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Así es vivir en Alpuente

Despoblación, España vaciada, abandono… Vivir en un pueblo está asociado a tantos conceptos negativos que hemos caído en la trampa de considerar el mundo rural un lugar sin vida. Nos hemos propuesto demostrar lo contrario: que en los pueblos hay presente y también hay futuro. Así ha surgido esta serie narrativa, Vivir en un pueblo, en colaboración con proyecto vivienda de Fotocasa. El portal inmobiliario sigue demostrando su implicación con el mundo rural, pues cuenta con alojamientos en más de 4800 pueblos con menos de 1000 habitantes.

Es el caso de Alpuente, el primer protagonista de la serie. El municipio de Alpuente, dividido entre la villa principal y sus 11 aldeas habitadas, está situado a menos de 100 kilómetros de Valencia, en la comarca de La Serranía, cerca de la frontera con Aragón. Hasta allí nos hemos desplazado para que sean sus propios habitantes quienes nos cuenten cómo es vivir en un pueblo.

“Yo no me quiero ir” es, tal vez, la frase que más escuchamos durante nuestra estancia allí. Nos la dicen en el instituto, los alumnos jóvenes y también Nerea, que no solo no se quiere ir sino que hace tiempo, entre Valencia y Alpuente, se decidió por el pueblo. Nos la dice también Alicia Pérez Debón, que nació y creció en el pueblo del que es alcaldesa desde hace ocho años.

Con ella charlamos sobre las numerosas actividades para todas las edades que se llevan a cabo en el municipio, sobre la participación de los vecinos y sobre despoblación. Coincide con la base de la que parte Vivir en un pueblo: “Hay una cosa muy importante para luchar contra la despoblación y es cambiar el chip de la gente”. En los pueblos se puede vivir bien y, de hecho, se vive bien. En Alpuente se vive bien. Hemos podido comprobarlo, pero es mejor que os lo cuenten ellos.