En Illán de Vacas es imposible perderse porque las suyas son cuatro calles en el sentido más literal de la expresión. Pero no solo las calles, también sus habitantes se pueden contar con los dedos de una mano. Y aún sobrará alguno. En el ambiente de este pueblo reina esa calma que invita a vivir despacio, el silencio casi resulta doloroso y todo está envuelto en un cierto aire de abandono, el de aquellos que marcharon a la gran ciudad y no volvieron.
Un pueblo de récord que se niega a caer en el olvido
Illán de Vacas, en apariencia condenado a desaparecer, resiste. Lo hace gracias al empeño de las tres únicas almas que se niegan a dejar sus calles huérfanas para siempre. Porque son solo tres los vecinos censados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en este pueblo de la provincia de Toledo, en Castilla-La Mancha. Un singular récord que lo convierte en el municipio con menor número de habitantes de España.
Lo paradójico es que esa cifra ha puesto a Illán de Vacas en el mapa y ha dado visibilidad a un pueblo que antes se pasaba de largo sin fijar siquiera la vista en él. Incluso hay quien después de conocer esa curiosidad se ha aventurado a descubrir sus encantos porque, como tantos otros pueblos pequeños, también los tiene.
Su pequeña iglesia permanece cerrada hasta el día de la patrona, la Virgen de la Paz. Pero basta con echar un vistazo para darse cuenta de que tiene algo especial: una espadaña con dos ventanas, pero solo una campana. Casi un símbolo de este pueblo que ha perdido mucho, pero que no quiere desaparecer.
Frente al templo, esas cuatro calles desprovistas de asfalto, aunque vestidas con las fachadas blancas de las pocas casas que se mantienen en pie. Y detrás de ellas, una llanura infinita donde aún se cultiva el cereal. En definitiva, la de Illán de Vacas es una estampa bucólica y algo decadente, pero también hermosa a su manera.
La historia de Illán de Vacas
Para llegar a Illán de Vacas hay que viajar al corazón de la provincia de Toledo, a la comarca de Torrijos. Entre esos campos de cereales se yergue un pueblo que llegó a tener más de doscientos habitantes a mediados del siglo XIX.
Todo parece indicar que mucho más atrás en el tiempo aquí hubo un caserío árabe y ya en el siglo XVII se repobló el lugar con 37 familias. Pero la época más esplendorosa llegaría de la mano del ferrocarril en la segunda mitad del XIX. De hecho, Illán de Vacas contó incluso con estación de tren.
Pero, en apenas cien años, todo cambió. A lo largo del siglo XX la localidad perdió población y con ella escuela, tiendas y también apeadero ferroviario. Llegó a tener censado un único habitante en 2013. Ahora son tres y podrían ser más, pero la ausencia de un secretario ha estancado cualquier posibilidad de realizar trámites tan simples como un empadronamiento.
Illán de Vacas se enfrenta a un futuro incierto, pero sus tres habitantes, uno de ellos su alcalde, están empecinados en que no acabe convirtiéndose en un pueblo abandonado. Si esa visibilidad y esa fama que ha ganado gracias a ser el pueblo con menos habitantes censados de España sirve para que deje de serlo, bienvenidas sean. Al fin y al cabo, puede que aquí no haya farmacia, ni siquiera bar, pero sí una forma de ver la vida diferente. Y para no echar de menos el bullicio de una ciudad, Talavera de la Reina está a media hora y Toledo a 45 minutos.
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