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Maravillas de León que hay que ver al menos una vez en la vida

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En la provincia de León se respira la grandeza que antaño tuvo esta tierra, el corazón de un reino medieval que llegaría a ocupar más de un tercio de la península. El territorio leonés fue siempre un importante lugar de paso, por ser limítrofe con Galicia, Asturias y Castilla y por estar atravesado por rutas tan importantes como la Vía de la Plata y el Camino de Santiago. De las montañas a la meseta, todo León está salpicado de lugares apasionantes y maravillas que ilustran como pocos la historia y la personalidad de este país.

León, la cabeza del reino

La Catedral de León

Catedral de León
Catedral de León. | Shutterstock

La conocida como Pulchra leonina («bella leonesa») es sin lugar a dudas uno de los más sobresalientes ejemplos del gótico en toda España. La Catedral de León se construyó a lo largo del siglo XIII con influencias francesas, y de ella destacan las maravillosas vidrieras, que crean un juego de luz y color en el interior del templo y elevan el espíritu hasta las alturas de este edificio insuperable, el primero en ser declarado monumento en España, en 1844. Cuenta la leyenda que un “topo maligno” hizo la vida imposible a los primeros constructores de la catedral, impidiendo todo avance en los trabajos. Después de que consiguieran darle unos cuantos garrotazos, el pellejo del animal cuelga hasta hoy sobre la puerta de San Juan.

Real Colegiata Basílica de San Isidoro

San Isidoro de León
San Isidoro de León. | Shutterstock

San Isidoro de León es un espectacular conjunto románico en la capital leonesa, fiel reflejo de las corrientes artísticas que llegaban en la Edad Media a través del Camino de Santiago. Lo que lo hace único es la existencia de un panteón real a los pies de la iglesia, el lugar donde fueron enterrados los reyes y reinas de León. Las pinturas que ilustran el espacio del pórtico se cuentan entre los ejemplos más excelsos del arte de la época, y le han valido el apelativo de ‘Capilla Sixtina del arte románico’. Además, aquí se reunieron las primeras Cortes con representantes de los tres brazos sociales, lo que ha merecido el reconocimiento de la Unesco como cuna del parlamentarismo.

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Las otras ciudades leonesas

Ponferrada, espíritu templario

Castillo de Ponferrada
Castillo de Ponferrada. | Shutterstock

Ponferrada es la segunda ciudad de la provincia por población, y es la más importante de la comarca de El Bierzo. La donación que hizo Alfonso IX de la ciudad a la Orden del Temple marcaría toda una época. El principal legado arquitectónico de esos tiempos medievales es sin duda el Castillo de Ponferrada, una mole que protegía toda la ciudad y también a los peregrinos del Camino de Santiago. El castillo es de estilo románico, pero ha sufrido muchos cambios a lo largo de los años. A pesar de eso, su imponente silueta, en la que no faltan una barbacana y un paseo de ronda, sigue dominando la ciudad.

El legado templario sigue muy presente en Ponferrada, con una exposición permanente en el castillo, una Biblioteca Templaria y una festividad cada verano en que toda la población revive aquellos tiempos épicos, la llamada Noche Templaria.

Astorga, ciudad episcopal

Palacio episcopal de Astorga
Palacio episcopal de Astorga. | Shutterstock

La que fuera calificada por Plinio el Viejo como urbs magnifica se estableció ya en el siglo III como sede episcopal, la de una de las diócesis más antiguas de España, y ese carácter ha impregnado Astorga hasta el presente. El palacio episcopal de la ciudad es una maravilla en estilo neogótico, obra de Antoni Gaudí, y tiene un aire de castillo de cuento, al que no le falta ni el foso.

Con todo, el palacio episcopal no es el único aliciente de Astorga, que también ofrece una atractiva ruta romana por los restos de la ciudad antigua, y una catedral de aspecto vetusto e imponente que combina el origen románico con elementos de otras épocas.

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Parajes únicos en León

Las Médulas

Las Médulas
Las Médulas. | Shutterstock

Si hay un sitio singular en León es el paisaje de Las Médulas. Mezcla insuperable de la labor humana y la de la naturaleza, sus orígenes nos llevan a las explotaciones mineras que desarrollaron los romanos en este lugar. Fue la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el imperio romano, y además de interés arqueológico tiene un innegable valor como monumento natural, y así lo reconoció la Unesco al declararlo Patrimonio de la Humanidad. La sorprendente ingeniería romana dejó un paisaje espectacular donde el terreno adopta formas sorprendentes, alternando las arenas de un vivo color rojizo con la vegetación. En Las Médulas hay hasta un lago, donde crece una curiosa variedad de orquídea que simula un abejorro.

La Tebaida Berciana

Peñalba de Santiago
Peñalba de Santiago. | Shutterstock

Conocida también como Tebaida leonesa, esta zona congrega en un rincón al sureste de El Bierzo encantos paisajísticos, históricos y artísticos. Es un lugar montañoso y aislado durante siglos, lo que dio pie a que en el siglo IV se asentaran algunos de los primeros ermitaños cristianos, en busca de un retiro espiritual lejos del mundo. De hecho, el nombre de Tebaida está relacionado con ese origen eremítico.

Como testimonio de esos eremitas nos queda la Cueva de San Genadio, situada en el llamado Valle del Silencio, no muy lejos de Ponferrada. En el mismo entorno se pueden encontrar cascadas maravillosas, contemplar los Montes Aquilanos y visitar uno de los pueblos más bonitos de León y de España, Peñalba de Santiago.

La Cueva de Valporquero

Cueva de Valporquero
Cueva de Valporquero. | Shutterstock

La Montaña Leonesa alberga en su interior uno de los mayores tesoros de la provincia. La Cueva de Valporquero, en el pueblo del mismo nombre, ofrece un recorrido admirable por las entrañas de la tierra. Salas y galerías con nombres tan evocadores como «Pequeñas Maravillas», «Hadas» o «Columna Solitaria» se suceden a lo largo de un paseo cautivador que discurre cerca de un arroyo, a una temperatura constante de 7 °C durante todo el año. En primavera y otoño, las aguas del arroyo están en su máximo esplendor, y acompañan al visitante como un rumor que añade más dramatismo al lugar. En total es más de un kilómetro de recorrido, con la cercanía constante de las estalactitas, las estalagmitas y el juego de las luces que resalta la fisonomía sobrenatural de esta obra de arte de la naturaleza.

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