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La cueva del Valporquero, un sinfín de formas geológicas en 7 espectaculares salas

Panorámica que ver en la Cueva de Valporquero

La cueva de Valporquero de Torío es un tesoro natural de la montaña central leonesa. Un sugerente espacio geológico junto al pueblo de Valporquero de Torío, en el municipio de Vegacervera, provincia de León. Cuenta con un recorrido adaptado para las visitas de 1.300 metros de longitud en el que ver las siete salas de las que se compone la cueva de Valporquero. Un conjunto de distintas formaciones geológicas sorprendentes originadas hace millones de años.

Historia de la cueva de Valporquero

Cueva de Valporquero
Cueva de Valporquero | Foto: Facebook Cueva de Valporquero

El origen de lo que ver en la Cueva de Valporquero hoy en día tiene su origen hace más de un millón de años. A 1.300 metros de altura, durante el Pleistoceno, las frías aguas del arroyo de Valporquero empezaron a colarse a través de los poros, fisuras y grietas de la roca caliza. Con ello disolvieron sus entrañas lenta y tenazmente. Finalmente se abrieron paso hacia el corazón de la montaña leonesa formando una maravilla subterránea. Dimensiones inesperadas y volúmenes descomunales van abriendo un sendero repleto de luces y sombras. Son miles las formaciones calizas que se suceden a lo largo de las salas visitables. El recorrido se extiende más de un kilómetro.

La Cueva de Valporquero tiene una estancia que se abrió al público general en el año 1966. Antes la Diputación de León realizó una ingente tarea de acondicionamiento e iluminación. Desde entonces, siempre acompañados de guías conocedores del medio, se ofrece la oportunidad de pasear por este inframundo. Los visitantes se adentran en la profundidad de la montaña y disfrutan de las más diversas formaciones calcáreas. El paisaje queda compuesto por estalactitas, estalagmitas, coladas y columnas. Todas juntas crean una verdadera Catedral subterránea. En el interior de las salas la humedad alcanza el 99% como consecuencia de la corriente subterránea y la temperatura media está en 7ºC. 

Recorrido por sus espectaculares salas

Cueva de Valporquero
Río en la Gran Rotonda | Foto: Emilio del Prado

La visita planteada por este espacio natural ronda los noventa minutos de duración en los cuales se recorren siete salas. En cada una de ellas el agua ha modelado el relieve calizo creando una sorprendente arquitectura. Las estalactitas y estalagmitas componen columnas fantásticas y cresterías de variados colores. Sus caprichosas formas se reflejan en los pequeños lagos. El impacto que crea lo que ver en Cueva de Valporquero se incrementa en primavera y otoño. El deshielo y las lluvias llenan el arroyo de Valporquero, creando una ensordecedora sinfonía con el fluir del agua en el interior del entramado. 

Boca de la cueva de Valporquero

Cueva de Valporquero
Boca de la Cueva | Foto: Cedida por Cueva de Valporquero

El comienzo del recorrido a la cueva de Valporquero ya augura el paisaje sobrecogedor que uno se encuentra en el interior de este mundo subterráneo. Así, la entrada a la cueva está ubicada a más de 1.300 metros de altitud. La visita adaptada para el público general transcurre en el piso superior, pues al inferior solo acceden expertos y expeleólogos.

Tras pasar el corto túnel de acceso que está excavado en la misma roca de la montaña, se llega a la Boca de la cueva, augurando las grandes dimensiones de la cueva. Por la Boca de la cueva discurren las aguas del arroyo de Valporquero, que acompañan al visitante al menos durante una parte de la visita. A continuación, todas las salas que se pueden disfrutar realizando este recorrido por lo profundo de la tierra.

Pequeñas Maravillas

Cueva de Valporquero
Antigua escalera de acceso a la sala de las Pequeñas Maravillas | Foto: Emilio del Prado

Tras pasar la Boca de la cueva se llega a la primera de las salas, la de Pequeñas Maravillas. Está precedida por un bonito lago iluminado artificialmente. En ella se aprecian formaciones a las que se han dado particulares nombre. Son las “Pequeñas Maravillas”, espeleotemas para los geólogos, como “El Órgano”, “La Torre de Pisa”, “Las Gemelas” o la “Virgen con el Niño”. Ubicadas al norte de la Gran Rotonda, estas estructuras toman su nombre de figuras a las que se parecen, aunque para ello hay que dar rienda suelta a la imaginación. 

Gran Rotonda

Cueva de Valporquero
Fantasma | Foto: César Acebal

La Gran Rotonda es la sala de mayores dimensiones, con más de 100.000 metros cúbicos de vacío subterráneo. Llaman la atención sus 5.600 metros cuadrados de superficie y casi inalcanzables 20 metros de altura. A medida que se llega al centro de la sala, los techos blanquecinos emergen tomando más altura.

