Cuando las ranas tenían pelo y las gallinas tenían dientes, y aún mucho tiempo después, en el valle de la Vansa y Tuixent podía verse a unas mujeres que, cargadas hasta arriba de remedios y ungüentos, partían a anar pel món. Andar por el mundo, que decían ellas, las trementinaires. Su nombre, como su oficio, su familia y su caminar, estuvo siempre condicionado por el lugar del que provenían. El mundo que andaban no era otro que el que conformaban las tierras catalanas. Tanto anduvieron y anduvieron que terminaron siendo conocidas en todo su mundo, hasta que, hace exactamente cuarenta años, la última de estas mujeres realizó el último de los viajes.
Aquí empieza esta historia. Había una vez unas mujeres que con sus hierbas familiares curaban y curaban todos los males…