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Los pueblos más bonitos para visitar en primavera

Los pueblos más bonitos para visitar en primavera

Hay pueblos que sacan sus mejores colores en invierno, cuando la luz es fría y la nieve corona las cumbres. Otros conjuntan a la perfección con las tonalidades bermejas del otoño y sus nieblas y lluvias. También están los que resultan más amables bajo la luz del sol, al son de las olas y la cálida brisa estival. No obstante, cuando la estación gélida se deshiela y las temperaturas se templan, es de lo más agradable visitar los pueblos que florecen con la primavera. Y esa es precisamente la misión que nos atañe.

Pueblos de España que relucen en primavera

Carmona, Cantabria

Carmona
Carmona. | Shutterstock

El pequeño y encantador pueblo de Carmona pertenece al municipio de Cabuérniga, y se encuentra entre los valles del Saja y el Nansa. El río Quivierda, afluente del Nansa, atraviesa este pequeño oasis rural que descansa en el verdor del paisaje cántabro.

Bellas casas de piedra y casonas-palacios de influencia barroca componen un rincón reconocido como Conjunto Histórico-Artístico que parece ajeno al paso del tiempo. Visitarlo en primavera significa respirar aire puro, admirar balcones pintorescos decorados con flores y pasear entre campos, bosques y relajantes corrientes de agua.

Castrillo de los Polvazares, Castilla y León

Castrillo de los Polvazares
Castrillo de los Polvazares. | Shutterstock

Hay que viajar a la provincia de León para llegar a un pueblo rodeado de campos que florecen en primavera. En Castrillo de los Polvazares llama la atención una arquitectura popular que se ha mantenido intacta, con calles empedradas, tejas anaranjadas y ventanas de colores brillantes. La arcilla con la que están construidas sus casas las dota de unos tonos rojizos muy particulares que se intensifican con la puesta de sol.

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También declarado Conjunto Histórico-Artístico por su valor arquitectónico y patrimonial, Castrillo de los Polvazares es ideal para visitar en un despejado día de primavera. Una vez ahí, es imprescindible caminar por la Calle Real y asomarse a la Iglesia de San Juan Bautista.

Combarro, Galicia

Combarro
Combarro. | Shutterstock

En Combarro, Pontevedra, la primavera significa una fusión entre el frescor del Cantábrico y el perfume de las flores. Las macetas, hortensias y arbustos de pétalos rosáceos adornan con sus vivos colores una aldea marinera sembrada de hórreos que miran al mar.

Combarro es, sin duda, uno de los pueblos más bonitos de Galicia, y una visita obligatoria para toda alma viajera que quiera perderse en los encantos de la costa gallega. La Plaza de Chousa, los cruceiros y el monasterio medieval de San Juan de Poyo son algunos de los puntos que hay que visitar sin falta en esta aldea que embruja a quien la recorre por primera vez.

Es Mercadal, Islas Baleares

Es Mercadal
Es Mercadal. | Shutterstock

A la vera del Monte Toro, en Menorca, reposa una localidad de casas encaladas y tejados anaranjados que parece sacada de un cuento. Un molino que combina con su paleta blanca y rojiza supervisa desde lo alto este paisaje que rezuma belleza balear.

Este pueblo de origen medieval extiende un entramado de calles estrechas que relucen bajo la luz solar e invitan a perderse en sus entresijos. Además de joyas arquitectónicas como la Iglesia de Sant Martí, merece la pena explorar sus alrededores, de una riqueza natural exquisita. Una escapada primaveral permite, además, disfrutar de una flora única que incluye varias especies endémicas.

Mijas, Andalucía

Mijas
Mijas. | Shutterstock

En el corazón de la Costa del Sol Occidental, Mijas escalona sus preciosas casas blancas en una pendiente entre el mar y la sierra. Un popular destino turístico en la provincia de Málaga que ofrece calidez mediterránea y duende andaluz a partes iguales.

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En primavera, las calles inclinadas de Mijas se inundan de flores de colores vibrantes. Un paseo entre macetas y balcones que desbordan pétalos en contraste con el lienzo níveo de sus edificios. Sin duda, la temperatura y la cercanía con otras atracciones turísticas de lo más sugerentes, como el singular Castillo de Colomares, hacen de Mijas un destino idílico para la estación que precede al verano.

Olvera, Andalucía

Olvera
Olvera. | Shutterstock

Si Olvera refulge en primavera, es en gran parte gracias a un entorno natural rico y salvaje. Situado en plena Sierra de Cádiz, rodeado de campo y enmarcado por montañas y escarpas, esta localidad es una parada obligatoria en la famosa ruta de los pueblos blancos de Andalucía.

La joya de la corona es, sin lugar a dudas, el majestuoso castillo de origen árabe que custodia Olvera desde las alturas. También merece la pena acercarse a la Iglesia de la Encarnación, que despunta entre los tejados con sus elegantes campanarios.

Puebla de Sanabria, Castilla y León

Puebla de Sanabria
Puebla de Sanabria. | Shutterstock

En Zamora descansa Puebla de Sanabria, una villa declarada Conjunto Histórico-Artístico que recuerda a esos escenarios de cuento que vemos en las películas de Disney. Se sitúa sobre un cerro rodeado por los ríos Tera y Castro, en una posición estratégica que domina un extenso llano sembrado de árboles.

Además de maravillas patrimoniales como el imponente castillo-fortaleza del siglo XV, la Iglesia de Nuestra Señora del Azogue o la Ermita de San Cayetano, Puebla de Sanabria despliega calles empedradas de aroma medieval, balcones hermosamente decorados y miradores con vistas increíbles que ensalzan un esplendor que se acentúa con la llegada de la primavera. El cercano Parque Natural del Lago de Sanabria ofrece una escapada perfecta para concluir la visita, así como esta lista de pueblos donde vivir una primavera deslumbrante.

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