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La ruta de las iglesias románicas del valle de Bohí, Patrimonio de la Humanidad

Iglesias del valle de Bohi

La ruta por el valle de Bohí enmarca ocho iglesias y una ermita románicas que están declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se trata del conjunto románico de la Vall de Boí, constituído por las iglesias de Santa María y Sant Climent de Tahull, Iglesia de San Félix, Iglesia de San Juan de Bohí, Iglesia de Santa María de la Asunción, Iglesia de Santa María, Iglesia de la Natividad, Iglesia de Santa Eulalia y la ermita de San Quirce. Están situadas en la comarca de la Alta Ribagorza, en la provincia de Lleida.

La característica que engloba a estos templos es la unidad del estilo arquitectónico. Se trata de edificaciones llevadas a cabo durante los siglos XI y XII imitando los modelos procedentes del norte de Italia, es decir, el románico lombardo. Este estilo se caracteriza por la funcionalidad de sus construcciones, el pulcro trabajo de la piedra, las bandas lombardas y arcos ciegos como decoración exterior y los campanarios de torre esbeltos.

Iglesia de Santa Eulalia de Erill la Vall
Iglesia de Santa Eulalia de Erill la Vall | Shutterstock

De esta manera, las iglesias románicas que se encuentran en el valle de Boí son el ejemplo artísticos de una sociedad organizada alrededor de las jerarquías señoriales y eclesiásticas. En este caso, representado por el obispado de Roda de Isábena y los señores feudales de Erill, impulsores de las iglesias del valle.

Por lo tanto, la iglesia no solo tenía un cometido religioso en esta sociedad medieval, también cumplía un papel social siendo lugar de reunión así como refugio del pueblo. Concretamente, en el valle de Boí la función social queda evidenciada en el uso de sus estilizados campanarios de torre como piezas de vigilancia y comunicación. Así, el románico del valle de Bohí es extraordinario dada la concentración en un espacio tan pequeño de un número tan alto de iglesias que comprenden el mismo estilo arquitectónico. A esto hay que sumar que a lo largo del tiempo son pocas las modificaciones que en ellas se han realizado, guardando el concepto con el que se crearon.

Iglesia de la Natividad de Durro
Iglesia de la Natividad de Durro | Shutterstock

Además, hay que destacar las pinturas murales que se hallaban en las iglesias de Santa María y Sant Climent de Taüll y de Sant Joan de Boí. En la actualidad se conservan el el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). También son importantes las tallas creadas por el taller de Erill, siendo una de las más conocidas por su valor el Descendimiento de la Cruz de Erill la Vall.

Iglesia de San Clemente de Tahull
Iglesia de Sant Clemente de Tahull, video mapping | vallboi.cat

No obstante, existen otras iglesias románicas del valle de Bohí que no han sido agraciadas con la categorización de ser Patrimonio de la Humanidad. Se trata de la ermita de San Quirico de Taull, en Pla de la Ermita; San Salvador de Barruera, en Barruera, San Martín de Taull, en Tahull, aunque de ella solo queda un ábside; Sant Pere de Boí, de la que se conservan restos en Boí; Sant Cristòfol d’Erill la Vall, en el pueblo del mismo nombre; y San Lorenzo de Saraís, en Saraís, actualmente un pueblo abandonado.

Iglesia de Santa María de la Asunción de Coll

Iglesia de Santa María de la Asunción de Coll
Iglesia de Santa María de la Asunción de Coll | Shutterstock

La Iglesia de Santa María de la Asunción está ubicada en la entrada del pueblo de Coll. Un templo románico del siglo XII cuya construcción se realizó con sillares bien labrados. Antiguamente perteneció a un antiguo monasterio benedictino. En 1110 fue consagrada y actualmente forma parte del cementerio.

Curiosa por tener sus propias características que la distinguen de las otras iglesias del valle de Bohí. Por ejemplo, los materiales con los que se construyó, la decoración de la portalada (parte más interesante de la iglesia) o el tamaño de los sillares. Llaman la atención el Crismón y los capiteles labrados que representan luchas entre hombres y animales.

