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Mapa de las provincias más bonitas de España

Mapa de las provincias más bonitas de España

Qué difícil y qué bonito recorrer las provincias que componen España en busca de aquellas que de alguna manera sobresalen por encima del resto. Por su diversidad paisajística, por las joyas en forma de monumentos que pueden encontrarse en sus dominios o por la historia que ha dado forma a sus rincones, recorrer estas provincias constituye siempre un viaje emocionante. España es un país tan rico y variado que resulta un reto elaborar una lista en la que destacar un elemento por encima de otro. Pero allá vamos.

Recorremos España de provincia en provincia 

Mapa de las provincias más bonitas de España

Lugo (Galicia)

Playa de las Catedrales
Playa de las Catedrales. | Shutterstock

Las cuatro provincias que forman Galicia (A Coruña, Pontevedra, Ourense y Lugo) son prácticamente insuperables en cualquier sentido. Paisajística, cultural, histórica y gastronómicamente podrían ganar cualquier batalla. Pero si la batalla se da entre ellas, quizá sea Lugo quien se lleve la victoria.

Su variedad paisajística es asombrosa. Sobradamente conocida es A Mariña Lucense. Esta zona puede presumir de tener uno de los monumentos naturales más impresionantes de España, la playa de las Catedrales, y pueblos preciosos e históricos como Ribadeo. Siguiendo la costa, la punta de Fuciño do Porco ofrece una ruta de senderismo imperdible. En el interior, son numerosas las que se desarrollan en montañas. O en bosques frondosos de belleza imposible donde creer en la mitología gallega es muy sencillo. Algunas de esas rutas terminan en cascadas como la de Augacaída, otros dos espectáculos de la naturaleza.

La sierra de Os Ancares, en su vertiente gallega, esconde lugares que parecen enfrentarse al tiempo, como Piornedo y sus ancestrales pallozas. La capital de la provincia, Lugo, también sabe algo de historia. Ha cuidado con tanto mimo su muralla romana que ha terminado siendo la mejor conservada del mundo. Esta provincia tiene también la catedral más antigua de España, la basílica de San Martiño de Mondoñedo. Y pueblos como O Cebreiro o Portomarín, que de supervivencia y antigüedad saben otro tanto.

Por si todo lo anterior fuera poco, parte de la Ribeira Sacra, esa tierra sagrada a la que todavía no se le ha prestado tanta atención como merece, se encuadra dentro de los límites de la provincia de Lugo. Sus monumentales paisajes, sus bancales históricos donde la producción de vino es un acto heroico y el discurrir del Miño conducen al viajero por un viaje de esos que no se olvidan.

Burgos (Castilla y León)

Frías, uno de los pueblos que pueden descubrirse en esta comarca
Frías, uno de los pueblos que pueden descubrirse en la comarca de Las Merindades. | Shutterstock

De entre todas las provincias de Castilla y León, entre campos, montañas y monumentos varios, puede destacarse la existencia serena de la provincia de Burgos. Su capital, que cuenta con la única catedral de España declarada Patrimonio de la Humanidad, es un buen punto de partida para empezar un recorrido que dejará muy satisfecho a quien lo realice.

Porque Burgos tiene de todo. Tiene los campos de Castilla y tiene también el verde del norte. Así se encuentra uno con comarcas como Las Merindades. En ella se hallan pueblos preciosos como Puentedey o Frías. Esta última, en realidad, tiene el título de ciudad, lo que la convierte en la ciudad más pequeña de España. Esta comarca tiene paisajes espectaculares como los cañones del río Ebro, así como la cascada más alta de España: el salto del Nervión. 270 metros de impresión, casi nada. Más títulos: el complejo kárstico de Ojo Guareña es un conjunto de cuevas que discurren a lo largo de más de cien kilómetros, siendo el más grande de España. ¿Todavía se quiere más?

Entonces hay que visitar el precioso pueblo de Orbaneja del Castillo, dividido por una cascada que crea una postal preciosa. O el monasterio de Santo Domingo de Silos, perfecta carta de presentación para todos los monumentos que tiene Burgos. También el parque natural Lagunas Glaciares de Neila, o el Pozo Azul, una cueva submarina de la que de momento no se conoce fin. O los yacimientos de Atapuerca, donde se encontraron restos humanos con más de 900 000 años de antigüedad que redefinieron la historia. Todo esto es Burgos.

