En el límite entre las provincias de Orense y Lugo existe un pueblo llamado Os Peares. Y si decimos que está entre dos provincias es que es literalmente así, puesto que se reparte entre ambas. El pueblo donde pasó su infancia el político Alberto Núñez Feijóo es famoso por su rocambolesca situación administrativa. Vamos a ver por qué lo llaman “el pueblo más complejo de España”.
Un galimatías administrativo
Al estar repartido entre dos provincias, Os Peares no tiene la posibilidad, por razones legales, de convertirse en un municipio. Ahora bien, eso tampoco explica que deba formar parte de cuatro ayuntamientos, como es el caso. Por si esto fuera poco, el resto de las divisiones administrativas tampoco han sido amables con la población, y la han visto troceada entre dos diócesis, tres comarcas diferentes y otros tres partidos judiciales.
La consecuencia más inmediata para los lugareños (apenas un centenar) es que cualquier trámite se convierte fácilmente en una pesadilla. Piénsese, sin ir más lejos, en unas elecciones locales, con cuatro posibles alcaldes para la aldea. También es muy engorroso hacer gestiones tan importantes como la atención médica. Alguien de la parte orensana tiene la capital a solo 18 kilómetros, pero si pertenece a Lugo su dolencia puede obligarle a recorrer más de 100 para visitar a un especialista. Estas anomalías han condicionado en ocasiones incluso dónde se situaban algunas mujeres para dar a luz.
Soluciones fallidas
Estas dificultades han hecho que los vecinos reclamasen durante años un municipio propio, algo que administrativamente tiene difícil encaje. Tras esa petición insistente, en 1999 las administraciones implicadas lograron crear el Consorcio Local de Os Peares, y así facilitar un poco la vida a la población.
Sin embargo, años después muchos vecinos ya lamentaban la escasa regularidad con que se convocaba el organismo, y denunciaban su funcionamiento errático. Por ese motivo, las reclamaciones de disponer de una administración unificada han continuado durante los últimos años, aunque con pocos avances.
Un niño de aldea
Aunque nació en un sanatorio de la ciudad de Orense, Alberto Núñez Feijóo pasó la infancia en este peculiar pueblo gallego. Si bien su padre trabajaba en el embalse que dio empleo a tantos vecinos, la familia era conocida por la tienda de ultramarinos que regentaba. El rapaz, sin embargo, quería hacer carrera.
Siendo apenas un adolescente, a Núñez Feijóo lo enviaron interno a estudiar a León, para después cursar la carrera de Derecho en Santiago de Compostela. Nunca volvió a residir en Os Peares. También su madre y su hermana se acabaron marchando a Orense, y al cabo de un tiempo no quedó nadie de la familia en el pueblo.
A pesar de eso, Núñez Feijóo visita cada cierto tiempo su aldea, en parte para expresar esa imagen de político que conoce de cerca las necesidades de la gente sencilla del mundo rural. Los vecinos de su pueblo, de hecho, llegaron a reunirse con él en 2004, cuando ya tenía responsabilidad en la Xunta, en un intento de solucionar el lío en que vivían. Ironías de la vida, un chico de Os Peares había llegado a ser Conselleiro de Ordenación del Territorio.
Visitar el pueblo de Os Peares
Quien se anime a hacer una visita a Os Peares tiene poco que temer respecto a este puzle de autoridades, y sin embargo va a descubrir una región llena de atractivo. No en vano, el pueblo natal de Núñez Feijóo se encuentra en plena Ribeira Sacra, una de las zonas estrella del interior de Galicia.
Lo primero que llama la atención del pueblo es el marco geográfico. Evidentemente, un lugar tan especial no podía tener un solo río, así que son tres los ríos que bañan el pueblo: el Miño, el Sil y el Búbal. En los años 50 se creó, además, un embalse. Con tanta agua es normal que el pueblo tenga hasta seis puentes, y algunos de ellos ofrecen las estampas más representativas.
En concreto, el puente por donde el ferrocarril cruza el Miño es una de las imágenes más icónicas de Os Peares, con su estructura de hierro que recuerda a la Torre Eiffel pero en azul. Si vamos a pie también podremos pasar por él, y conseguir así unas magníficas vistas sobre el río. En el Búbal, por su parte, encontraremos una agradable playa fluvial donde refrescarnos y pasar el día.
En este rincón de Galicia el clima es plenamente mediterráneo, por lo que un chapuzón puede ser de agradecer. Ese clima hace que también sea posible ver especies vegetales poco frecuentes en las provincias gallegas, como el madroño, la encina o la auténtica protagonista de la zona: la vid.
Conocer la Ribeira Sacra
En el entorno inmediato de Os Peares es fácil ver los viñedos que han hecho famosa la Denominación de Origen Ribeira Sacra, plantados en los típicos bancales. Así, tanto los amantes del turismo enológico como de otras muchas actividades tienen en esta aldea un buen punto de partida para conocer el entorno.
Entre los alicientes que ofrece la zona, podemos destacar los vuelos en globo, los baños en las playas fluviales, el senderismo y, por supuesto, la gastronomía local. Las maneras de disfrutar de estos parajes son muchas, y van de las visitas culturales (para ver el románico de estas comarcas y los museos, por ejemplo) al turismo más activo.
El protagonista de la Ribeira Sacra es probablemente el Miño, que la surca con sus característicos meandros. En las laderas que descienden hacia el río encontramos muchos de los viñedos que producen el famoso vino. Y en el río propiamente es posible realizar recorridos en catamarán para admirar el paisaje.
Una opción que tenemos es comenzar nuestro viaje en Os Peares y luego recorrer la Ribeira en dirección norte, en la provincia de Lugo, siguiendo el curso del Miño. A poca distancia del pueblo tenemos atractivos como el castillo de A Peroxa (uno de los municipios a los que pertenece Os Peares), el mirador de Pesqueiras o la iglesia de Santo Estevo de Chouzán. A partir de ahí, el visitante tiene muchos kilómetros para explorar y dejarse seducir por esta tierra.
