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Cuevas desconocidas en España que merecen una visita

10 cuevas desconocidas en España que merecen una visita

Es bien sabido que España seduce por todos los atractivos que se encuentran en su superficie. Sin embargo, su belleza patrimonial también se oculta en las profundidades. Con más de 10 000 cuevas, el territorio español esconde bajo sus tierras un espectacular mundo subterráneo. Tal es la variedad que existe a lo largo y ancho del país que, además de las más populares y turísticas, también cuenta con algunas cuevas desconocidas que merece la pena visitar.

Un viaje subterráneo a las cuevas desconocidas más fascinantes

Cuevas del Águila, Ávila

Cuevas del Águila
Cuevas del Águila. | Shutterstock

Al sur de la provincia de Ávila, concretamente en Ramacastañas, se hallan las asombrosas Cuevas del Águila, un tesoro geológico que abarca un recorrido de unos 1000 metros a una profundidad de unos 50. Gracias a su buen estado de conservación y a la iluminación de las mismas, pueden contemplarse impactantes formaciones de estalactitas y estalagmitas que resaltan por sus increíbles tamaños, sus curiosas formas y sus llamativos colores.

Como curiosidad, hoy en día podemos hablar de ellas porque, casi como si de un regalo de Navidad se tratase, un grupo de jóvenes que estaba por la zona, atraídos por el vaho que salía de uno de los agujeros, descubrieron las cuevas un 24 de diciembre de 1964.

Cueva del Tesoro, Málaga

Cueva del Tesoro
Cueva del Tesoro. | Shutterstock

Rincón de la Victoria es una localidad malagueña que, además de presumir por ser un punto turístico de la Costa del Sol, lugar de preciosas playas, también puede hacerlo por albergar una sorprendente joya geológica única en Europa.

La Cueva del Higuerón, llamada popularmente Cueva del Tesoro, es una de las tres cuevas de origen submarino que se conocen en el mundo.  Se trata de un conjunto de unos 500 metros de galerías y una zona de lagos que sorprende por las vistosas formas que ha modelado el agua con el paso del tiempo. Pero no solo eso. Lo impactante es que allí mismo se hallaron restos arqueológicos humanos, por lo que tiene un gran calado histórico. Además, se dice que se le otorgó su nombre con motivo de una leyenda sobre un tesoro árabe que guarda en su interior desde el siglo XII y que aún está por descubrir.

Cuevas del Canelobre, Alicante

Cuevas del Canelobre
Cuevas del Canelobre. | Shutterstock

Un patrimonio natural de gran valor son las impresionantes Cuevas del Canelobre de Busot, en Alicante. Están formadas por varias salas, pero el principal espacio por el que son visitadas es por la zona de 80 000 metros cúbicos a la que se accede a través de un túnel de 45 metros de longitud.

Esta zona forma una de las bóvedas más altas de España, con sus 70 metros de altura, y en ella se pueden contemplar asombrosas formaciones que han sido originadas por la erosión del agua durante milenios. Destacan porque recuerdan a multitud de objetos, y tanto es así que hasta el propio nombre de las cuevas se debe a la estalagmita El Canelobre, la que al verla hace pensar en un enorme candelabro. Otra forma peculiar es la que se conoce como el ‘conjunto de la Sagrada Familia’, ya que contemplarla nos trasporta a la famosa obra de Gaudí.

Una de las curiosidades más interesantes es que la cueva fue utilizada durante la Guerra Civil como lugar de reparación de aeronaves del bando republicano. De hecho, el túnel por el que se llega al gran espacio fue uno de los principales puntos de este oculto “taller de aviones”.

Cueva de las Güixas, Huesca

Cueva de las Güixas
Cueva de las Güixas. | Shutterstock

Una cueva que no puede dejar de visitarse en el paso por el Pirineo oscense es la Cueva de las Güixas. Se halla en Villanúa, en la provincia aragonesa de Huesca y, pese a no ser especialmente conocida, recibe a unos 30 000 visitantes al año.

Se ubica en el interior del macizo de Collarada y se trata de una cueva que, con ayuda del agua, comenzó a formarse durante las últimas glaciaciones del Cuaternario. En ella, las formaciones calcáreas como las estalactitas, estalagmitas y columnas sorprenden a lo largo del recorrido. Un elemento curioso es su chimenea, una sima que comunica la cueva con el exterior y que es el lugar favorito de los murciélagos que la habitan.

Cueva de la Doncella, Lugo

Cueva de la Doncella
Cueva de la Doncella. | Shutterstock

La Cueva de la Doncella, o de los Encantos, se encuentra en un escarpado acantilado en la costa de Viveiro, en Lugo. Tiene una extensión de unos 15 metros cuadrados y se puede acceder a ella subiendo desde la Playa de Abrela y después atravesando un hueco de unos 80 centímetros de diámetro para entrar. Pese al pequeño tamaño de la entrada, la recompensa es merecida, porque por lo que es especialmente popular es por la apertura que ofrece unas vistas panorámicas directamente al mar. A Cova da Doncela, su nombre en gallego, es todo un mirador natural que sorprende.