Al igual que ocurre en otras iglesias del valle de Boí, la entrada a la Iglesia de Santa María de la Asunción de Coll está custodiada por un cerrojo de hierro forjado que termina en forma de cabeza de animal. En el interior del templo se guardan tres pilas románicas: la pila del agua bendita, la pila bautismal y la pila del aceite.

Iglesia de la Natividad de Durro

Iglesia de la Natividad de Durro
Iglesia de la Natividad de Durro | Shutterstock

Como si estuviera enmarcada en un paisaje de postal, la iglesia de la Natividad ubicada en la localidad de Durro es una de las iglesias del valle de Bohí que más encanto posee cuando nieva. Es contemporánea de las iglesia de Boí, Taüll y Erill la Vall, por lo que se cree que la erigieron los mismos maestros constructores, como ocurre con otras del valle.

Su monumentalidad es un testimonio actual de la importancia que tuvo el pueblo de Durro durante la Edad Media. Así, sorprenden grandes proporciones de la nave, el pórtico, la portada esculpida y el campanario. En este caso, en el templo sí se hicieron reformas entre los siglos XVI y XVIII. De estas remodelaciones surgieron la sacristía barroca y las dos capillas góticas. En el interior de la iglesia de la Natividad se puede ver la imagen románica de Nicodemo, que en un primer momento formaba parte del conjunto escultórico del Descendimiento de la Cruz.

Iglesia de Sant Clemente de Tahull

Iglesia de San Clemente de Tahull
Iglesia de San Clemente de Tahull | Shutterstock

Ubicada en la entrada de Tahull, la iglesia de San Clemente es el modelo de iglesia románica con planta basilical, campanario de torre, tres naves separadas por columnas, cabecera de tres ábsides y cubierta de madera a dos aguas. Es, quizá, la más destacada de todas las del valle de Bohí. El Pantocrátor de la iglesia de San Clemente ha sido la imagen representativa del románico catalán. Como ocurre con los elementos de otras iglesias del valle, el original se encuentra en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

El interior de la iglesia asombra por la recuperación de la pintura original románica y por la proyección de un video mapping que muestra las pinturas del ábside mayor, exponiendo cómo era la iglesia en el siglo XII. Además, aquí se conservan tres tallas románicas.

Iglesia de San Félix de Barruera
Iglesia de San Félix de Barruera | Shutterstock

La Iglesia de San Félix se encuentra en la localidad de Barruera, cabeza del valle de Bohí. Se sitúa fuera del casco histórico del pueblo. En este templo se concentran elementos arquitectónicos de los dos momentos constructivos del valle de Boí más importantes, los siglos XI y XII. De esta forma, las distinciones arquitectónicas de cada siglo quedan reflejadas en los dos ábsides que se mantienen en la iglesia. Así, el ábside del siglo XI, que está decorado con bandas lombardas y arcuaciones ciegas. El aparejo es irregular y opuesto al diseño de los silleres del ábside del siglo XII.

Iglesia de San Juan de Bohí

Iglesia de San Juan de Bohí
Iglesia de San Juan de Bohí. | Shutterstock

En el pueblo de Bohí se encuentra la iglesia de San Juan, ubicada en la plaza del Treio. Se trata del templo que guarda el mayor número de elementos arquitectónicos propios del siglo XI, primero momento constructivo que se realiza en el valle de Bohí. La iglesia de San Juan de Bohí presenta una planta basilical, al igual que sus coetáneas Santa María y Sant Climent. En el interior de las naves se hallaron un valioso compuesto de pinturas murales que mostraban escenas de Los Juglares, el Bestiario y La lapidación de San Esteban.

Para darle un aspecto similar al que tuvo en el siglo XII, en la última restauración se hicieron copias de los fragmentos de pintura mural que ahora se conservan en el MNAC. De esta manera, se puede ver el aspecto original que tuvo esta iglesia.

Ermita de San Quirce de Durro

Ermita de San Quirce de Durro
Ermita de San Quirce de Durro | Shutterstock

La ermita de San Quirce está ubicada a 1,5 kilómetros del pueblo de Durro, aunque se puede llegara a ella a través de una pista pavimentada perfecta para realizar caminando. Este templo se enmarca en un paisaje privilegiado, situada en la montaña de Durro, contando con una altitud de 1.500 metros. Su localización no es aleatoria, pues su posición está asociada al espacio social trabajado por la comunidad, así como a la tradición de correr fallas que posee un origen pagano.

