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El pueblo blanco conocido como el ‘pequeño Madrid’

El pueblo conocido como el ‘pequeño Madrid’

Que un pueblo presuma de esencia andalusí, reciba el apelativo de ‘pequeño Madrid’ y a la vez celebre por todo lo alto el Día de la Independencia de Estados Unidos puede parecer una verdadera incongruencia. Existe, sin embargo, un lugar donde estas tres circunstancias confluyen, para orgullo de sus habitantes. Esa localidad que ahora pasa casi desapercibida tuvo un pasado esplendoroso y para disfrutar de sus encantos hay que viajar al corazón de Málaga.

La singular historia del ‘pequeño Madrid’

El ‘pequeño Madrid’
El ‘pequeño Madrid’. | Shutterstock

La de este pueblo es una historia singular, pero refleja una parte misma de lo que fue y de lo que es España. Por un lado, un país de gentes que iniciaron la aventura americana en busca de fama y fortuna, pero que nunca olvidaron sus orígenes. Por otro, una España de localidades que, sin importar su tamaño, guardan con devoción el recuerdo de sus hijos más ilustres.

Viajamos al corazón de la Axarquía, una comarca malagueña de terrenos abruptos y pueblos que son un laberinto de callejuelas escalonadas y fachadas blancas. Allí, al abrigo de un conjunto de colinas, se descubre Macharaviaya. Es una localidad modesta, pero con un pasado de prosperidad que todavía se respira en muchos de sus rincones. Ese pasado lleva el nombre de una ilustre familia: la de los Gálvez.

La familia Gálvez y Macharaviaya

Calle en Macharaviaya
Calle en Macharaviaya. | Shutterstock

Pocos pueblos pueden presumir de haber sido cuna de una saga familiar cuyos miembros protagonizaron episodios gloriosos en tierras muy lejanas. Macharaviaya es uno de ellos, pero hay que viajar al siglo XVIII para conocer a los hermanos Gálvez y para entender con ello por qué a esta localidad se la conoció en aquella época como el ‘pequeño Madrid’.

Los hermanos eran de origen hidalgo y carecían de título nobiliario, pero la mentalidad aperturista de la Ilustración les permitió prosperar. Matías fue virrey de Nueva España, José ostentó el cargo de Ministro de Indias con Carlos III, Miguel fue embajador en Rusia en la corte de Catalina la Grande y Antonio fue el responsable de la fundación del Departamento Marítimo de Cádiz. Todos tuvieron un papel más que destacado en la España del momento, pero fue Bernardo, el hijo de Matías, quien dejó una huella más profunda en la historia.

Estatua de Bernardo de Gálvez en Macharaviaya
Estatua de Bernardo de Gálvez en Macharaviaya. | Shutterstock

Bernardo de Gálvez y Madrid se inició pronto en la carrera militar y de la mano de su tío José llegó al continente americano. Allí fue gobernador de Luisiana y colaboró con las colonias en su lucha contra el Imperio británico. Una de sus hazañas, la conquista de Pensacola, marcó un punto de inflexión en la guerra de Independencia de los Estados Unidos a favor de los rebeldes.

Ese es el motivo de que Bernardo de Gálvez recibiera el título de ciudadano honorífico de Estados Unidos, de que Macharaviaya esté hermanda con Pensacola y de que en su localidad natal se celebre por todo lo alto el 4 de julio con una recreación histórica de sus hazañas.

La gloria del ‘pequeño Madrid’

Fuente en Macharaviaya, el ‘pequeño Madrid’
Fuente en Macharaviaya, el ‘pequeño Madrid’. | Shutterstock

A pesar de su éxito en tierras lejanas, los Gálvez nunca olvidaron a ese pequeño pueblo malagueño que los vio nacer. Ni sus responsabilidades ni su prestigio fueron obstáculos para que invirtieran él parte de su trabajo, de sus ambiciones y de su dinero.

Ese empedrado que todavía se puede pisar en sus calles lo financiaron los Gálvez, y también llevaron al municipio el agua corriente y reconstruyeron la Iglesia de San Jacinto, uno de sus pequeños tesoros. Su aportación no quedó ahí porque, además, contribuyeron a la fundación del Banco Agrícola y la Real Fábrica de Naipes, que tuvo el monopolio de la fabricación y venta de cartas de juego en América.

Casas adosadas a la Iglesia de San Jacinto
Casas adosadas a la Iglesia de San Jacinto. | Shutterstock

La familia aún hizo una destacada aportación más: la Escuela de Primeras Letras. Fue la primera escuela pública y gratuita de España. Era, además, una escuela adelantada en muchos aspectos. Prohibía los castigos, incentivaba a los estudiantes más avanzados y era mixta, aunque niños y niñas no compartían aulas ni materias.

Así, de la mano de los Gálvez, aquella pequeña localidad malagueña prosperó y se desarrolló como ninguna otra en kilómetros a la redonda. A finales del XVIII era conocida como el ‘pequeño Madrid’, aunque la gloria no duró mucho. En las décadas posteriores Macharaviaya vivió periodos difíciles tras el cierre de la fábrica de cartas y una epidemia de filoxera que acabó con sus viñedos.

Qué ver en Macharaviaya

El paisaje de Macharaviaya
El paisaje de Macharaviaya. | Shutterstock

Los avatares de la historia quisieron que Macharaviaya adquiriera renombre y riquezas, también que las perdiera. Lo que no se diluyó es el embrujo que solo tienen los pueblos blancos de Andalucía ni la memoria de esa familia que llevó su nombre por medio mundo. De aquel ‘pequeño Madrid’ quedan las calles empedradas, las fuentes y una fastuosa cripta bajo su iglesia parroquial en la que reposan algunos de sus miembros.

Y no es todo, porque en el paseo por Macharaviaya se descubren algunas placas conmemorativas, un pequeño museo y un templete en honor a tan queridos ancestros. Aún hay que buscar otro lugar especial, la casa natal de otro ilustre personaje, aunque en este caso de las letras. Ese personaje es Salvador Rueda, poeta considerado el precursor español del modernismo y al que la localidad rinde también justo homenaje.

No hay que olvidar la comarca en la que se encuentra Macharaviaya. La Axarquía es una comarca donde mar y montaña casi se tocan, en la que se descubren parques naturales maravillosos, acantilados, cuevas fantásticas y localidades con tanto encanto como Frigiliana, Vélez-Málaga o Nerja.

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