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Las 7 maravillas del mundo moderno en España

Las 7 maravillas del mundo moderno en España

Hace unos años, un concurso internacional sometió a votación las que debían considerarse las siete maravillas del mundo moderno. Estas dignas herederas de aquellas otras siete maravillas de la Antigüedad se encuentran repartidas en tres continentes y pertenecen a culturas totalmente diferentes. Sin embargo, en España contamos con portentosos monumentos, tanto naturales como culturales, que a menudo han sido comparados con esos otros de fama mundial.

Las hermanas españolas de las 7 maravillas del mundo

La Gran Muralla China de Huesca

Muralla de Finestres
Muralla de Finestres. | Shutterstock

La Muralla de Finestres no es obra de ningún emperador, sino de alguien con más poder todavía: la naturaleza. Este verdadero capricho natural se alza imponente sobre las aguas del Embalse de Canelles, muy cerca del límite con Cataluña que dibuja la Noguera Ribagorzana.

Los excursionistas que hacen piragüismo por el río se topan con esta mole formada por enormes lascas de piedra verticales, auténticos dientes de la Tierra que estremecen. El hecho de contar una doble hilera de estas rocas es lo que recuerda poderosamente a la Gran Muralla China, además de la ondulación del terreno. Las aguas turquesa de la presa añaden una belleza extra, y posibilitan una experiencia única que, sin embargo, no es tan conocida como podría suponerse.

La Petra española, una iglesia sorprendente

Iglesia de Santa María
Iglesia de Santa María. | Shutterstock

Desde la provincia de Burgos se puede dar un salto de lo más asombroso al antiguo reino nabateo, en la actual Jordania. La responsable es una iglesia poco conocida hasta fechas recientes, cuya fachada recuerda mucho al edificio más emblemático de Petra, Al Jazné, el Tesoro.

La ‘Petra española’ se halla en un pueblecito que ha sido tan discreto como su bella iglesia, Gumiel de Izán. Pese al parecido, la fachada de la Iglesia de Santa María pertenece al Barroco, aunque los orígenes del templo sean medievales.

Si bien el Tesoro de Petra es mucho más antiguo, se cree que del siglo I a. C., ambas fachadas beben de la arquitectura clásica, lo que en el caso español se traduce en elementos como el frontón o las columnas corintias. En cualquier caso, la iglesia de Gumiel de Izán es un maravilloso ejemplo de trabajo de la piedra, y brilla con luz propia como obra maestra del Barroco.

El inaudito Macchu Pichu canario

Masca
Masca. | Shutterstock

Colgada en las alturas de una enorme cresta del terreno, a la sombra de moles rocosas aún más formidables, entre el verde de una alfombra vegetal y el azul intenso del cielo, se encuentra Masca, la pequeña aldea de la isla de Tenerife que guarda un pasmoso parecido con la famosa ciudadela inca.

No es difícil encontrar un aire andino en esta zona montañosa de la isla, en el Parque Rural de Teno. Este ‘Macchu Pichu español’ pertenece al municipio de Buenavista del Norte, y es uno de los lugares habitados más inaccesibles de toda Canarias, desde tiempos de los guanches.

En el presente, llegar a Masca supone todavía enfrentarse a los fuertes desniveles que crearon remotas erupciones volcánicas, pero la recompensa lo merece: la plaza del pueblo es de por sí un magnífico mirador, que sitúa al visitante en medio de un formidable escenario donde el cielo parece al alcance de la mano.

El Cristo Redentor de Palencia

Cristo del Otero
Cristo del Otero. | Shutterstock

Una de las maravillas del mundo con un equivalente más cercano en España probablemente sea el Cristo Redentor de Río de Janeiro, que tiene un hermano castellano casi tan impresionante. El Cristo del Otero se alza sobre la ciudad de Palencia y es una presencia visible desde muy lejos, además de ser un icono palentino.

Curiosamente, las dos figuras colosales de Cristo se inauguraron el mismo año, 1931, y tienen influencias artísticas comunes como el art déco. El Cristo palentino es el más grande de España y uno de los más grandes del mundo, y aún podría haber sido más deslumbrante de haberse llevado a cabo el proyecto inicial, que preveía cubrir la figura con bronce y azulejos, además de añadirle ojos en marfil y mármol azul.

¿Un Chichén Itzá español?

Naveta des Tudons
Naveta des Tudons. | Shutterstock

El sitio arqueológico de Chichén Itzá, en el estado mexicano de Yucatán, es el principal testimonio de la antigua civilización maya, un lugar que invoca admirables conocimientos astronómicos y a la vez el espanto de los numerosos restos humanos. En España, el edificio en pie más antiguo se encuentra en Menorca, y sus formas no están tan alejadas de la famosa pirámide de Kukulkán de los mayas.

Hablamos de la Naveta des Tudons, la extraordinaria tumba prehistórica que sigue en pie después de varios miles de años. La cultura talayótica que dejó este impresionante legado en la isla sigue envuelta en el misterio, y es que la distancia temporal impide penetrar sus secretos. No ha sido hasta fechas recientes en que la Unesco ha reconocido el enorme valor de los yacimientos menorquines, pero su embrujo tiene poco que envidiar al de los templos mayas.

En busca del Taj Mahal hispano

Interior de la Alhambra
Interior de la Alhambra. | Shutterstock

El Taj Mahal parece sacado de un sueño o de alguna narración de Las mil y una noches. Al verlo, es imposible no trasladarse a ese mundo de las leyendas orientales. En España, por suerte, la cultura árabe sigue presente gracias a los numerosos lugares que mantienen ese aire oriental y evocador, y el más espléndido de ellos no puede ser otro que la Alhambra.

El fascinante conjunto palaciego de la Granada nazarí, de hecho, estuvo a punto de entrar en la privilegiada lista de esas maravillas actuales, y su poder de atracción es de los más importantes de Europa en todos los aspectos.

El hermano del Coliseo en Tarragona

Anfiteatro romano de Tarragona
Anfiteatro romano de Tarragona. | Shutterstock

La maravilla del mundo moderno que tiene un equivalente más cercano en nuestro país es sin duda el Coliseo de Roma, y es que la influencia romana fue decisiva en toda la península. Tarraco fue una de sus principales ciudades, y aunque su anfiteatro es más modesto que el de la Ciudad Eterna, es una excelente muestra de ese pasado.

El anfiteatro de Tarraco, eso sí, tiene la ventaja de encontrarse muy cerca del mar, tras la muralla de la ciudad, y es por eso que tiene una fotogenia muy particular. Se levantó en tiempos del emperador Domiciano, en el siglo II d. C. y, lo mismo que su hermano mayor, acogió los impactantes espectáculos de gladiadores, luchas con animales, cacerías y matanzas de cristianos, ante la mirada de 14 000 asistentes enfervorizados. Sin duda, una maravilla que traslada a tiempos remotos y realidades increíbles sin salir de España.

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