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Las mejores rutas de senderismo para principiantes

Embalse de Lanuza

Andar es una opción muy sencilla para realizar ejercicio y además descubrir rincones naturales de ensueño. Sin embargo, empezar de cero con grandes trayectos montañosos en los Picos de Europa o lanzándose a realizar el Camino de Santiago no es una buena idea. Por ello te traemos estas rutas de senderismo para principiantes. Repartidas por toda la geografía española se extienden estos trayectos de baja dificultad pero enorme belleza.

Camino natural del embalse de Lanuza (6,5 km ida y vuelta)

Sallent de Gállego y embalse de Lanuza
Sallent de Gállego y embalse de Lanuza. | Shutterstock

La ruta de senderismo para principiantes más corta de la lista está en la provincia de Huesca. Su punto de partida se halla en el encantador pueblo de Sallent de Gállego, enclavado entre el Parque Nacional de Ordesa y el Parque Natural de los Valles Occidentales. Muy cerca queda la FormigalPanticosa, Canfranc con su estación de tren, Jaca o Torla. Solo con estas referencias ya queda claro que el entorno no va a defraudar.

El sencillo recorrido bordea el embalse de Lanuza por su lado occidental. La abundante vegetación se combina con las aguas del pantano y las montañas de la Peña Foratata para generar un ambiente precioso. Pese a que los desniveles cercanos sean enormes, la pista apenas sube y baja. Conviene estar atento al nivel de la reserva acuífera, ya que cuanto más alto sea más bonito es el paisaje. Si se le coge el gusto al senderismo y se obtiene un nivel medio o alto, se puede regresar a la zona para empezar el Camino Aragonés a Santiago, que arranca en Somport.

Camino Viejo a Irati y Muskilda (7,8 km, circular)

Ochagavía, inicio del camino viejo de Irati y Muskilda
Ochagavía, inicio del camino viejo de Irati y Muskilda. | Shutterstock

Desde Ochagavía, en la exuberante Selva de irati, llega a la ermita de Muskilda para luego retornar. Sin grandes desniveles, resulta muy sencillo de recorrer. Además, está muy bien señalizado por postes y carteles. En el camino se pueden ver los característicos hayedos de esta zona, especialmente vistosos en otoño. El santuario se alcanza tras 40 minutos de caminata y posee rasgos románicos mezclados con los de las diversas reformas que ha sufrido. En el edificio se llevan a cabo bailes tradicionales, propios de Navarra, cada 8 de septiembre desde hace tres siglos. A la vuelta se sigue un vía crucis que conduce de nuevo al pueblo navarro del que se partió.

Senda de los monjes (8 km ida y vuelta)

Senda de los Monjes
Senda de los Monjes. | Wikimedia

Aunque sea corta, este antiguo camino que seguían los monjes de San Martín de Castañeda tiene su aquel. Consta de unos 4 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta y une el mencionado cenobio con Ribadelago viejo, en el entorno del lago de Sanabria. Este pueblo del municipio de Galende, muy cercano a la Puebla, es famoso porque quedó inundado por la rotura de una presa río Tera arriba. El torrente de agua segó cientos de vidas y obligó a reconstruir la localidad. Sea como fuere, aquí empieza esta ruta.

La Senda de los monjes tiene su origen en la exclusividad que tenían los religiosos de San Martín de Castañeda sobre las aguas y sus productos. Entre estos se encontraban sus famosas truchas. Andando hacia el monasterio toca asumir subidas moderadas. Con paciencia, no presentan ningún problema. Además, sirven para aprender a gestionar los ascensos. De camino al edificio sacro se pueden disfrutar de los bosques de la zona, donde abundan castaños y abedules. Visitar el cenobio es una opción estupenda, pero conviene saber sus horarios. Tras ello toca volver. Los más experimentados pueden dar la vuelta entera al lago, unos 15 kilómetros.

Ruta corta al monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil (10 km)

Balcón de Madrid en los Cañones del Sil
Balcón de Madrid en los Cañones del Sil. | Shutterstock

Grandes panorámicas, viñas, robles y castaños. Estos elementos caracterizan a la Ribeira Sacra y los Cañones del Sil. En esta ocasión toca mirar a su parte de Ourense. En ella se encuadra Parada de Sil, un pueblo típico de esta zona de Galicia. La ruta completa abarca unos 18 kilómetros pero admite una versión corta. Para ello es importante arrancar en dirección norte al Foxo de Cabrita, no al sur. Este enlace permite llagar a los Balcones de Madrid, con unas vistas impresionantes sobre el Sil.

El curso del río se sigue, bien indicado, pasando por varios miradores y en bajada. El objetivo es el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, que se alcanza tras el cambio de rasante que da comienzo a la subida que marcará la segunda mitad de la ruta. Este edificio es una gran muestra del románico local y supone el punto álgido de este amplio paseo. Tras visitarlo, toca seguir subiendo, con tranquilidad y entre castaños, hasta volver a alcanzar Parada de Sil.

Vías Verdes de Itsaslur y el Piquillo (12 km ida y vuelta)

Vistas desde la Vía Verde del Piquillo en Ontón
Vistas desde la Vía Verde del Piquillo cerca de Ontón. | Wikimedia

En los límites entre Vizcaya y Cantabria se sitúan estas dos Vías Verdes. Siguiendo antiguos raíles mineros, esta fácil ruta senderista permite contemplar inmejorables vistas sobre el Cantábrico y la punta Lucero. El punto inicial es Pobeña, con su estupenda playa norteña de La Arena. Una escalera es la principal dificultad de este paseo, que también recorre el Camino del Norte hacia Castro Urdiales. Aunque durillas, no son impedimento.

