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Síndrome postvacacional: ¿realidad o mito?

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Las vacaciones son como una ilusión fugaz, un sueño del que despertamos de forma súbita. El 30% de la población sufre un calvario a la hora de regresar a sus oficinas según Adecco. Este fenómeno es conocido comúnmente como depresión o síndrome postvacacional.

Decaimiento, apatía, melancolía, irritabilidad, hastío, malhumor, ansiedad, falta de energía y de apetito… son algunos de los síntomas que dicen sufrir las personas afectadas por esta dolencia. Sin embargo, los psicólogos aseguran que el síndrome postvacacional no existe.

La definición medicológica de “síndrome” corresponde a un “conjunto de síntomas característicos de una enfermedad o un estado determinado”. Pero el malestar que se experimenta durante la vuelta al trabajo tras las vacaciones no es una enfermedad, sino un trastorno adaptativo.

Forma parte de un proceso de aclimatación, natural en la vida. Tras un mes de descanso y sin atender a horarios, es normal que cueste adaptarse de nuevo a la rutina. Si el decaimiento y el resto de emociones se prolongan en el tiempo puede llegar a convertirse en un problema real. No obstante, en un principio es extraño que el shock dure más de dos o tres semanas.

Cinco consejos para contrarrestar el síndrome postvacacional

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La capacidad de adaptación forma parte de la condición humana y de manejar situaciones desafiantes. Se pueden tomar una serie de medidas para evitar sentir el síndrome postvacacional:

  • Adoptar una actitud positiva. En cada situación hay una parte que no depende de nosotros, como puede ser la obligación de tener que ir a trabajar. Lo que sí está en nuestra mano es la decisión de adoptar una actitud positiva y saber ver el lado bueno de las cosas.
  • Empezar de manera gradual. Los días previos a la vuelta es recomendable adaptar de nuevo el horario y planificar el inicio del año laboral.
  • Incorporarse a mitad o final de semana. Siempre resultará menos radical una vuelta que no implique trabajar una semana entera tras un mes de vacaciones. Los expertos recomiendan incorporarse a mitad o final de semana para reducir el shock.
  • Practicar ejercicio o relajación. El ejercicio ayuda a controlar la mente y el cuerpo; ya lo decían los sabios de la Antigüedad con su dicho mens sana in corpore sano. La relajación, la meditación y el deporte son dos actividades recomendables para combatir el síndrome postvacacional.
  • Planear escapadas. Que se hayan acabado las vacaciones de verano no es el fin del mundo. Se pueden aprovechar los puentes, festivos y fines de semana para viajar. Hay multitud de destinos fascinantes al alcance de la mano sin tener que salir de España.
  • Buscar nuevos proyectos. Somos en parte lo que hacemos, así que es altamente recomendable iniciar nuevos proyectos y actividades que nos permitan sentirnos realizados.
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Lo dura que sea la vuelta al trabajo dependerá de la capacidad de resiliencia de cada uno para adaptarse positivamente a situaciones adversas. También es importante poner en una balanza si nuestro trabajo nos hace sentirnos realizados o si nuestras condiciones laborales nos convencen. Si la respuesta es negativa, puede que sea un buen momento para cambiar la situación y mejorarla.

Texto: Blanca Ballester Hoyo