fbpx

Somo, el pueblo perfecto para cabalgar olas

Somo, Somo, el pueblo perfecto para cabalgar olas

Tiene la fama de tener uno de los mejores atardeceres de Cantabria. Surferos de todas partes de España e, incluso, de otros lugares del mundo, vienen aquí a buscar olas con las que batirse. Se encuentra a tan solo 25 kilómetros de Santander y del parque de Cabárceno y posee unas vistas privilegiadas de la bahía de la capital cántabra. Estos son solo algunos de los atractivos que hacen de Somo el pueblo más visitado de la localidad de Ribamontán al Mar y uno de los más turísticos de Cantabria.

Playas, un paseo de la fama y un skatepark

Con una extensión de poco más de 5.300 kilómetros cuadrados, Somo guarda su mayor tesoro en la arena de sus playas. La que está más situada al oeste y más cercana a Santander es la del Puntal. Junto a ella se yerguen las dunas del Puntal y el estuario de Miera, un espacio protegido en el que las formaciones arenosas se funden con la desembocadura del río Miera. Esta gran lengua arenosa que penetra en la bahía es quizás la más idónea tanto para ir en familia como para pasear.

Playa del Puntal
Atardecer en la playa del Puntal. | Shutterstock

Por otra parte, las playas de Somo y Loredo, ésta última ubicada más al este, son las preferidas por los surfistas. En ambas playas el fondo es de arena y el mar abierto, lo que facilita las maniobras deportivas. Asimismo, los surferos son los que, en las últimas décadas, han tomado el control del estilo de vida del pueblo. En Somo las tiendas, los bares y las escuelas de surf brotan por todas partes, como si de conchas en la arena se tratase.

También te puede interesar  El pueblo secreto a orillas de una playa volcánica

En este sentido, son también destacables dos curiosos elementos de la localidad. Uno es el skatepark ubicado en el paseo marítimo, a escasos metros del mar y decorado con multitud de grafitis. Cuando cae el atardecer en los días de verano y la oscuridad aparta a los surferos del agua o cuando llega el invierno, los deportistas acuden al parque para seguir surfeando, en este caso, el asfalto. En este skatepark, inaugurado en el año 2011, se han celebrado además varios campeonatos que lo han convertido en un lugar de referencia de la escena skater de España.

Otro de los elementos característicos de Somo, también ubicado en el paseo marítimo, es el Paseo de las Estrellas del Surf. Allí, a la manera del Paseo de la fama de Hollywood, se extienden una serie de baldosas negras con estrellas rojas que pretenden servir de reconocimiento para figuras del surf tanto en el panorama nacional como internacional.

Skatepark de Somo
Skatepark de Somo. | EG

Somo más allá del surf

Dejando de lado playas y enclaves surferos, Somo cuenta también con otros elementos a visitar. En primer lugar, destaca su iglesia, construida en los años 80 y que cuenta con obras de gran interés en su interior. Tampoco puede dejarse de lado al célebre puente de Somo, que comunica a este pueblo con el de Pedreña. La construcción salva los 320 kilómetros que durante siglos separaron ambas localidades a través de la ría de Cubas. El puente fue inaugurado en 1978 y sin duda contribuyó notablemente al desarrollo turístico de la zona.

“La gente piensa que el turismo llegó con el surf, pero cuando yo era niño esta playa [la de Somo] ya era mítica”, señalaba Sergio Maza, uno de los vecinos de la localidad desde siempre, en un artículo de El Diario Montañés. Tía de Maza, Almudena Esteban apuntaba en este mismo escrito que “la zona de abajo que ahora está llena de apartamentos era todo playa y campos, sólo había un par de negocios, un chiringuito y dos casas de familias muy pudientes”.

También te puede interesar  El pueblo medieval sin coches escondido en un parque natural

La cuna del surf desde los 70

Surf en la playa de Somo
Surferos en la playa de Somo con la bahía de Santander de fondo. | Shutterstock

Sin embargo, cuando el surf llegó lo hizo para quedarse. Todo empezaba en los años 60 de la mano del entonces nadador Jesús Fiochi, el primero en traer una tabla de surf y en coger una ola en España. Lo hacía en la playa santanderina de El Sardinero. Los métodos de entonces eran rudimentarios: tablas de madera, fabricantes de ataúdes que ingeniaban alguna artimaña para sus locos amigos, trajes de pesca submarina que se convertían en neoprenos con los que nadar a contracorriente… El caso es que cada vez eran más los que querían sumarse a ese nuevo deporte en el que los humanos cabalgaban olas.

Poco después de que Fiochi cogiera su primera ola en 1963, tres jóvenes montaron el que sería el primer taller español de fabricación de tablas de surf: Casa Lola. Lo hacían en Loredo. A partir de ese momento, el taller se convirtió en epicentro de la comunidad surfera del momento. Así, cada vez más y más personas visitaban Somo con una tabla bajo sus brazos hasta que en 1970 tuvo lugar el primer campeonato de surf en España en la playa de Somo. Desde entonces, este pueblo se ha mantenido como uno de los lugares clave de este deporte tanto en el Cantábrico como en el resto del país.