Una vez arriba se sigue la bien indicada Vía Verde de Itsaslur por algo más de dos kilómetros. Siguiendo la senda se alcanza sin problema las inmediaciones de Cobarón, desde donde toca enlazar con la Vía Verde del Piquillo. Aquí hay que estar atento a seguir por esta y no hacia el centro del pueblo. La segunda parte del trayecto se ubica ya en Cantabria y posee un interesante túnel. Finalmente se llega a Ontón, donde se puede descansar antes de empezar la vuelta.

Ruta de los Llanos de Rabel (12 km ida y vuelta)

Llanos de Rabel en Grazalema
Los Llanos de Rabel. | Ayuntamiento de Grazalema

En la otra punta de España se alza la Sierra Grazalema, que da nombre a la bonita localidad homónima, parte de los pueblos blancos. La población da pie a multitud de posibilidades para andar por sus parajes. Una de las más sencillas, especialmente apta para niños, es la ruta de los Llanos de Rabel. Dado que se adentra en una reserva natural, las mascotas están prohibidas y hay que solicitar acceso con un mes de antelación. Para llegar al punto de inicio hay que desplazarse unos 11 kilómetros en coche.

Con el pico de El Torreón de fondo, es posible ver buitres y rapaces durante la andanza. En los alrededores domina el bosque mediterráneo propio de Grazalema. Aunque hay grandes alcornoques y abedules, el árbol más sobresaliente que se ve es el pinsapo. Los bosques de esta conífera son una rareza superviviente de la última glaciación gracias a las particulares condiciones de la sierra.

Vía Nicolau (12 km ida y vuelta)

St. Joan de l'Avellanent
Sant Joan de l’Avellanent en la Vía Nicolau. | Ayuntamiento de Bagá

Esta ruta de senderismo para principiantes tiene muchas valencias. La Vía Verde se puede empezar tanto en los restos del monasterio de Sant Llorenç prop Bagà como en la iglesia de Sant Joan de L’Avellanet y su Ecomuseu. En todo caso, en medio queda Bagá, notable población medieval enclavada en el Parque Natural de Cadí-Moixeró.

La Vía Nicolau se creó a principios de siglo para transportar madera a Guardiola de Berguedá desde los abundantes bosques del noroeste. Si se empieza desde esta población, que alberga el monasterio mencionado, tocará primero subir levemente. Asimismo, de considerar demasiado los 12 kilómetros de ida y vuelta, se puede empezar en Bagá e ir solo a uno de los extremos. Sea como fuere, el camino ofrece un bonito recorrido en la vega del río Bastareny. Destaca sobre todo la pasarela del Nicolau, no lejos de Sant Joan de L’Avellanet, con 35 metros. Es el mas espectacular de los puentes y túneles que se atraviesan.

Ruta de la Pozas del Aljibe (13 km ida y vuelta)

Vista general de la doble cascada del Aljibe en Guadalajara, España
Cascada del Aljibe, en los pueblos negros de Guadalajara. | Shutterstock

Estas cascadas destacan en el entorno de los pueblos negros de la Serranía de Guadalajara. El camino es en principio lineal, de ida y vuelta, aunque cuando se llega a las Pozas del Aljibe es posible realizar alguna variante para contemplarlas desde varios puntos. El arroyo del Soto al fluir al Jarama aporta el caudal para este espectáculo hídrico. La senda empieza en Roblecasa, cerca del popular Campillo de Ranas, y muestra un paisaje típico de esta zona arriacense. De fondo queda el mítico Ocejón, cuyo ascenso es una dura excursión muy socorrida en la provincia.

El Paular-Cascadas del Purgatorio (15 km ida y vuelta)

Pueblos más bonitos de Madrid: Rascafría
Monasterio de Santa María de El Paular.

El kilometraje de estas últimas rutas de senderismo para principiantes ya empieza a ser algo alto. Hay que dedicar una jornada, unas cuatro o cinco horas, para hacerla. Pese a ello, no dejan de ser factibles para cualquiera. En el caso de este trayecto de la Comunidad de Madrid, la recompensa al esfuerzo viene en forma de cascadas y un impresionante monasterio.

Cerca de la A-1, el cenobio de El Paular de Rascafría data del siglo XIV. Destaca por cómo mezcla diversos estilos arquitectónicos y por el envidiable entorno natural en el que se encuentra. Si hay tiempo y se puede, es muy recomendable realizar una visita al edificio y contemplar tanto la estructura como las pinturas que posee. El punto de inicio es el famoso puente del Perdón, sobre el Lozoya. Caminos forestales y un ambiente fluvial marcan la ruta hasta las cascadas del Purgatorio que alimenta el arroyo del Aguilón.

Ruta del Cares (24 km ida y vuelta)

Cabra en la Ruta del Cares
Cabra en la Ruta del Cares. | Shutterstock

Para terminar se propone un reto por cantidad de kilómetros. A pesar de ser muy llana, la Ruta del Cares tiene una duración prolongada al ser casi obligado realizar ida y vuelta. Se ubica entre Asturias y León, en los Picos de Europa, y recorre una senda creada en la garganta divina a principios de siglo. Ya se empiece en el asturiano puente de Poncebos, cerca de Arenas de Cabrales, o la leonesa Caín el trayecto no decepciona.

Los laterales de este camino no apto para quien tenga vértigo no cuentan con protecciones, pese a lo cual no hay ningún peligro. El margen para andar es ancho, de en torno a un metro y medio. Junto al Cares se pueden observar cabras salvajes a las que es mejor no molestar. En ambos extremos, además, se come muy bien gracias a delicias como el queso cabrales, una recompensa a la altura de la kilometrada que se recorre.