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La playa secreta de las cascadas de agua dulce

Playa de la Vallina, La playa secreta de las cascadas de agua dulce

Es una de esas playas secretas en las que aún es posible disfrutar de un silencio solamente interrumpido por el sonido de las olas que rompen en la orilla. Esta playa no conoce la masificación, a pesar de que se encuentra en uno de los concejos más turísticos de Asturias: el de Cudillero. Es esa calma uno de los grandes atractivos de la Playa de Vallina, o del Gallo, como la conocen en estas tierras. Pero no es el único. Hay otro que hace de ella un rincón muy especial: las cascadas de agua dulce que van a morir a sus pies.

La playa más grande y salvaje de Cudillero

Playa de Vallina
Playa de Vallina. | Shutterstock

La Playa de Vallina, que pertenece a la parroquia de Oviñana, tiene algo más de un kilómetro de longitud. Es una franja de arena oscura y bolos que se descubre al abrigo de imponentes acantilados. Pero esos cortados no la protegen del Cantábrico, que se estrella con furia contra su orilla. Ese oleaje obliga a extremar la precaución a la hora del baño, pero también es el que hace de esta playa un lugar excepcional para surfear.

Esta es, además, una de las playas de Asturias más fotogénicas. Solo hay que asomarse desde el borde de los acantilados que la bordean para admirar un espacio natural que se ha conservado prácticamente virgen. De hecho, no solo es paisaje protegido, también Zona de Especial Protección de Aves y Lugar de Interés Comunitario. Pero hay que descender hasta pisar su arena gruesa para descubrir el secreto de la Playa de Vallina.

Las cascadas de la Playa de Vallina

Playa de Vallina
Playa de Vallina. | Shutterstock

Las aguas que dan forma a esas cascadas pertenecen a varios arroyuelos que no encuentran un cauce más grande para morir. Así, en su tramo final acaban vertiendo sus aguas directamente sobre la arena en forma de pequeños saltos de agua. Un espectáculo natural que regala una de las postales más bellas de toda la costa cantábrica.

No es la única playa asturiana en la que se puede contemplar una imagen similar, pero no es fácil encontrar arenales en los que se precipiten en forma de cascadas tantos arroyos. En la de Vallina se pueden contar hasta cinco. Y mientras unos van cayendo de escalón en escalón, casi deslizándose entre la roca hasta la arena, otros se precipitan con fuerza desde pequeñas alturas. Pero el agua no se detiene, sino que va formado caprichosos recorridos en busca de ese Mar Cantábrico que la engullirá sin piedad.

Agua que movía molinos

Antiguo molino en la playa
Antiguo molino en la playa. | Shutterstock

Casi al pie de la playa, junto a una de esas cascadas, se puede contemplar un viejo molino de muros de piedra que parece hacer frente a las amenazantes aguas del Cantábrico. Y siguiendo el curso del arroyo Vivigo, aguas arriba, aún se conserva otro en buenas condiciones. Son el recuerdo de un pasado que ahora se antoja lejano, pero que en realidad no lo es tanto.

Durante siglos, la parroquia de Oviñana tuvo amplios cultivos de grano que se molía gracias a estos molinos y a la fuerza de los arroyos que atraviesan estas tierras. A mediados del XVIII había seis en esta parroquia. El tiempo y las nuevas fuentes de riqueza provocaron la desaparición de la mayoría, pero los que han quedado sirven para descubrir ese pasado. Y también hacen de guía para llegar a ese tesoro natural que es la Playa de Vallina.

Cómo llegar a la Playa de Vallina o del Gallo

Acceso a la Playa de Vallina
Acceso a la Playa de Vallina. | Shutterstock

Es fácil pensar que uno de los motivos que hacen que la Playa de Vallina no sea muy frecuentada es que resulta inaccesible. Pero realmente no es así. Hay que aparcar el coche en Oviñana y recorrer una senda de apenas dos kilómetros para llegar a ella. Es un camino agradable en que la vegetación acompaña en todo momento. Ya en el tramo final de la ruta será el sonido del arroyo Vivigo el que hará de guía y lleve a descubrir, primero, esos viejos molinos y, después, la Playa de Vallina.

Un mirador privilegiado

Mirador del Sablón
Mirador del Sablón. | Shutterstock

Desde la arena, la imagen de la Playa de Vallina es una de las postales más hermosas de ese Paisaje Protegido de la Costa Oriental de Asturias al que pertenece. Pero desde el filo de los acantilados que la rodean, desde el Mirador del Sablón, la vista es sobrecogedora. A cien metros de altura sobre las aguas del Cantábrico, ofrece una de esas imágenes que quedan para siempre grabadas en la retina.

Un banco invita a detenerse, a olvidarse de todo y dejarse llevar por el momento, mucho más hermoso si coincide con el ocaso. Aquellas personas que tienen la fortuna de llegar hasta aquí en un día claro, lo que ven es uno de los atardeceres más bonitos de España. Motivo más que suficiente para desviarse del camino y alcanzar este mirador.

Qué ver cerca de la Playa de Vallina

Cudillero
Cudillero. | Shutterstock

El Mirador del Sablón es una de las paradas imprescindibles en las cercanías de la Playa de Vallina. Pero no hay que olvidar que estamos en el territorio de uno de los pueblos más bonitos de Asturias. Es inevitable reservar tiempo para pasear por Cudillero y descubrir la belleza de ese singular anfiteatro que forman sus coloridas casas.

No se debe tener prisa cuando de lo que se trata es de pasear por sus empinadas y laberínticas calles o disfrutar de las terrazas de la Plaza de la Marina. Esta se abre hacia un pequeño puerto al que llega el mejor pescado y marisco que, por supuesto, hay que degustar. Con energías ya renovadas, queda hacer la ruta de los miradores para contemplar este pequeño pueblo desde diferentes puntos de vista.

Y si aún queda tiempo, siempre se puede ir un poco más allá para descubrir algunas otras playas de Cudillero. La más conocida es la Playa del Silencio, tan hermosa como la de Vallina, aunque la fama que ha ido ganando en los últimos años le haya hecho perder algo de esa tranquilidad a la que debe su nombre.