La Catedral Vieja es el monumento más emblemático que ver en Lleida capital. Se erige en el solar de una primitiva catedral visigótica convertida en mezquita. En el año 1193, el cabildo catedralicio encargó a Pere de Coma la construcción del edificio. La primera piedra tardó en ponerse veinte años.
Planeada en estilo románico, durante el siglo de construcción se añadieron soluciones constructivas y decorativas tardorrománicas y góticas. La planta es basilical de cruz latina con tres naves. Cada una de ellas está formada por tres tramos con arcadas cubiertas por bóvedas de crucería, que a su vez dan paso a un transepto con un cimborio. La cúpula octogonal permite la iluminación del espacio central. Por otro lado, la cabecera está compuesta por cinco ábsides.
En el interior resaltan los capiteles de las columnas, con motivos vegetales, geométricos, zoomorfos. Estos también contienen elementos historiados con leyendas clásicas y pasajes bíblicos. Es un templo muy luminoso, con vanos abiertos en los muros y tres grandes rosetones: uno en la terminación de las naves y dos del transepto.
Las fachadas se decoraron según la llamada “escuela ilerdense”. Tal estilo se caracteriza por el entrelazado geométrico de clara influencia islámica en las arquivoltas. A los pies de las naves se encuentra el claustro gótico y la torre del campanario.
El claustro del siglo XIII de la Catedral Vieja es uno de los elementos más destacados que ver en Lleida. En el destacan los arcos ojivales con tracerías, así como su cubierta de bóvedas de arista. El mirador, con una amplia vista sobre la ciudad, ofrece buenas postales.
Por su parte, los capiteles poseen motivos decorativos similares a los de la catedral. Finalmente, el campanario (s. XIV) tiene planta octogonal y se constituye en dos cuerpos. Hace gala de una escalera de caracol con 238 escalones. Debido a su posición y robustez, el edificio se empleó como cuartel militar entre los siglos XVIII y XX. Aunque sufrió algunas reformas en los ábsides y el claustro, conserva el estilo original.
Tras la Catedral Vieja se encuentran las ruinas del Castillo de la Zuda o Castell del Rei (edificio interesante que ver en Lleida). Se trata de la alcazaba que erigieron los árabes antes del año 882. Entre el 1031 y el 1036 sirvió de refugio al destronado califa de Córdoba, Hisham III y fue la residencia ilerdense de los condes de Barcelona. Las dependencias se disponían alrededor del patio interior.
En el lado norte se encontraba un mirador porticado con vistas del valle. Mientras tanto, en el lado este estaba la Capilla Real. Los distintos asedios provocaron que el castillo sirviera como polvorín, quedando muy dañado. Por tal motivo solo se conserva el sector meridional, una fachada compuesta por torres.