Una de las leyendas populares de la zona cuenta que, debido a un encantamiento, en ella vivía encerrada una doncella que solo podía salir cada noche de San Juan para lavar sus cabellos en la orilla de la playa que hay justo debajo.

Mina romana de la Mora Encantada, Cuenca

Mina de la Mora Encantada
Mina de la Mora Encantada. | Shutterstock

En la provincia de Cuenca encontramos Torrejoncillo del Rey, un pequeño municipio que alberga la Mina de la Mora Encantada, una de las minas romanas mejor conservadas del mundo.

Se localiza en el cerro de mismo nombre, y es llamada así por algunas leyendas que hablan de una princesa mora y sus encantamientos. Lo que sí es una realidad es que fue un lugar explotado por los romanos para extraer el llamado lapis specularis o cristal de Hispania, que era un yeso trasparente que utilizaban a modo de cristal para los ventanales de los ciudadanos que podían permitírselo.

Fue descubierta en los años cincuenta del siglo pasado por un vecino de la localidad y hoy en día es posible conocerla gracias a su recorrido visitable, lo cual es el plan perfecto tras completar la visita al cercano Parque Arqueológico de Segóbriga, una de las maravillas de Cuenca que hay que ver al menos una vez en la vida.

Cueva de las Calaveras, Alicante

Cueva de las Calaveras
Cueva de las Calaveras. | Shutterstock

Localizada en el término municipal de Benidoleig, en Alicante, la Cueva de las Calaveras es una cavidad de más de 900 metros de longitud con techos de impresionante altura.

Está dividida en dos zonas: una inundada que abarca unos 500 metros de extensión y una de 400 que es la que se puede visitar. Durante el camino, el cual puede ser especialmente entretenido para los más pequeños, se pueden observar llamativas cúpulas, estalactitas, estalagmitas y restos de huesos y fósiles.

Su sugerente nombre tiene que ver precisamente con su descubrimiento durante una expedición espeleóloga en el siglo XVII, en la que se hallaron restos de doce personas en su interior.

Las minas de sal de Cardona, Barcelona

Minas de sal de Cardona
Minas de sal de Cardona. | Shutterstock

Al sur del municipio catalán de Cardona, en Barcelona, se localiza la Montaña de Sal, un fenómeno único en el planeta que se conoce como la montaña que crece con la lluvia. Esto se debe a que aumenta a medida que el agua de las precipitaciones la erosiona.

El interior de esta singular formación puede conocerse gracias al recorrido de sus minas, las que durante un tiempo fueron las minas de sal potásica más importantes del mundo. A lo largo del camino que se puede visitar es imposible no disfrutar de las sensacionales formas y texturas que ofrece este magnífico macizo salino.

Cueva de El Soplao, Cantabria

Cueva de El Soplao
Cueva de El Soplao. | Oficina de Prensa del Gobierrno de Cantabria, Wikimedia

La Cueva de El Soplao se sitúa entre varios municipios cántabros, en la sierra de Arnero, y es una gruta que se considera única a nivel mundial. La calidad y cantidad de las formaciones geológicas que guarda en ella son el principal motivo de tal consideración. Y es que, en los 4 kilómetros que pueden recorrerse de sus 20 de longitud, se pueden contemplar con entusiasmo formaciones muy poco comunes como helíctitas y banderas, también llamadas banderolas o draperies.

Fue descubierta de manera accidental durante unas obras de perforación minera a principios del siglo XX, pero no fue hasta 2005 que fue abierta al público después de acondicionar su interior. Gracias a ello, hoy en día se puede visitar un inigualable entorno geominero y natural que atesora un auténtico edén de la espeleología, la que algunos conocen como la ‘Capilla Sixtina del mundo subterráneo’.

La Cuevona de Cuevas del Agua, Asturias

Cuevona
Cuevona. | Shutterstock

Para acabar la ruta de las cuevas desconocidas que merecen una visita, llegamos a Asturias, concretamente a Cueves o Cuevas del Agua, el municipio que le da nombre a esta extraordinaria caverna. Lo curioso de este lugar, situado a unos 7 kilómetros de Ribadesella, es que la manera principal de poder acceder a él es atravesando la Cuevona.

Se trata de una cueva natural, pero que llama especialmente la atención porque es una de las pocas a nivel mundial que está asfaltada y por la que circulan vehículos. Gracias a esta singular característica se crea un camino indudablemente fascinante que permite seguir el trascurso del arroyo que fluye por su interior y por el que observar estalactitas, estalagmitas, coladas y columnas, toda una experiencia ya sea a pie o en coche.

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