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Descubrir los pueblos más bonitos de Cuenca es toda una experiencia. Y es que a pesar de que la capital y sus casas colgantes son de las visitas más interesantes, hay muchos otros rincones de esta provincia de Castilla-La Mancha que merece la pena contemplar. Ya sea por su asombrosa naturaleza, con paisajes que dejan boquiabierto, o por el fantástico ambiente rural que se respira, cualquier época del año es fantástica para visitar los pueblos más bonitos de Cuenca.
Cuenca fascinante: sus pueblos más bonitos
Belmonte
Ubicado en el suroeste de la provincia, Belmonte es una pequeña localidad que destaca por tener un castillo medieval muy bien conservado. Justamente ha sido una fortaleza utilizada para muchas películas, así que es probable reconocerlo con facilidad. También destaca la Colegiata de San Bartolomé, una construcción de estilo gótico y gran belleza. Si a la espectacular vista que ofrece el castillo se le suma el tapiz de casas blancas con tejas marrones que pueblan esta localidad, Belmonte te transportará directamente a otro siglo de la historia de España.
El Provencio
Pasear por las calles de El Provencio es muy especial. Y es que no hace falta estar muy atento para observar los grandes murales decorados con protagonistas de cómics. Es justo en esta población donde se realiza la Feria Internacional del Cómic, siendo una gran oportunidad para explorar todas estas obras de arte urbano. Además de eso, El Provencio también conserva monumentos con historia, como son el Puente del Rey, uno de los más antiguos de Cuenca, y la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde se pueden intuir las primeras trazas del estilo renacentista.
Uclés
Con apenas 200 habitantes, Uclés es uno de los pueblos más bonitos de Cuenca gracias a su castillo del siglo IX. Por él han pasado desde judíos, árabes y cristianos, absorbiendo de cada una de estas religiones algún detalle que se puede apreciar. Junto al monasterio, que data del siglo XVI, son dos visitas obligadas para los amantes de la arquitectura. En este último se entremezclan diferentes estilos, por lo que puede ser hasta divertido conocer qué elemento pertenece a cada uno de ellos.
Castillo de Garcimuñoz
Primero fue el castillo, luego el pueblo. De ahí el origen del nombre de Castillo de Garcimuñoz, una preciosa alcazaba muy bien conservada. Garcimuñoz fue un caballero que acompañaba al Rey Alfonso VIII durante el siglo XII, siendo el primer dueño de este enclave fortificado de Cuenca. Se puede conocer toda la historia de esta fortaleza medieval adentrándose en sus estancias, donde también se encuentra la Iglesia de San Juan Bautista. Cerca se encuentra la Cruz de Jorge Manrique y lo poco que queda del Convento de San Agustín.
Alarcón
El castillo de Alarcón tiene una ubicación estratégica muy importante, rodeado por las gargantas del río Júcar. Este pueblo, y su fortaleza, son un Parador Nacional, con una de las vistas más maravillosas si lo que buscas es la perfecta armonía entre la temática medieval y la naturaleza. También es ideal para deportes de aventura, ya que las cercanías tienen espacios ideales para actividades como el kayak, el barranquismo y la escalada. Cuenta con algunas rutas de senderismo muy interesantes y aptas para toda la familia.
Priego
Al norte de la provincia de Cuenca, y casi tocando la de Guadalajara, está Priego. A una buena altitud y rodeada de verdes montañas, tiene un patrimonio histórico y cultural muy interesante. Hay monumentos tanto de estilo árabe, gótico como renacentista. En Priego puedes ir desde el bonito Palacio de los Condes hasta la Casa de la Inquisición, un espacio donde se exponen elementos e historias macabras relacionadas con esta, por decirlo así, curiosa etapa religiosa que se vivió en España.
Buendía
La fama de Buendía se debe a la Ruta de las Caras, un recorrido por sus alrededores donde puedes encontrar un buen puñado de rostros tallados en piedra. Tan artísticas como curiosas, es posible disfrutar de esta visita mientras tienes de fondo el pantano de Buendía. Buendía es uno de los pueblos más bonitos de Cuenca y además todo el paraje natural que ofrece invita a que los excursionistas puedan disfrutar de un día tan ameno como tranquilo por los bosques cercanos.
San Clemente
Para aquellos que disfrutan de visitar el corazón de los pueblos, el casco urbano de San Clemente está cargado de monumentos. Recorriendo sus calles se puede contemplar palacios renacentistas, conventos, la conocida como Torre Vieja y hasta un Arco Romano. A parte de ser uno de los pueblos donde mejor se representa el renacentismo manchego, San Clemente también ofrece una magnífica oportunidad para disfrutar de la gastronomía castellano manchega.
Mota del Cuervo
Mota del Cuervo es conocida por ser una de las poblaciones de Cuenca por donde atraviesa la Ruta del Quijote. Y es que en lo más alto de una loma se encuentran varios molinos de viento, elementos icónicos que ofrece la maravillosa novela de Cervantes. Gracias a algunos humedales, Mota del Cuervo ofrece un paraje natural muy bello. Algunos de ellos, como el humedal de la Navalengua o la Laguna de Manjavacas, están alimentados por los ríos Saona y Záncara.
Enguídanos
Con uno de los entornos naturales más espectaculares, Enguídanos es el pueblo perfecto para perderse en su verde bosque. Explorando se pueden descubrir fuentes y piscinas naturales, incluso playas en las que poder bañarse. Caminar una ruta de senderismo durante un par de horas y encontrar una de estas para refrescarte es una magnífica recompensa al esfuerzo. Gracias a ello, es una de las localidades de Cuenca más interesantes para realizar actividades de turismo activo.
Ruinas de Moya
Moya es un pueblo abandonado con un atractivo singular. Sin habitante alguno, se puede disfrutar de una apacible visita al antiguo poblado hasta finales del siglo pasado y todo el recinto amurallado. A pesar del abandono, su castillo fortaleza se conserva muy bien. Otros edificios de interés son la iglesia de la Trinidad y la casa del ayuntamiento.