Con unas pequeñas dimensiones, la ermita de San Quirce data del siglo XII y cuenta con elementos barrocos. En su interior se distingue cómo conviven de forma armoniosa distintos momentos artísticos: la imagen gótica de San Quirc y Santa Julita, la copia del frontal del altar románico y el retablo barroco.

Iglesia de Santa Eulalia de Erill la Vall

Iglesia de Santa Eulalia de Erill la Vall
Iglesia de Santa Eulalia de Erill la Vall | Shutterstock

Otra de las iglesias correspondientes al románico lombardo en el Valle de Bohí es la iglesia de Santa Eulalia, situada en Erill-la-Vall. Aquí se encuentra uno de los mejores campanarios del valle. Llama la atención la esbelta torre de seis metros de altura y planta cuadrada. Presenta la decoración característica del románico lombardo, es decir, frisos de dientes de sierra y arcuaciones ciegas. Al igual que el campanario de las iglesias de Sant Climent de Tahull y San Juan de Bohí éste servía para vigilar el territorio.

Iglesia de Santa Eulalia de Erill la Vall
Imagen de la reproducción de la talla del Descendimiento de la Cruz en el interior de la iglesia | Shutterstock

En el interior de la iglesia de Santa Eulalia de Erill-la-Vall se encuentra una copia de la talla realizada en madera de álamo del Descendimiento de la Cruz. Es el único del taller de Erill que se conserva íntegro. Las figuras representan a Cristo, Nicodemo, José de Arimatea, María con Juan Bautista y dos ladrones. Los originales se encuentran en el MNAC y en el Museo Episcopal de Vic.

Tales esculturas están relacionadas con un momento de esplendor de la imaginería en Cataluña ocurrido en el siglo XII, llegando hasta la época del gótico. Gran parte de estas obras se descubrieron en zonas pirenaicas, muchas debidas al patronazgo de la baronía de Erill en torno a los años 1104 y 1126. Mientras se daban a conocer estas tallas de madera, también se realizaron las pinturas al fresco dentro de las iglesias, como en las dos iglesias ubicadas en Tahull.

Iglesia de Santa María de Cardet

Iglesia de Santa María de Cardet
Iglesia de Santa María de Cardet | Shutterstock

La iglesia de Santa María está ubicada en el pueblo de Cardet, y también es conocida como la iglesia de Santa María de les Cabanasses. En ella se llevaron a cabo algunas remodelaciones en el siglo XVIII. Está situada en el extremo del pueblo, en la pendiente de una montaña. Por este motivo, este ábside es más alto que los de las demás iglesias que se halla en el valle de Bohí, siendo a su vez uno de los más espectaculares.

En el interior de la iglesia se encuentra una cripta, la única de todo el conjunto del valle. Otra de sus características más singulares es el campanario, que a diferencia del resto de iglesias, este es de espadaña, pues surge de las transformaciones barrocas que se sucedieron en el templo. La última restauración realizada ha dejado el interior de la iglesia tal como era a inicios del XX.

Iglesia de Santa María de Tahull

Iglesia de Santa María de Tahull
Iglesia de Santa María de Tahull | Shutterstock

La iglesia de Santa María se encuentra en el centro del pueblo de Tahull, al contrario que la iglesia de San Clemente, que está situada a la entrada. La de Santa María se consagró el 1 de diciembre de 1123, y solo un día después lo hizo la de San Clemente. Un reflejo de la magnitud de los recursos que los señores de Erill dedican al valle de Bohí a principios del siglo XII. También es la única iglesia del valle en la que la población se asienta a su alrededor.

Entre 1919 y 1923 el conjunto de pinturas murales románicas que se hallaban en su interior fue llevado a Barcelona, como ocurre con otros templos del valle. Sin embargo, en la actualidad se puede ver una reproducción del ábside central, escena en la que predomina la Epifanía con el niño Jesús en el regazo de la virgen María, mientras los Reyes Magos mantienen una actitud de ofrenda.