Por su parte, las paredes se distancian formando una bóveda natural de más de veinte metros de altura. Esta se ve travesada por el arroyo de Valporquero. La Gran Cascada, blanca como la nieve, y el Fantasma son las figuras más características de esta sala. Como curiosidad, durante la temporada de lluvias queda atravesada por el cauce de un río cuyo sonido llega hasta la sala de las Hadas. 

Hadas

Cueva de Valporquero
Sala de las Hadas | Foto: Cedida por Cueva de Valporquero

Siguiendo con lo que ver en Cueva de Valporquero se alcanza la sala de las Hadas gracias a un camino que se crea paralelo al río hasta llegar a un pequeño mirador. En temporada de lluvias, hace gala de una hermosa cascada de 15 metros de altura que se pierde a través del Curso de Aguas, un piso inferior de la cueva que solo está reservado para los espeleólogos. 

Cementerio estalactítico

Cueva de Valporquero
Camino del Cementerio estalactítico | Foto: Emilio del Prado

Después toca disfrutar de la cuarta sala llamada Cementerio Estalactítico. El estado de esta sala se debe a una serie de sedimentos y desprendimientos que desembocaron en su taponamiento parcial. Su techo está colmado de penachos estalactíticos siguiendo el antiguo curso del río. El camino se abre paso a través de un suelo repleto de estalactitas caídas. Por otro lado, las estalagmitas del suelo asoman sin ningún patrón formando un inquietante Cementerio Estalactítico. La parte final de esta sala se estrecha, por lo que sirve de protección a la contigua denominada “Gran Vía”. 

Gran Vía

Cueva de Valporquero
Estalactitas en la cueva de Valporquero | César Acebal

Tras esto le llega el turno a la sala denominada Gran Vía, que a pesar de lo que su nombre indica posee una escasa anchura con solo ocho metros aunque sí cuenta con 40 metros de altura. Esta espectacular galería contiene estratos calizos que afloran verticales y estalactitas de varios metros. Así, se forma un estrecho pasillo de más de 200 metros de longitud. Al final de esta sala el terreno se hunde y encuentra un acceso al denominado Curso de Aguas. No obstante, la travesía está reservada para los espeleólogos que se atrevan a caminar entre galerías y cascadas, pues no está acondicionada para el público general. 

Columna solitaria

En el centro de la sala denominada Columna Solitaria se encuentra una esbelta y única columna que sorprende por sus grandes dimensiones. Esta columna se erige hasta el techo en el que se pierde entre cientos de agujas estalactíticas.

Maravillas

Cueva de Valporquero
Sala de las Maravillas | Foto: César Acebal

La zona conocida como las Maravillas es la más completa de todas, con mayor número de formaciones geológicas variadas. Un espacio en el que coexisten miles de puntiagudas estalactitas en una espectacular gama de colores. Incontables espeleotemas con un sinfín de formas repartidos por toda la cavidad. Este espacio está presidido por lago de las maravillas, un pequeño lago subterráneo. Se trata del final de la visita a la cueva de Valporquero, donde la belleza de las formas creadas por la naturaleza es, ante todo, asombrosa.

En el entorno de la cueva se ha acondicionado una zona de recreo infantil. Además hay un restaurante y merenderos agradables con sombras que se dispersan por las laderas de la montaña. De regreso a la aldea conviene desviarse hasta el mirador. Desde él se obtiene una panorámica magnífica de la montaña leonesa y el valle del Torío

Cómo visitar la cueva

Cueva de Valporquero
Pequeñas Maravillas | Foto: Emilio del Prado

Existen varias formas de visitar la cueva de Valporquero. Una de ellas es realizando el “recorrido normal“, donde la visita transcurre en las cinco primeras salas con una duración aproximada de una hora. Otra es desarrollando el “recorrido largo“, en el cual se visitan las siete salas con una duración de hasta hora y media. La última de las formas es haciendo el recorrido “Valporquero insólito“, reservada para grupos reducidos. Esta visita guiada incluye: la parte alta de la sala de las Pequeñas Maravillas, la zona baja de la sala de Maravillas, la galería de acceso al Curso de Aguas, el lago y el final de la cueva. La duración de esta visita se extiende hasta las dos horas y media.

Qué ver en Valporquero de Torío

Merece la pena adentrarse por las callejuelas de Valporquero de Torío, su caserío de piedra, teja y madera. Desde la aldea parten rutas de senderismo como la que que lleva al hayedo de Valporquero. Esta asciende hasta los pastizales sobre las hoces de Vegacervera. Las del río Torío a su paso por Felmín y Vegacervera son el principal atractivo de la zona. Además cuenta con un puente de origen romano y un paseo empedrado a orillas del río.

Coladilla, a 2 km, cuenta con una iglesia románica del siglo XII de interés. La cercana Matallana de Torío cuenta con el Santuario de Manzaneda. Este se construyó en el siglo XVIII sobre el monasterio de época medieval. Con esto termina el recorrido por lo que ver en Cueva de Valporquero.