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Ruta por las playas más impresionantes de la Costa Quebrada

Costa Quebrada, Ruta por las playas más impresionantes de la Costa Quebrada

Dicen que es la costa más bonita de Cantabria, y no parece una exageración. La Costa Quebrada, una franja de apenas 20 kilómetros al oeste de Santander, ofrece al visitante una colección de acantilados de vértigo, playas vírgenes y otros escenarios imponentes como islotes, arcos, ensenadas y dunas. Por si fuera poco, la zona es un parque geológico que nos permite entender de un vistazo cómo se forman los paisajes, cómo se mueve nuestro planeta.

Cualquier punto de esta costa es excelente para disfrutar del entorno, pero vamos a realizar un recorrido de oeste a este que no se olvida de ninguna de sus playas. La recomendación, en cualquier caso, es recorrer todo este litoral impactante en un agradable paseo apto para todo el mundo.

Recorrido por la Costa Quebrada y sus magníficas playas

Valdearenas y Canallave, donde el mar abraza las dunas

Playa de Canallave
Playa de Canallave. | Shutterstock

El Parque Natural de las Dunas de Liencres no es una playa como tal, pero es un punto imprescindible de la costa cántabra. El viento ha moldeado este ecosistema único, donde el Río Pas se convierte en la Ría de Mogro, declarado Parque Natural en 1986.

A estas dos playas hermanas podemos llegar en coche y dejarlo en el aparcamiento de Canallaves, que, eso sí, puede llenarse en verano. Aparte de la gran extensión de arena dorada, encontraremos las dunas justo detrás de las playas, y muy cerca hallamos también el estuario que forma el río y un sendero que permite recorrer los pinares que enmarcan este paraje idílico.

Pedruquías y el Madero, paisajes imposibles

Playa de Somocuevas
Playa de Somocuevas. | Shutterstock

Aunque hay quien las considera una sola playa, lo cierto es que una mira al suroeste, a Pedruquías, escoltada por una imponente muralla de roca, mientras que la otra se sitúa en la pequeña abertura en la roca que permite la entrada del mar, formando una pequeña piscina natural ideal para los niños.

Al otro lado, la geología de esta costa ya nos muestra sus secretos, con rectas crestas que forman unas franjas características y a veces dan la sensación de estar en algún lejano planeta. Poco más arriba tenemos el Bufón del Madero, un espectacular brazo de piedra que yace recto sobre el mar, y la playa nudista de Somocuevas, que ocupa otro abrigo de la roca.

Cerrias y Portio, cara a cara en la ensenada

Playa de Cerrias
Playa de Cerrias. | Shutterstock

Estas dos playas se hallan frente a frente dentro de una pequeña bahía, la Ensenada de Portio, en el municipio de Piélagos. A escasa distancia, dentro del mar, los islotes rocosos conocidos como urros ponen una nota singular en el horizonte. La pena es que esta zona del litoral está ocupada también por una polémica urbanización, de modo que son playas semiurbanas.

A la Playa de Cerrias es mejor ir cuando la marea está baja, de lo contrario pierde mucha superficie. Se puede acceder a ella mediante unas empinadas escaleras de madera que permiten salvar el desnivel. El Portio, al otro extremo, brinda una magnífica vista de los acantilados, y toda la playa está llena de piedras que, aun así, no dificultan el paseo. Las dos son playas tranquilas y poco masificadas, por lo que resultan ideales para bañarse en familia.

La Arnía, un espectáculo geológico

Playa de la Arnía
Playa de la Arnía. | Shutterstock

La Playa de la Arnía es una de las que mejor recogen la espectacularidad geológica de la Costa Quebrada. A un lado, los urros de Liencres se alzan como el espinazo de enormes monstruos marinos; detrás de la playa, los surcos en la roca crean un paisaje extraterrestre que, sin embargo, resulta idóneo para el baño de los más pequeños. Aun así, el acceso con niños puede ser un tanto complicado.

La Arnía tiene una franja de arena dorada que, igual que otras de la zona, prácticamente desaparece con la marea alta, por lo que es aconsejable ir por la mañana. Y mejor si vamos temprano, porque puede llegar a llenarse bastante. En todo caso, la cercanía de los urros hace que las aguas sean más tranquilas de lo que suele ser habitual en el Cantábrico.

La Playa de Covachos, una pequeña aventura con premio

Playa de Covachos
Playa de Covachos. | Shutterstock

En el pueblo de Soto de la Marina, habiendo dejado a poca distancia la Arnía, Covachos se abre en una curva de arena tostada entre dos acantilados de vértigo. Se trata de una playa nudista, bien resguardada en el interior de la ensenada, salvaje y menos frecuentada que la mayoría.

Es una playa que tiene sus riesgos, no solo por el acceso (que se realiza por el acantilado y requiere habilidad) sino porque cabe la posibilidad de que quedemos atrapados si no tenemos en cuenta la evolución de las mareas. Teniendo esto en cuenta, es de las playas más fascinantes de Cantabria. La marea baja, además, descubre un tómbolo, una lengua de arena que permite alcanzar la Isla del Castro y sentirnos como Robinson Crusoe por un día.

San Juan de la Canal, fin de la ruta por la Costa Quebrada

Playa de San Juan de la Canal
Playa de San Juan de la Canal. | Shutterstock

Cerca ya de la ciudad de Santander, podemos disfrutar de esta hermosa playa, que ofrece una franja de 200 metros a un público que en buena parte se acerca desde la capital cántabra. Al ser una playa semiurbana, cuenta con más servicios que la mayoría de las que hemos visto hasta ahora, como aparcamiento, aseos, duchas y chiringuito.

Es una de las playas más familiares de la zona, donde es frecuente ver familias con niños (hay una zona de juegos cerca) y gente de todas las edades. Además, cuenta con una zona de césped, por lo que es ideal para pasar un día gozando del entorno. Puede ser complicado aparcar en la zona disponible si vamos un día muy concurrido; aun así, es una playa más tranquila que, por ejemplo, el Sardinero, en la capital.