ellos habla de su historia a través de construcciones como las termas romanas, el Castillo de San Juan de las Águilas, que domina la bahía, o el viejo embarcadero del Hornillo. El segundo son sus coloridos carnavales, que son Fiesta de Interés Turístico Internacional. Y junto a todo ello hay que mencionar sus espectaculares playas, nada menos que 36 para todos los gustos, desde las más familiares, como la de las Delicias, a las más salvajes, como la de Calabarrilla.