Huesca (Aragón)

Lanuza
Lanuza. | Shutterstock

La sexta provincia más grande de España ha ido ganando adeptos en los últimos años. No extraña que así sea. Huesca tiene algunos de los paisajes de montaña más impresionantes de la península, valles en los que la vida se detiene, monumentos tanto naturales como artísticos de impresión y pueblos de grandísima belleza, como es el caso de Aínsa, cuya fotografía preside estas líneas.

El recorrido por esta provincia de España puede comenzar por la joya de la corona oscense: el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en la histórica comarca del Sobrarbe. Pueblos como Broto, Bielsa o Torla-Ordesa esperan al viajero para enseñarle cómo es la vida en los Pirineos. La nieve que lo cubre todo en invierno y el alegre verde del verano. También hay verde en valles como el de Tena, junto a la frontera francesa, o el de Pineta, de origen glaciar. Un color rojizo tiñe los mallos de Riglos y el azul es el del embalse por el que casi muere nuestro pueblo renacido Lanuza. El marrón grisáceo, el de las iglesias de Serrablo, así como el de la llamada Muralla China de Finestras, una formación rocosa que se extiende a modo de fortificación durante medio kilómetro.

Miguel de Unamuno dijo del monasterio de San Juan de la Peña que era “la boca de un mundo de peñascos espirituales revestidos de un bosque de leyenda”. En el balneario de Panticosa se debieron decir muchas otras cosas, pues han sido muchas las personalidades que lo han visitado en busca de su tranquilidad y de la visión de sus ibones. También hay mucha historia en la estación de Canfranc, en el castillo de Loarre o en pueblos como Jaca, donde se encuentra la única fortaleza de estrella española que se conserva de forma íntegra. Huesca es una provincia con estrella, de eso no hay duda.

Girona (Catalunya)

Tossa de Mar
Tossa de Mar. | Shutterstock

Girona, sin duda una de las provincias más bonitas de España, tiene también Pirineos que regalar al viajero. Los amantes de la montaña tienen la felicidad asegurada en lugares como el valle de Camprodón o el valle de Núria. Este último tiene la particularidad de ser accesible solo a través del tren cremallera dispuesto para ello o caminando. Este aislamiento le permite ser uno de los lugares más tranquilos y silenciosos del país.

La provincia de Girona tiene también el paisaje volcánico mejor conservado de la península: las más de 15 000 hectáreas que ocupan los volcanes de la Garrotxa. A partir de esta actividad volcánica nació el hayedo de Jordà, que creció sobre una colada de lava de uno de los volcanes cercanos, el Croscat, y que hoy ofrece un paisaje de colores vivos. En torno a este parque de volcanes se localizan pueblos como Beget, Besalú o el impresionante Castellfollit de la Roca, que explican por qué Girona está considerada una de las mejores provincias de España para disfrutar del encanto de los pueblos medievales. Monells o Pals, ya hacia la costa, dejan sin palabras a cualquiera.

Pasemos a la costa, porque la de Girona tiene nombre propio: la Costa Brava. No solo tiene algunas de las playas y calas más bonitas y cuidadas de España, como la cala de Aiguablava, también puede presumir de la belleza de sus pueblos. Cadaqués, Begur o Tossa de Mar, con su impresionante castillo del siglo XII llevándose todas las miradas. Como puede deducirse, las postales que pueden extraerse de esta provincia, entre la montaña y el mar, son muchas.

Cáceres (Extremadura)

El pasiaje más famoso de la primavera española llega desde el valle del Jerte, en Cáceres
Valle del Jerte. | Shutterstock

Cáceres es la segunda provincia más extensa de España, lo que ya puede indicar los numerosos paisajes que van a encontrarse. Antes de pasar a estos, quizá haya que destacar sus numerosas localidades. Cáceres, una de las ciudades más bonitas de España, con su impresionante casco histórico llevándose todas las miradas. Guadalupe, que con su Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1993, Trevejo, una de las aldeas más bonitas del país, o Cuacos de Yuste, en cuyo monasterio decidió pasar sus últimos días de vida el emperador más importante de la historia del país.

Sobre los paisajes. Cáceres se llena cada primavera de miles de visitantes que quieren sorprenderse con el florecimiento del valle del Jerte. En el noroeste de la provincia se encuentra la sierra de Gata, donde montañas, valles y piscinas naturales se disputan la atención de los viajeros. En la comarca de Las Hurdes pueden disfrutarse paisajes peculiares como los que forman los meandros del Malvellido o el Chorrituelo de Ovejuela.

