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Córdoba es sinónimo de un glorioso pasado, el de un centro de poder y foco de cultura de la Europa medieval, pero esta provincia en el corazón de Andalucía cuenta con otros muchos alicientes que la hacen especial. Aquí vamos a ver las principales razones que hacen de Córdoba un destino al que en algún momento hay que ir, esas maravillas que nadie debería perderse al visitar la provincia.
La ciudad de Córdoba
La Mezquita-Catedral, lo mejor de dos mundos
Pocos edificios sintetizan la historia de la ciudad de Córdoba como la Mezquita-Catedral, la que pasó de la grandeza califal a la suntuosidad cristiana. Iniciada, según la tradición, en 784 sobre los restos de una basílica hispanorromana, creció hasta ser la segunda mayor mezquita del mundo en sus tiempos. La conquista cristiana en el siglo XIII supuso su conversión en catedral, y más tarde se le hizo la capilla mayor de estilo plateresco. La unión de estilos, perfecta muestra del devenir de los siglos en Córdoba, además de su grandiosidad incuestionable, le valieron ser declarada Patrimonio de la Humanidad, y convertirse en el mayor símbolo de la ciudad y de toda la cultura andalusí.
Los patios, explosión de color
Los patios de las casas tradicionales cordobesas están arraigados en lo más hondo del carácter de la ciudad. Aunque sus orígenes son lejanos, constituyen una de las más bellas herencias de la civilización árabe, que con el tiempo devino en un canto a la belleza, a menudo teñida de rivalidad. Las macetas con flores de mil colores son el alma popular de la ciudad, y su importancia fue creciendo con el tiempo hasta dar lugar a la Fiesta de los Patios, momento en que los propietarios abren las puertas para compartir esta maravilla con los visitantes, y de paso participar en un concurso por el patio más hermoso.
Medina Azahara, aroma de azahar
El tercer elemento de Córdoba declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco es el impresionante conjunto palatino de Madinat al-Zahra, la insuperable Medina Azahara. Muy cerca de la capital andalusí, Abderramán III mandó levantar esta ciudadela amurallada para albergar las dependencias reales y administrativas, entre jardines y fantásticas columnas. Construida en el siglo X, la ciudad que fue el corazón del poder califal es también el mayor ejemplo del refinamiento andalusí, palpable en las ricas decoraciones y el primor de todos los elementos que la forman. Olvidada durante mucho tiempo, hoy es la mejor puerta de entrada a una época fascinante en que Córdoba iluminó todo Occidente.
El Alcázar de los Reyes Cristianos, revivir la historia
Erigido a orillas del Guadalquivir, el Alcázar de los Reyes Cristianos sustituyó al de los Omeyas, en tiempos de Alfonso X, y sirvió de residencia a los monarcas cristianos durante largo tiempo. Los últimos que se alojaron aquí fueron los Reyes Católicos, para estar cerca de Granada, y posteriormente esta fortaleza soberbia fue sede del temible Tribunal de la Inquisición. Se trata de uno de los elementos más destacados del enorme centro histórico de Córdoba, por la opulencia de su interior, de una belleza admirable. Cualquier amante de la belleza y de la historia no puede ignorar este complejo palaciego, escenario de episodios decisivos como el cautiverio del emir Boabdil o los inicios de la aventura de Colón.
Naturaleza indómita en la provincia de Córdoba
Sierra de Hornachuelos, extenso tesoro
En estos parajes de bosque mediterráneo y de ribera, de los mejor conservados de Sierra Morena, las más de 60 000 hectáreas protegidas suponen la mayor superficie protegida de la provincia. Además, el Parque Natural Sierra de Hornachuelos forma parte de la Reserva de la Biosfera Dehesas de Sierra Morena por su gran diversidad de vida. Las encinas y alcornoques son las formas más típicas, pero también hay otras muchas especies de árboles, incluso palmitos, y fauna tan destacable como el buitre negro, el águila real o la cigüeña negra, sin olvidar los mamíferos, entre los que encontramos nutrias, ciervos, linces y el singular meloncillo.
Lagunas del Sur, vergel de aves
El sur de la provincia está salpicado de una buena cantidad de lagunas que, conjuntamente, reciben el nombre de Lagunas o Zonas Húmedas del Sur de Córdoba, y que están protegidas por su gran valor biológico. La zona se ubica bajo la ruta que siguen muchas aves en sus migraciones, y sirve de refugio para ánades reales, avefrías, cercetas y flamencos, entre otras varias especies. La mayor extensión está en la Laguna de Zóñar, cerca de Aguilar de la Frontera, pero también son famosas otras como la Laguna Amarga o la de Tíscar, esta última situada en Puente Genil y una de las favoritas de los flamencos, que acuden en grupo a alimentarse en sus aguas poco profundas.
Pueblos cordobeses con carácter
Zuheros
Zuheros es un precioso pueblo en el meollo de las Sierras Subbéticas, declarado Bien de Interés Cultural por su excepcional conservación. Lo primero que atrae la mirada es el castillo-palacio encaramado a la roca, pero aparte del pintoresquismo de sus calles y casas blancas, posee otros encantos que lo hacen único. Uno es la Cueva de los Murciélagos, que permite un sorprendente recorrido por las entrañas del geoparque. Por si fuera poco, Zuheros es también un destino ideal para los amantes del senderismo, de la escalada y de la naturaleza en general.
Iznájar
Las resonancias árabes del nombre de Iznájar, el antiguo Hisn-Ashar, nos trasladan al pasado andalusí. Fueron los árabes quienes levantaron el magnífico castillo que domina el pueblo, pero en época cristiana se añadieron bellos edificios como una iglesia renacentista, la ermita de la patrona o el santuario de Magán. Especial atención merecen sus patios floridos y la Cueva de Belda, pero también el embalse que tiñe de un espléndido azul todo el entorno iznajeño y que ofrece playas cercanas como la de Valdearenas.
Almodóvar del Río
Otro pueblo con un imponente castillo es Almodóvar del Río, en la comarca del Valle Medio del Guadalquivir. El origen de esta joya es árabe, pero en el municipio hay restos aún más antiguos, como el embarcadero junto al río, de posible origen romano. Además del variado patrimonio cultural del pueblo, es un lujo poder estar tan cerca del Parque Nacional Sierra de Hornachuelos, mencionado más arriba, o del Embalse de la Breña II, que cuenta con una fantástica playa fluvial.
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