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Las rutas entre cascadas más fascinantes de España

Las rutas entre cascadas más fascinantes de España

Las cascadas tienen algo que nos hechiza irremediablemente. Quizá por eso hemos visto en ellas desde siempre la morada de hadas, ondinas y otros seres sobrenaturales. Hay algo de sagrado en ellas, y es que son verdaderos santuarios. Una caminata por estos espectáculos naturales es la manera ideal de disfrutar de la cercanía siempre impresionante de semejantes regalos del agua. Por ese motivo, os traemos 7 rutas entre cascadas increíbles que merece la pena explorar en España.

Lo más fascinante de las rutas entre cascadas

¿Qué hace que una caminata junto a una cascada sea una experiencia tan fascinante? Sin duda, los saltos de agua en ríos y arroyos son de los fenómenos más dinámicos de la naturaleza y de los que más estimulan los sentidos. El incesante discurrir del agua tiene mucho de hipnótico, por eso es una estampa que nos atrapa como pocas.

Tratar de ordenarlas no es tarea fácil, pero se pueden tener en cuenta varios factores. Para realizar esta clasificación, hemos puesto el foco sobre el significado de la palabra «fascinante».

En el caso de un paseo entre cascadas, se considera fascinante, en gran medida, por la belleza y la espectacularidad de la propia cascada. También suma puntos la presencia de varios saltos de agua a lo largo del trayecto. Por último, a la hora de sopesar si estas rutas son fascinantes, se ha tenido en cuenta el entorno que se recorre, su riqueza natural y las vistas que ofrece.

Ranking de las rutas entre cascadas más fascinantes

7. Nacimiento del Cuervo

Nacimiento del Cuervo
Nacimiento del Cuervo. | Shutterstock

El río Cuervo nace en el corazón de la Serranía de Cuenca, a unos 80 kilómetros de la capital provincial. Y lo hace en un paraje cautivador, un manantial a los pies de una cascada inolvidable.

El camino que conduce a este rincón mágico atraviesa una zona boscosa muy amena, donde los sentidos se van preparando para el gran cuadro de la cascada. Como en todas, el mejor momento para disfrutarla es en primavera, pero en otros momentos del año también es vistoso el tupido telón verde que forma el musgo bajo la cornisa de piedra.

6. Senda de los Cazadores

Cascada Cola de Caballo
Cascada Cola de Caballo. | Shutterstock

El Valle de Ordesa es sinónimo de emociones intensas, y este camino lo es especialmente. Aunque en la zona hay varios itinerarios para admirar cascadas, este en particular ofrece panorámicas de vértigo y, cómo no, el portento de una de las cascadas más famosas del Pirineo, la Cola de Caballo.

Esta exigente senda, en las cercanías de la pintoresca Torla, recompensa el esfuerzo con vistas de vértigo y un paisaje que deja sin palabras. Se puede realizar en dos sentidos, empezando suave o acometiendo lo más duro al inicio, pero conviene tener en cuenta que hay una hora tope, para evitar problemas.

5. Ruta dels 7 Gorgs

Pequeña cascada en la Ruta del Torrent de la Cabana
Pequeña cascada en la Ruta del Torrent de la Cabana. | Shutterstock

Los gorgs son, en Cataluña, las pozas o piscinas naturales, y la morada de las misteriosas dones d’aigua que protagonizan leyendas desde antiguo. Hasta siete pozas cuenta esta admirable ruta cercana a Campdevànol, en Girona, y todas ellas cuentan con su salto de agua, algunos pequeñitos y otros más fastuosos.

Es, además una ruta asequible, si bien el acceso a algunas pozas como la primera es más exigente. La Ruta del Torrent de la Cabana, como también se la llama, se ha vuelto muy popular, por lo que se paga una tasa en temporada alta. Esto puede ser buena excusa para visitarla en invierno, cuando el agua se hiela y los témpanos forman una escena tan sensacional o más que la del verano.

4. Garganta de las Nogaledas

Cascada de Nogaledas
Cascada de Nogaledas. | Shutterstock

La ruta de la Garganta de las Nogaledas es una de las favoritas para los amantes del turismo activo en Cáceres. Transcurre concretamente cerca de Navaconcejo, en el Valle del Jerte, y es un recorrido circular de unos 6 kilómetros.

El plato fuerte, claro está, es la Cascada de Nogaledas, una de las más bonitas de España por su vistosa caída, pero esta no es la única que se encuentra. Son varios los saltos de agua que animan la ruta, además de una buena variedad de árboles en la que no faltan los característicos cerezos del valle.

3. Pozo de los Humos

El ‘Niágara español’
El ‘Niágara español’. | Shutterstock

En el pueblo salmantino de Masueco arranca una ruta senderista de esas que tienen premio. Tras poco más de dos kilómetros se llega a unas pasarelas, y debajo de ellas uno de los mayores prodigios de la naturaleza, el Pozo de los Humos, el ‘Niágara español’ que ya describiera Unamuno con admiración.

Otra posibilidad es acercarse desde Pereña de la Ribera, una ruta con varios miradores con los que ganar perspectiva y disfrutar del fabuloso entorno verde y agreste. Este enclave fenomenal forma parte del Parque Natural de Arribes del Duero, que Salamanca comparte con Zamora y con Portugal, una zona rica en acantilados y cañones rocosos.

2. Salto del Nervión

Salto del Nervión
Salto del Nervión. | Shutterstock

Al Salto del Nervión, en el límite entre Burgos y Álava, le sobran razones para figurar entre los mejores. Es, de hecho, la cascada más alta de España, y el entorno añade más espectacularidad si cabe: un colosal anfiteatro kárstico en que el terreno de repente se desploma y obliga al río a precipitarse más de 200 metros.

La ruta más sencilla es un recorrido circular que comienza en la casa del parque, pero se puede disfrutar desde otros ángulos si recorremos el magnífico Cañón de Delika, atravesando en varios puntos el río, o si partimos desde Untzaga, un camino menos frecuentado que bordea la imponente cresta.

1. Monasterio de Piedra

Cascada en el Parque Natural del Monasterio de Piedra
Cascada en el Parque Natural del Monasterio de Piedra. | Shutterstock

El Monasterio de Piedra tiene la rara virtud de aunar patrimonio cultural y natural de primerísimo orden. En realidad, hablamos de un parque natural donde el agua tiene tanto protagonismo como las piedras del monasterio cisterciense, del siglo XII.

Las cascadas envuelven primorosamente el monasterio, y ofrecen una red de rutas sublime por las vistas que ofrece del entorno. Paredes de roca, verdor abundante, lagos como el del Espejo y sobre todo saltos de agua tan formidables como la Cola de Caballo, 50 metros de caída que además se pueden admirar desde dentro de la propia cascada. Detrás de esa portentosa cortina de agua existe una gruta en la que gozar de esta maravilla y olvidarse por un momento de todo.

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