El pueblo está construido sobre una roca llamada “La Muela“, una extraordinaria conjunción de geología y arquitectura. Existen variados lugares que ver en Frías, pero quizás el más importante sea su castillo. Se trata de una construcción gótica con restos románicos erigida entre los siglos XII y XV. Su historia se remonta a las primeras fortalezas del siglo X.
En 1201 el Castillo de Frías sucedió en función defensiva al Castillo de Petralata por disposición de Alfonso VIII. En ese año se construyó la muralla. Pocos años después su nuevo Señor, el Condestable don Pedro Fernández de Velasco, lo reforzó para asegurarse el dominio sobre la villa. Su puerta de entrada ojival está precedida de un puente levadizo y defendida desde la muralla por almenas y troneras. La Torre del Homenaje es el símbolo de la ciudad. En la parte residencial del castillo se pueden ver aún capiteles decorados con escenas caballerescas y mitológicas. Sin duda, uno de los lugares que ver en Frías.
Las casas, con entramados de madera, cuelgan sobre el desfiladero, dispersándose por la estrecha ladera en la zona llamada “La Muela”. Por eso se las denominan “Casas Colgadas”. Son uno de los reclamos que ver en Frías. El acceso por el sur a la villa permite la mejor vista de estas construcciones.
De entre los monumentos que restan de su pasado comercial y defensivo destaca la Iglesia de San Vicente, con varias capillas góticas y renacentistas. Su portada románica se encuentra en el Cloister Museum de Nueva York. Parece ser que fue vendida para sufragar la reconstrucción de la iglesia románica primitiva cuya torre se cayó en 1904. La actual es fruto de varias épocas y reformas. Posee tres retablos: el del Cristo de las Tentaciones, barroco; el de la Soledad y el Mayor, ambos neoclásicos.
Destaca la Capilla de la Visitación, resguardada por una exquisita reja de forja y con un retablo del siglo XVI del pintor Juan de Borgoña y dos sepulcros con decoración plateresca del matrimonio fundador, el judeoconverso Juan Sánchez de Ochandiano y su mujer Juana Sánchez de Medina. Una serie de arcos en el exterior de la iglesia marcaban un espacio destinado a concejo que los franceses destruyeron durante la Guerra de la Independencia.
Además de restos de diversos conventos existe otra iglesia. Es la Iglesia de San Vitores, documentada ya en 1211. Su deterioro comenzó en el siglo XVI y después de varias peripecias fue rehabilitada a mediados del siglo XIX. Lo más notable es la portada gótica al sur. Sobresale en su silueta la espadaña de dos pisos.
El Puente gótico, que con sus nueve arcos y 139 metros de longitud salva el río Ebro, se encuentra en la entrada a la villa. Fue una construcción romana rehecha varias veces en época medieval. Por él pasaba la calzada romana que unía la Meseta y la Costa Cantábrica. Está provisto en su centro de una puerta torreada bajo la que se cobraba derecho de pontazgo. El elevado caudal del río y su obligado uso conformaban uno de los atractivos estratégicos de la villa que lo domina. Con este puente concluyen los lugares que ver en Frías, aunque la excursión puede continuar en sus alrededores.
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