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El pueblo más aislado y occidental de España

Sabinosa

Un racimo de casas blancas se asoma a la inmensidad del océano desde una escarpada ladera volcánica. Es una atalaya privilegiada, pero también solitaria, un lugar donde solo el viento parece atreverse a romper el silencio. Podría ser uno de esos pueblos que se esconden en el corazón de cualquiera de las Islas Canarias, pero este oculta un pequeño matiz que lo hace especial. Simplemente hay que fijarse en el mapa de España para darse cuenta de que hacia el oeste ya no hay tierra habitada.

Allí donde la civilización acaba

Para localizar ese lugar remoto hay que viajar a la isla canaria más alejada, más salvaje y enigmática: El Hierro. Su vertiente norte es una inmensa depresión en forma de anfiteatro que se abre al mar. Es ahí, en uno de los extremos de ese ese lugar bautizado como Valle del Golfo, donde se adivina el trazado urbano de Sabinosa.

Fachadas de un blanco inmaculado contrastan con un paisaje teñido de gris y de verde. El gris es el de los colosales acantilados que rodean Sabinosa. El verde pertenece a los bancales donde se cultiva la vid. Ese color es también el que ha dado vida y sabor a Sabinosa, un pueblo que mira al mar, pero que no ha vivido de él, sino del pastoreo y de la elaboración de un vino con personalidad propia.

Sabinosa, un pueblo con esencia herreña

Vista aérea de Sabinosa
Vista aérea de Sabinosa. | Shutterstock

Sabinosa es una especie de tesoro escondido, un lugar aislado como ningún otro, pintoresco y, sobre todo, auténtico. Tal vez por su singular localización ha conservado casi intacto el espíritu indómito de esta isla, sus tradiciones y su peculiar idiosincrasia. Punto de partida de algunas de las mejores rutas senderistas de El Hierro, merece la pena detenerse antes en él y dejarse seducir por su tranquilidad y la amabilidad de sus gentes.

Las calles de Sabinosa serpentean y se agarran a un terreno irregular. Estrechas y empinadas, ofrecen la mejor excusa para disfrutar de un relajado paseo en el que tal vez no esperan grandes monumentos, pero sí una encantadora muestra de la arquitectura típica herreña. Su pequeño tesoro es una recoleta iglesia parroquial levantada en el siglo XVIII. Fuera ya del casco urbano es posible toparse con construcciones bien diferentes que no son otras que antiguos lagares donde se pisaba la uva.

Sabinosa.
Sabinosa. | Shutterstock

Hay algo más, un elemento que sus habitantes defienden con auténtica fiereza y que es su folclore. De hecho, han convertido las danzas y la música tradicionales en instrumentos de reivindicación para poner en valor su cultura. Gracias a ese empeño han conseguido llevar muy lejos el nombre y la esencia de un pueblo remoto en el que apenas habitan 300 almas.

Qué ver cerca de Sabinosa

Sabinosa invita a recrearse en la calma y el silencio que la envuelve, a olvidarse del tiempo y a compartir charlas con sus gentes. Su entorno es de tal belleza que necesariamente hay que dedicar tiempo a descubrir sus encantos.

La Reserva Natural Integral de Mencafete

Junípero en El Hierro, cerca de Sabinosa
Junípero en El Hierro, cerca de Sabinosa. | Shutterstock

Forma parte del Parque Rural de Frontera al que pertenece Sabinosa. Esta reserva, poblada de bosques de laurisilva y de monteverde herreño, es un paraíso para los amantes de la naturaleza más salvaje. En su punto más elevado se descubre un lugar de apariencia fantasmagórica donde las sabinas crecen retorcidas de una forma casi grotesca por el viento.

Esos árboles emblemáticos de El Hierro serían magníficos si los vientos alisios les permitieran erigirse. No es así, puesto que los azotan con tanta fuerza que a sus troncos y ramas no les queda más remedio que doblegarse y arrastrarse por el suelo para sobrevivir. El resultado es uno de esos bosques encantados de aspecto tan singular como inquietante que protagoniza todo tipo de leyendas y es imagen icónica de la isla.

El Santuario de Nuestra Señora de los Reyes

Santuario de Nuestra Señora de los Reyes.
Santuario de Nuestra Señora de los Reyes. | Shutterstock

La patrona de la isla tiene su hogar muy cerca de Sabinosa, en una dehesa que sirve de antesala al sabinar y donde antiguamente se pastoreaba al ganado. Se trata de una construcción sencilla de mampostería encalada que cada cuatro años es escenario de una multitudinaria romería para trasladar la imagen desde el santuario a Valverde, la capital. Semejante devoción se debe a su fama de milagrera, ya que cuentan las leyendas que abasteció de agua a los herreños en las peores sequías de la isla.

El Pozo de la Salud

Pozo de la Salud.
Pozo de la Salud. | Shutterstock

El agua, o más bien la falta de esta, ha sido una constante en la historia de El Hierro, que ha sufrido prolongadas sequías. A principios del XVI, uno de esos episodios llevó a perforar un pozo muy cerca de Sabinosa. Brotó agua, un agua sulfurosa que no agradaba demasiado al paladar, pero de la que se descubrieron propiedades curativas. Alcanzó tal fama que incluso se llegó a embotellar. Hoy ese pozo es uno de los balnearios de España con mejores vistas.

Otras maravillas cerca de Sabinosa

Punta de Orchilla.
Punta de Orchilla. | Shutterstock

En medio de un paisaje dramático se alza el faro de la Punta de Orchilla, el más occidental y meridional de España. Se trata de un faro singular no solo por su localización, también por su historia, puesto que desde la antigüedad y hasta finales del siglo XIX por este lugar pasaba el Meridiano 0. Fue algo más tarde de que perdiera ese protagonismo en la cartografía mundial, en 1933, cuando se encendió un faro que alcanza 132 metros de altura.

Mucho más amable es la postal que ofrece la Playa de Arenas Blancas, la única de este color en toda la isla, porque lo que la cubre no es realmente arena, sino diminutos fragmentos de conchas de moluscos. Pequeña y salvaje, es una de las mejores playas canarias para desconectar, puesto que su complicado acceso hace que esté muy poco concurrida.

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