El Parque Nacional de Monfragüe es una tierra preciosa y, además, uno de los enclaves de mayor interés ornitológico de España. En la comarca de la Vera el protagonista es el agua, sobre todo por las gargantas de agua cristalina que bajan de la sierras de Tormantos y Gredos. Y siempre se puede concluir el descubrimiento de esta provincia bellísima con una visita al convento del Palancar, el monasterio más pequeño del mundo.

Málaga (Andalucía)

Comares
Comares. | Shutterstock

Hay quien opina que las mejores playas de la península están en los 160 kilómetros que ocupa la Costa del Sol de Málaga. Las dunas de Artola y Real Zaragoza, unos campos de dunas litorales mediterráneas en las playas de Cabopino y Las Chapas, pueden explicar la afirmación anterior. También lo explica la pequeña playa de Maro, la de Burriana o la de Bil-Bil, donde además se disfruta del llamativo castillo homónimo de estilo árabe. Los acantilados de Maro-Cerro Gordo ofrecen otra perspectiva para disfrutar del mar.

El interior de Málaga, quizá menos explorado por el turismo general, es de alguna manera el que más sorpresas tiene. Además del Caminito del Rey, ese paso colgante de casi ocho kilómetros de longitud construido sobre las paredes del desfiladero de los Gaitanes, esta provincia tiene otros impresionantes parajes naturales. Por ejemplo, la cueva del Tesoro es la única cueva de origen submarino de Europa. O el cañón de las Buitreras, enclavado en la Serranía de Ronda, que ya adelanta otro rincón imprescindible en la provincia.

Ronda, esa ciudad a la que el poeta checo Rainer Maria Rilke apodaría “la ciudad soñada” tras buscarla durante meses por toda Europa. Un lugar de montaña porque en Málaga, además de la Costa del Sol, hay mucha montaña. El Parque Natural Sierra de las Nieves, también en la Serranía de Ronda, las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama o el Parque Natural Montes de Málaga son solo algunos de los múltiples espacios ideales para amantes de la montaña.

Así que Málaga es otra provincia que tiene mar y montaña. También pueblos en los que parece detenerse el tiempo, fenómeno que sucede cuando uno está a gusto y en paz. Para experimentar esto, pocos lugares más dispuestos que Comares, Genalguacil o El Acebuchal.

Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias)

Los Tilos
Cascada del bosque de Los Tilos, en la isla de La Palma. | Shutterstock

Santa Cruz de Tenerife es una de las provincias más completas de España por una sencilla razón: está compuesta de cuatro islas. Cuatro islas que, siguiendo la tónica de las Canarias, son muy diferentes entre sí. Tenerife, la principal de esta provincia y la más grande del archipiélago, es sobradamente conocida por albergar el Parque Nacional del Teide. Este volcán de 3715 metros de altitud se lleva todas las miradas, pero no es la única maravilla de esta tierra. El Parque Rural de Anaga, donde se esconden rincones como la playa de Benijo o el pueblo de Taganana, es otra razón por la que conocer sus dominios. San Cristóbal de la Laguna, única ciudad de Canarias que es Patrimonio de la Humanidad, o la localidad de Masca, una preciosidad enclavada en el macizo de Teno, son dos lugares en los que también merece la pena detenerse.

Dicen que el cielo se contempla desde el Observatorio Astronómico del Roque de los Muchachos, en La Palma, como en ningún otro lugar. Una imagen única, sin duda, es la que ofrece el pueblo de Porís de Candelaria, escondido en un acantilado a merced de las olas del Atlántico. El bosque de laurisilva de Los Tilos, la playa de Echentive, nacida en 1971 tras la erupción del volcán Teneguía, o el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente son otros de los muchos paisajes que pueden disfrutarse.

Puede que tanto La Gomera como El Hierro sean dos islas de reducidas dimensiones, pero tienen mucho que ofrecer. La Gomera sorprende con las postales que se desprenden del Parque Nacional de Garajonay, con pueblos como Hermigua o playas como la del Inglés. Esta isla es natural, salvaje y auténtica. El Hierro, por su parte, es uno de los destinos de buceos más cotizados del mundo. Su variedad reúne enclaves como el pueblo de Tamaduste, las aguas cristales del Charco de los Sargos o el faro de Orchilla, el punto más al oeste de España. Entre volcanes, montañas, playas, bosques y pueblos de ensueño, claro que Santa Cruz de Tenerife es una de las provincias más bonitas de España.